El Levante parecía el local y el Atlético el visitante

IUSPORT Febrero 17, 2022

Envuelto en un estado de angustia y ansiedad, el Atlético dio alas al rival, también asombrado por las facilidades del enemigo

Ni siquiera el Levante, colista de la categoría, a trece puntos de la salvación y con un sólo partido ganado en el curso antes de visitar el Wanda permitió al Atlético salir de la zozobra en la que se encuentra atrapado esta temporada, ante la sorpresa general del hincha, que comienza a irritarse.

Porque el equipo de Simeone, que rescató a última al uruguayo José María Giménez, recién salido del COVID y sin haberse entrenado con el grupo, volvió a tirar por la borda un partido en teoría asequible. Nadie entendió cómo salió el once del "Cholo" al césped. Los rojiblancos no ofrecieron nada. Ni juego, ni dominio, ni presión, ni control de la situación. El Levante parecía el local y el Atlético el visitante.

Transcurrieron los minutos sin nada que rescatar. Oblak sacaba en largo. Rifaba los balones y el Levante se los llevaba. El equipo del italiano Alessio Lisci ahogó al de Simeone en los primeros 45 minutos. Pudo marcar Roger, de cabeza, y poco después Jorge de Frutos, sólo delante de Oblak, tras un fallo garrafal de Giménez, que desbarató el cancerbero esloveno, mientras el Atlético no sabía qué hacer.

Envuelto en un estado de angustia y ansiedad, el Atlético dio alas al rival, también asombrado por las facilidades del enemigo. Al descanso se llegó con los 40.000 aficionados del Wanda mosqueados, a la vez que esperanzados en que la situación cambiase en el segundo acto.

Pero el Atlético pagó su desgana inicial. En el minuto 54, Melero anotó el 0-1 poniendo justicia en el marcador y agotando la paciencia de la grada, que ahora sí silbó al unísono a los suyos. Fue el castigo al desastre de la primera mitad. Posiblemente la peor del curso.

Un penalti por manos de Duarte que fue invalidado por el VAR poco después pareció devolver la ilusión. Era tarde. El Atlético estaba otra vez atrapado en una montaña rusa. En la desazón, en el desasosiego. El Levante (50 goles encajados en la temporada) estaba logrando no asumir ninguno por primera vez en todas sus visitas y el tiempo pasaba a velocidad de vértigo para los locales.

En el minuto 65 llegaron los primeros cambios de Simeone. Joao Felix por De Paul, Luis Suárez por Cunha y Vrsaljko por Koke. Nada cambió. Todo fue a peor. Incluso, Giménez, que jugó mal en su regreso, se encaró con el público, ya muy enfadado. Le instó a callar.

El Metropolitano vivía ya una situación desconocida. El equipo desnortado y la afición dividida. Hasta el final, la desesperación cundió. El Atlético perdió contra el colista. El Levante fue mejor y mereció ganar. Los de Simeone tocaron fondo. Del punto de inflexión tras la victoria ante el Getafe a tocar suelo. El Wanda encara una coyuntura desconocida. El gol anulado a última hora y el larguero del Levante ya no importaban. El Atlético atraviesa una profunda depresión.

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