El Tagoror de el Gallego: Vídeo de 'Guía se Respeta'

EL TAGOROR DE EL GALLEGO

Existe en el Noroeste de Gran Canaria un yacimiento arqueológico prehispánico que, a pesar de estar incluido dentro de los Bienes de Interés Cultural desde julio de 1993, apenas es conocido

Tal es así que para el presente trabajo hubo que recurrir a una amplia bibliografía de la que costó mucho extraer datos de las fuentes consultadas. Esta curiosidad de nuestra prehistoria a la que se le dedica la presente actividad es el conocido como Tagoror del Gallego.

Se entiende como Tagoror al lugar de reunión de los antiguos habitantes de las Islas Canarias. En él, se reunían el guanarteme, sus guayres o consejeros y una nutrida representación del pueblo para tratar asuntos de interés político, económico, social y jurídico.

El Tagoror se encuentra ubicado en la cima de la conocida como Montaña de El Gallego que cuenta en su vertiente oriental con el conocidísimo Cenobio de Valerón. Conviene aclarar que para contextualizar el Tagoror es fundamental relacionarlo con este emplazamiento arqueológico.

EL CENOBIO DE VALERÓN

El Cenobio cuenta con más de 300 cuevas labradas en la toba volcánica que atraviesa un abrupto barranco, pero ¿por qué se construyó ese gran complejo aborigen en un lugar de tan difícil acceso? Las primeras hipótesis de su origen se encuentran en los estudios realizados en 1739 por Pedro Agustín del Castillo, en los que enuncia que el lugar se empleaba como emplazamiento para mantener a las jóvenes harimaguadas de la zona fuera del alcance de la vista de la población hasta que llegase el momento de contraer matrimonio. Dado el carácter de retiro de estas jóvenes con la idea de convento (que encuentra su origen etimológico en el latín <<coenobĭum>> y el griego <<κοινοβιον>> cuyo significado es vida en común), así como la zona en la que se encontraba que posteriormente pasaría a ser propiedad del conquistador Martín de Valerón, el yacimiento se conocería como Cenobio de Valerón.

No se han encontrado vestigios que prueben esta hipótesis, por lo que se considera que la misma es fruto de una visión romántica de la historia.

Aunque ahora refutada, esta idea se mantuvo hasta que en 1827 diese una vuelta de 180 grados. Fue en esta fecha y hasta el año 1943 que el emplazamiento fue visitado por numerosos arqueólogos entre los que destacan los nombres de Sabino Berthelot, Millares Torres o Sebastián Jiménez Sánchez. Ellos fueron los encargados de descubrir diversos vestigios como vasijas, huesos, pintaderas y restos alimenticios de grano que dieron un vuelco a la interpretación acerca de cuál sería la razón de ser de estas cuevas.

Con tantos elementos tangibles, la nueva explicación sería mucho más prosaica que la de las harimaguadas, pero también más verosímil. Puesto que la capital del guanartemato de Ágaldar se encontraba a escasos kilómetros de este ejemplar arqueológico, así como lo complicado que tenía que ser el acceso al mismo, fue creciendo la idea la idea de que, muy posiblemente las cuevas fueran excavadas allí para que pudieran guardarse en lugar seguro ingentes cantidades de granos del excedente de producción como reserva para que la población pudiese alimentarse en caso de que llegara alguna circunstancia adversa.

EL TAGOROR

Una vez se tiene clara la función de silo o granero del citado conjunto de cuevas, es cuando va cobrando sentido la existencia del Tagoror.

En la cima de la montaña, aunque con orientación hacia el occidente, pueden observarse algunos asientos labrados de forma rudimentaria en la toba volcánica destacando de entre ellos el asiento central. Se sabe que este lugar era conocido en el siglo XIX y parte del siglo XX como “Los sientos de los canarios” (por asientos). Ante ellos se encuentra una explanada de origen claramente artificial.

Ya que los asientos se encuentran próximos a los graneros no es de extrañar que, tanto gobernantes como el resto de la población, subiesen periódicamente a la cima de la montaña para deliberar sobre asuntos variados de interés colectivo. Estas reuniones del guanarteme y sus guayres con el pueblo eran conocidas como sábor.

Además de estar acomodados hacia el Poniente, a resguardo de los vientos alisios, desde este privilegiado enclave pueden observarse una amplia panorámica de la zona norte de la isla. Por lo tanto, es lugar idóneo para tratar el tema que pudieran surgir, de modo que una simple mirada desde allí hacía cualquiera de los puntos cardinales serviría de inspiración para ser incluido en los temas a tratar.

EL TOPÓNIMO DE LA MONTAÑA

Está generalizada la idea de que este promontorio le había llegado en herencia a un tal Gonzalo Gallego en el comienzo del siglo XVI. Según este razonamiento, la montaña sería reconocida como de “El Gallego”, y en consecuencia el Tagoror tomaría el patronímico de este personaje.

No obstante, el desaparecido arqueólogo galdense Celso Martín de Guzmán, allá por 1978, deba otra explicación: “El Gallego” sería una deformación fonética de “El Tágoror”, término que evolucionaría con el tiempo en “El Gálloror”, “El Gállego” y más tarde “El Gallego”.

Polémicas en cuanto al origen de su denominación aparte, el caso es que ahora es conocido como el Tagoror del Gallego. Así es como aparece escrito en el orden oficial de 2 de julio de 1993 según el cual es declarado Bien de Interés Cultural.

SITUACIÓN ACTUAL

Es una realidad que esta curiosidad de nuestra prehistoria es conocida desde tiempo inmemorial.

Sin embargo, su estado en la actualidad se encuentra en un lamentable estado de abandono por parte de las administraciones públicas que están obligadas a su protección y divulgación.

En Guía de Gran Canaria a 21 de marzo de 2021.