Entrevista: Sergio Aguiar Castellano, Cronista Oficial de Guía y Archivero Municipal: “El patrimonio documental sigue de la mano de Dios”, por Amado Moreno

Amado Moreno Junio 29, 2025

SERGIO AGUIAR C 1 1Sergio Aguiar

“Hay archivos públicos completamente abandonados, y otros han desaparecido”

 

“Un cronista no está para adornar la historia sino para contarla tal y como sucedió”

 

“El canónigo Gordillo es un guiense singular tras ser testigo y actor en las Cortes de Cádiz”

 

“Por escribir en 1975 que Guía era un sepulcro sin cadáver, estigmatizaron a Néstor Álamo”

Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de La Laguna, Sergio Aguiar Castellano (Guía de Gran Canaria, 1966) es Especialista Universitario en Archivística, en Análisis y Sistemas de Gestión Documental, entre otros títulos académicos. Días atrás se oficializó públicamente su designación como cronista oficial guiense, responsabilidad simultánea que ya ejerce con la de Archivero Municipal. Lamenta que una sociedad, en general dominada hoy por la codicia, dificulte la aparición de próceres canarios como los surgidos durante los siglos XIX y XX en el municipio norteño.

En la reciente presentación como cronista de su municipio afirmó ante el auditorio guiense que su función “no está para pompa y circunstancia”. Al contrario, que está para narrar los acontecimientos y personajes del pasado, con rigor, con certezas y ausencia de florituras, apoyándose estrictamente en fuentes documentales. ¿Es un toque de atención a desviaciones actuales en estilo, forma y fondo, de otros profesionales del gremio?

Efectivamente eso es lo que opino. Un cronista no está para adornar la historia; está para contarla tal y como sucedió, sin ambages y circunloquios. No caben sutilezas que sólo responden a conceptos faltos de verdad o exactitud. Los acontecimientos, para lo bueno o para lo malo, deben ser narrados con veracidad. Hay que descartar elucubraciones, es decir, elaborar una divagación complicada con apariencia de profundidad. Desgraciadamente sucede cada vez más en todos los ámbitos, simplemente por agradar en la mayoría de los casos al poder político de turno y crear una idea falsa de supuesta grandeza histórica.

-Sus variadas publicaciones, hasta ahora centradas en hechos y figuras del ámbito local, insuficientemente conocidos por las nuevas generaciones, parecen alinearse con la microhistoria, disciplina por la que no disimula predilección. ¿Es importante la fórmula para desempeñarse en su nueva tarea?

Es que no hay otra manera. Desde el ámbito local sólo se puede hacer microhistoria. Esta constituye una rama de la historia social que analiza cualquier acontecimiento, figuras o sucesos del pasado, centrándose en la vida cotidiana de ciudadanos comunes, miembros de la sociedad no privilegiada. Es un enfoque historiográfico basado en el estudio de los individuos y las prácticas de la cultura popular, a menudo desde la perspectiva de pequeñas comunidades o grupos sociales. Por eso la microhistoria ha contribuido a cuestionar la visión tradicional de la historia como un relato exclusivamente de lo grandioso, de las grandes estructuras y movimientos históricos. Se trata de una historia cercana al concepto de intrahistoria de Miguel de Unamuno. El italiano Carlos Ginzburg, uno de los micro-historiadores más destacados, ha enfatizado en la importancia de la narrativa en la reconstrucción del pasado utilizando una prosa atractiva y envolvente para presentar las historias que investiga. Creo que los cronistas debemos emular en ese sentido al gran historiador italiano.

SERGOI AGUIAR 1 Sergio Aguiar, junto al busto de Luján Pérez en Guía/ANA ROSAS MOLINA

-¿Percibe que las instituciones no valoran la labor investigadora y divulgativa de los cronistas oficiales?

Tengo la sensación de que le da igual a la mayoría. La clase política en general presta atención a otra cosa. Hoy permanece más atenta a salir en la foto y en las redes sociales que a preocuparse por el patrimonio documental, por ejemplo. Hay archivos públicos completamente abandonados. Hace muchas décadas que el patrimonio documental sigue de la mano de Dios, principalmente en los ayuntamientos de Canarias. Pero al mismo tiempo, los responsables públicos de ese lamentable estado se llenan la boca con lo de «nuestra canariedad y gran historia». En el ámbito privado sucede más de lo mismo. Han desaparecido archivos de una importancia histórica, como los del «Heredamiento de Aguas del Palmital» en el norte de Gran Canaria. El panorama es muy triste. No obstante, es justo reconocer que hay algunos ayuntamientos e instituciones que se preocupan, pero son los menos.

-¿El estado del archivo municipal guiense es una excepción positiva?

Afortunadamente tiene unas instalaciones decentes, tanto para el archivo como para la biblioteca municipal.

-Sostiene que el gran momento solemne y trascendental en los últimos trescientos años de la historia de Guía de Gran Canaria es “cuando sus hombres y mujeres, en un instante crítico de sus vidas, prometen en 1811 a la Virgen celebrar anualmente la que hoy es conocida como Fiesta de la Rama en las Marías guiense”. Sorprende que su escepticismo religioso no le impida valorar la dimensión de la fe católica en este compromiso popular

Una cosa no quita la otra. Por definición, lo solemne es lo formal, grave, que viene acompañado de circunstancias importantes y críticas. En 1811 el campesinado, gran parte de la población, se vio sacudido primero por una tremenda epidemia de fiebre amarilla, y luego por una excepcional plaga de cigarras que arrasaba los campos de Gran Canaria. Hay una combinación insólita que estremece a la sociedad del momento: muerte por la epidemia, y hambre por la escasez de alimentos. Una realidad terrible y turbadora que altera a toda la sociedad y que sólo ve una salida encomendándose a lo divino. Evidentemente, para entenderlo, hay que situarse en el contexto social y religioso de esos años. Muerte y hambre, indudablemente representa un instante de lo más solemne.

SERGOI AGUIAR 2 Sergio Aguiar, durante la entrevista en Guía/ANA ROSAS MOLINA

-Independizada de Gáldar en 1526, la ciudad de Guía ha sido cuna de gente que trascendió los límites de su municipio. Por ejemplo, el canónigo Pedro Gordillo Ramos, que murió en La Habana, después de ser diputado liberal, presidente de las Cortes de Cádiz y uno de los redactores de la Carta Magna de 1812. ¿Es quizás la figura más sobresaliente?

Cada personaje tiene sus características y dimensión. En el caso del canónigo Gordillo rebasa efectivamente el contorno local. Se trata de una celebridad extraordinaria y controvertida a la vez. Su participación en las Cortes de Cádiz le convierte en actor y testigo de una etapa fundamental en la historia de España. Ser testigo directo e intervenir activamente en la llegada del constitucionalismo a España hacen que Gordillo resulte un guiense singular.

-¿Queda pendiente por investigar algo acerca de otro hijo ilustre como Luján Pérez?

Don Pedro González Sosa es el gran biógrafo de Luján. Abordó innumerables estudios sobre la vida y obra del escultor. Fue el valedor y divulgador de este artista nacido en Guía. Pese a los numerosos estudios ya publicados, siempre hay aristas en la vida de estos grandes de la historia que están por descubrir. A don Pedro siempre le sorprendió la ausencia de datos respecto al lugar donde fue enterrado Luján Pérez. Por mucho que investigó, nunca lo supo. Quizás algún día se consiga averiguar.

-¿Hay paralelismo entre la leyenda negra que atribuía a Benito Pérez Galdós un desdén por su origen canario, y la de Néstor Álamo similar con Guía, por ser crítico con iniciativas públicas en su ciudad natal, y acabar sepultado en la capital, de acuerdo con su voluntad, y no en el cementerio de La Atalaya de Guía como sería su deseo inicial?

Tengo claro que las dos leyendas son falsas. Hay un estudio de don Manuel González Sosa, gran poeta de Guía. Demuestra, en cuanto a Galdós, todo lo contrario de lo que se afirmaba falsamente. Tal leyenda era alimentada por elementos conservadores canarios debido al anticlericalismo de Galdós. Y en relación a Néstor Álamo hay un dato curioso: solicitó al ayuntamiento de Guía comprar un trozo de terreno en el cementerio de La Atalaya para ser enterrado. Leyendo con atención sus artículos periodísticos sobre Guía, comprobamos que Néstor conservaba un profundo afecto por su ciudad natal, a la que denominaba «Tamara» muchas veces.

La cuestión es que, como ocurre con muchos personajes de genio y figura, mostraba carácter y no se plegó a un sector político y social de Guía. La gran polémica surgió tras firmar un artículo en «Diario de Las Palmas» el 8 de noviembre de 1975, calificando a Guía en aquella etapa como «un sepulcro sin cadáver». Su apreciación era, sin duda, una metáfora de cómo veía la situación del municipio en aquellos momentos, y, ¡claro!, sentó muy mal en Guía, tanto en la clase política como en los corros culturetas de la época. A partir de ahí fue estigmatizado y denostado por ese círculo, bastante mediocre y anodino ciertamente. Sin embargo, en 1983 la ciudad le rindió un homenaje durante las fiestas de la Virgen de Guía.

-El filólogo Miguel Santiago Rodríguez, el poeta Rafael Bento, y el banquero Luis Suárez Galbán (primer director del Banco Nacional de Cuba) se suman a la lista de guienses que hicieron historia en sus especialidades. ¿Qué subraya del legado del primero?

Son tres hombres que superan la dimensión local y desarrollan mucho más allá un papel sobresaliente en cada una de sus facetas. A Miguel Santiago, padre honorífico de todas las bibliotecas y archivos de Canarias, lo considero un «monstruo», entendiendo esta acepción como definitoria de la persona que, en cualquier actividad, excede en mucho las cualidades y aptitudes comunes. Si bien estudió Filosofía y Letras, se especializó en Filología, y fue un extraordinario historiador, recopilador de datos de Canarias. Discípulo de Ramón Menéndez Pidal, sería un hombre generoso que aportaba sus análisis y datos a otros investigadores, sin esperar nada a cambio.

-¿Rafael Bento?

Un personaje sobre el que todavía restan aspectos por explorar. Pese a conocerse algunas facetas de su vida y obra, existen lagunas en su corta existencia, pues falleció con 49 años.

-¿Y Luis Suárez Galbán?

Desde su Guía natal emigró a Cuba, donde se convirtió en un prócer, a finales del siglo XIX y principios del XX, donde gozó de enorme reconocimiento. Con donaciones ayudó a que su ciudad de origen tuviera el primer servicio de agua de abasto público en 1910, cuando la visitó por última vez, falleciendo siete años más tarde en New York, en la que mantenía sus oficinas comerciales, concretamente en la famosa Quinta Avenida. A modo de resumen, añadiría que los tres citados, además de Luján Pérez y el canónigo Gordillo, fueron grandes bienhechores de Guía. Cada uno a su manera tuvo un comportamiento benefactor y protector para su tierra de nacimiento. Hoy, en una sociedad en la que impera la codicia, se echa de menos este tipo de personalidades.

*Publicado en La Provincia el 22 de junio de 2025.

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Modificado por última vez en Domingo, 29 Junio 2025 09:22