
La popular y veterana emisora de radio "Radio faro del Noroeste" sigue su proyección hacia una mayor ampliación de su cobertura.
Foto: Amado Moreno junto a Roberto Moreno, posando delante de dos de los retratos expuestos en el rectorado de la Universidad de Las Palmas
Cuelga en el rectorado del centro más de sesenta retratos de personas isleñas, colmados de luz y colores
Su exposición de más de sesenta retratos de personas de la sociedad grancanaria, conocidas su mayoría por su función pública, ofrece “la pintura no como objeto de contemplación, sino como objeto de la acción personal”
La muestra artística del científico Roberto Moreno (Gáldar, septiembre 1939) en el rectorado de la universidad de la capital grancanaria, inaugurada al comienzo del presente mes de febrero, camina hacia su última semana para ser clausurada el próximo viernes. El cierre se producirá un día después de que la visiten los miembros de la comunidad científica internacional que se reúnen en el Museo Elder a partir del lunes para la cita de Eurocast (Congreso Internacional sobre Teoría de Sistemas y Computadores), un evento impulsado también desde hace décadas por el inquieto investigador, Premio Canarias de Investigación 1985.
Su exposición de más de sesenta retratos de personas de la sociedad grancanaria, conocidas su mayoría por su función pública, ofrece “la pintura no como objeto de contemplación, sino como objeto de la acción personal”, en opinión de Lluís Serra, rector de la ULPG. Valora que Roberto Moreno “con paciencia y mano de orfebre ha sido capaz de reflejar no solo los rostros de muchos de quienes compartimos con él esta santa casa (la Universidad), sino también sus almas. Sus retratos nos ofrecen al trasluz un acercamiento a la psicología del retratado”.
La muestra, que se extiende a través de las salas Lola Massieu, Juan Hidalgo y Clara Muñoz de la sede rectoral, destaca por su luminosidad y colorido, además de la percepción singular del autor, inquieto creativo sin pretensión de deformar la imagen del sujeto artístico para alcanzar el logro expresivo que persigue, centrándose especialmente en ojos y rostros. Con humildad pero también con rotundidad, Roberto Moreno confiesa abiertamente que es un autodidacta en materia artística, formado día a día en el “autoaprendizaje”. Una tenacidad y disciplina que lejos de empujarlo a la imitación o copias, estimulan más su afán creativo y al que nunca renuncia cuando emprende sus retratos, o cuando afronta otros objetivos con su pintura.
Orillada por un momento su pasión por la ciencia y tarea investigadora en su otoño vital , Roberto Moreno explica esta manifestación artística con la que ha sorprendido a propios y extraños, declarando que “el arte universal es una vía de comunicación simbólica de alto nivel entre humanos, que no necesita intérpretes”. Este y otros mensajes dispares se deslizan en algunas de las obras expuestas al público para poner de relieve también el pensamiento o filosofía del propio autor. “Una mujer bien vestida, a pesar de que su bolso está dolorosamente vacío, puede conquistar el mundo” reza en otro retrato y lienzo de una joven.
Javier Cabrera, comisario de la muestra, apunta que se hace cada vez más evidente en el arte que brinda esta vez Roberto Moreno “una alusión al Bosco”, aunque en buena parte será la pintura contemporánea la que se traiga al contexto de muchas de sus piezas, para seguidamente considerar que hay igualmente pruebas “que abarcan desde el guiño al Expresionismo (…) al tiempo que fondos de composición traídos del neoplasticismo”.
Acreditado todo lo anterior, cabe concluir que la explosión artística no impide tampoco en este caso a Roberto Moreno aprovechar un resquicio para reiterar su fervor por la investigación y su interés por la pintura. Sentencia con breve texto en inglés junto a la figura femenina de uno de sus retratos que “cuando la religión, la superstición y el esoterismo se desvanecen, la ciencia y el arte son las opciones”.
*Publicado en La Provincia el 24 de febrero de 2024
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Foto: Olarte, durante un desayuno con los periodistas Teresa Cárdenes, Amado Moreno y Rafael González Morera en los años 80 del pasado siglo XX/LP-DLP
No faltan detractores para reconocerle los atributos que explicarían su dilatada trayectoria y sus logros
Los electores acabaron dándole la espalda, de la misma manera que antes lo habían hecho con Adolfo Suárez su eterno icono político
El apagón definitivo de la carrera de Lorenzo Olarte en los últimos años no se corresponde en absoluto con el fulgor con que surgiría e impregnó la política canaria durante décadas. Desde el periodo del tardofranquismo de los años 70 del pasado siglo, tras alcanzar la presidencia del Cabildo de Gran Canaria, ejercer como procurador en las Cortes, diputado nacional, parlamentario regional y presidente del Gobierno de Canarias. Su fallecimiento durante el primer fin de semana del recién estrenado febrero de este año 2024 invita a evocar los momentos estelares de su carrera en el servicio público. También su ocaso casi definitivo.
No faltan detractores para reconocerle los atributos que explicarían su dilatada trayectoria y sus logros: espíritu indomable, ambición y coraje de animal político. Distinto a político animal. Espíritu, ambición y coraje irían decayendo visiblemente con el paso de los últimos años y al fracasar todos sus esfuerzos e intentos de adaptación a una nueva realidad social y generacional.
Los electores acabaron dándole la espalda, de la misma manera que antes lo habían hecho con Adolfo Suárez su eterno icono político. Dotado éste de una intuición excepcional que le adjudicaban todos sus adversarios, y de acuerdo con Torcuato Fernández Miranda, presidente de las Cortes con la Monarquía, encomendó a Olarte una de las ponencias clave de la reforma política que propició el “harakiri” del hemiciclo franquista para convocar meses después las primeras elecciones generales en 1977, dos años más tarde de la muerte de Franco.
“De entrada había predisposición a que saliera bien, Suárez estaba acojonado, perdido… Y Torcuato también, aunque era un hombre que no exhibía sus emociones”, declaró Olarte en cierta ocasión, una vez desaparecidos los citados, y de los que conservaba inmejorable concepto.
El final agridulce de su recorrido político no debe empañar sus logros, ni olvidar que en el pasado animó proyectos de progreso para Canarias, pese a otras decisiones o actuaciones que cabría juzgar poco acertadas.
Una de las primeras iniciativas sobresalientes que puso en práctica como presidente del Cabildo de Gran Canaria fue un Plan Cultural. Colocó al frente del mismo a Agustín Millares Carlo, profesor al que rescató de su exilio en Venezuela, donde estaba desde 1959, después de dos décadas en México. Con anterioridad, Millares había viajado en 1924 con una aureola de prestigio a Argentina para sustituir a Américo Castro en la dirección del Instituto de Filología. Volvió a Madrid y selló su compromiso con la República, convirtiéndose en amigo personal de su paisano Juan Negrín y a la vez de Manuel Azaña.
Como coordinador del denominado Plan Cultural para las Canarias orientales, cancelado en 1978, el eminente profesor, que contó siempre con el aliento de Olarte y su equipo, diseñó nueve comisiones: Archivos y Bibliotecas, Historia, Investigaciones científicas, Literatura, Música, Teatro, Plástica, Cinematografía y Medios de Comunicación. Vieron la luz monografías y ediciones de Caballero Mujica, Guimerá Peraza, León y Castillo, Lobo Cabrera, Torres Santana y Leopoldo de la Rosa, entre otros. Superada esta etapa, en 1979 se involucró con el mismo Cabildo grancanario para confeccionar “El registro bibliográfico de los Archivos del Archipiélago” y un “Estudio directo de los Archivos de las Canarias Orientales”.
En materia de Educación, Olarte, siendo ya asesor en Madrid del presidente Adolfo Suárez, mostró de nuevo lucidez y reflejos, además de su influencia en el Gobierno correspondiente de la época, para seducir y trasladar a Las Palmas al entonces joven científico canario Roberto Moreno (28 años). Brillante alumno y profesor en el Instituto Tecnológico de Massachusetts previamente, en el momento de la llamada de Olarte se desempeñaba como catedrático de Electromagnetismo (Inteligencia Artificial y Electrónica) en la Facultad de Ciencias Físicas de la Universidad de Zaragoza, de la que era igualmente vicerrector. El “galáctico” docente, natural de Gáldar, afrontó y ejecutó con creces el doble reto que le plantearon: robustecer la Escuela de Ingeniería, ampliando cursos y acabar con determinadas incertidumbres de futuro, sin dejar de asumir la dirección del Colegio Universitario de Las Palmas con todas sus consecuencias y expectativas, una responsabilidad, la última, que había sido menospreciada por el claustro de la Universidad de La Laguna, de la que dependía académicamente.
Los desvelos del político grancanario como presidente cabildicio se extendieron a otras actividades como la de la Pesca, en respuesta a la inquietud que se había adueñado del sector a raíz del abandono del Sahara por España. Articuló e impulsó una Red Insular de Refugios Pesqueros para la flota artesanal en diversos puntos del litoral insular, semilla que ya había sembrado Juan Pulido Castro, su predecesor en la Corporación grancanaria.
Dos hitos históricos marcaron el paso fugaz de Olarte por la presidencia del Gobierno regional: el logro de una Universidad plena para Las Palmas, después de una ardua lucha que polarizó el viejo pleito insular con la universidad de La Laguna, y la homologación salarial del profesorado canario, una vieja reivindicación que ningún gobierno anterior se había atrevido a enfrentar y resolver.
En el envite universitario Olarte se jugó el cargo de presidente con el riesgo de una grave crisis de gobierno, por la probabilidad de un “cisma” entre los grupos parlamentarios que lo apoyaban. Salvó los muebles y salió adelante su propuesta gracias al voto favorable de sus leales y de los socialistas con otros grupos de izquierda. También requirió de una artimaña política con la complicidad del diputado grancanario Luis Hernández como consejero accidental de Educación, sustituto momentáneo del titular Fernández Caldas, alineado con el rechazo propugnado por ATI, organización insularista de Tenerife.
La víspera del debate y votación parlamentaria de la iniciativa universitaria, Olarte atendió por teléfono a este periodista. Interpelado al respecto, contestó sin titubeos sobre su posición de cara a la jornada siguiente. Garantizó, y cumplió luego, que no habría marcha atrás por su parte como presidente, aunque le costara el Gobierno y una crisis seria, a sabiendas de la previsible división –como sucedió- en las filas de los grupos que le sostenían en el cargo. Su tenacidad y firmeza en esta situación fue una muestra más del coraje y fuerza de decisión exigible a todo gobernante para anteponer el interés público a cualquier otro.
En todo caso, es evidente que su balance de objetivos cubiertos –a los que no fue ajena la presión de la propia sociedad canaria- , se revelaron insuficientes para que Olarte continuara gozando del respaldo necesario en las urnas. Las siguientes citas electorales sólo sirvieron para certificar que su estrella declinaba y que las nuevas generaciones optaban por otras alternativas y mensajes. Coherencia biológica, interpretarán algunos. Retrato similar de otros muchos y grandes personajes que ofrece la historia.
*Publicado en La Provincia el 4 de febrero de 2024.
El mítico futbolista alemán, enamorado de Gran Canaria, muere un año después del astro brasileño
Beckenbauer recibió ayer un elocuente reconocimiento póstumo
Disputó con su Bayern Munich el trofeo Ciudad de Las Palmas en 1972 ante la UD Las Palmas
Enero de 2024 se ha llevado a Franz Beckenbauer (78), prácticamente un año después de la desaparición de su “hermano” Pelé (82), que tuvo su funeral en Brasil en enero de 2023, tras su fallecimiento el 29 de diciembre anterior. O Rei y el Kaiser habían coincidido durante 1977 como compañeros en el Cosmos de Nueva York en la recta final de sus trayectorias.
La experiencia sirvió a ambos no sólo para despertar la afición estadounidense por el balompié, sino también para forjar una sólida amistad entre ambos, representantes de la mejor esencia y tradición futbolística de los continentes europeo y sudamericano.
Triunfador en todo los retos de su carrera como jugador, entrenador, seleccionador y organizador del mundial de Alemania en 2006, Beckenbauer recibió ayer un elocuente reconocimiento póstumo, entre otros muchos, desde el perfil de Instagram de Pelé que continúa activo, pese a la muerte del mítico “10”. Literalmente recoge que “el rey Pelé llamaba hermano a Beckenbauer. Compañeros de equipo, las dos leyendas alimentaron una linda y rara amistad a lo largo de toda una vida. Esta es una despedida difícil para quien ama el fútbol. Todavía esperamos que sea un lindo reencuentro en el cielo”.
En sus Memorias cuenta “el mejor futbolista de todos los tiempos” –a juicio de Beckenbauer-, que uno de los momentos más emocionantes de su andadura deportiva fue la llegada del alemán al Cosmos neoyorkino en 1977. Lo califica como “talentoso de peso”. Pelé agrega alguna anécdota que avala la relación de confianza entre los dos, dentro y fuera del terreno de juego: “Recuerdo haberle aconsejado que permaneciera como director técnico de Alemania en un momento en que tenía dudas acerca de si debía continuar. Quiso saber qué pensaba yo al respecto, ya que habíamos sido amigos desde los días del Cosmos”.
No todo fue un camino de rosas. Curiosamente, el debut mundialista de Beckenbauer (dos veces balón de oro, 1972 y 1976) se cerró en el viejo Wembley en 1966 con derrota de Alemania 4-2 tras una prórroga frente a Inglaterra, favorecida por una decisión del árbitro de la URSS, al conceder un gol fantasma (el tercero), sin entrar el balón en la portería. Treinta años después un estudio de la universidad de Oxford sobre el suceso certificó la pifia arbitral.
Al igual que la otra genialidad inglesa aguardada con expectación en aquella final, Bobby Charlton (balón de oro 1966), Beckenbauer tuvo una actuación discreta, pasó de puntillas, aunque Helmut Schön, seleccionador germano, se mostró satisfecho con su rendimiento: “Era mi mejor hombre contra el mejor de los ingleses, pero Franz era tan bueno que además podíamos atacar cuando tuviésemos la pelota”.
No obstante, Alfredo Relaño en sus “366 historias del Fúbol Mundial” concluye con una aguda y contundente observación: “Beckenbauer fue tan disciplinado en la persecución de Bobby Charlton que en la práctica resultó como si los dos se hubieran quedado fuera del partido, y lo hubieran jugado diez contra diez”.
El pundonor, no solo la técnica, fue un plus adicional del que hizo gala la estrella alemana, tanto con el Bayern como con la selección de su país. Continuó jugando contra Italia en la semifinal del mundial de 1970, celebrado en México, pese a dislocarse un hombro tras ser derribado en un lance del partido, ganado finalmente en la prórroga 4-3 por los transalpinos.
Hoy, en la hora de su adiós definitivo, procedía evocar más rasgos de su trayectoria deportiva y ejemplar para las nuevas generaciones. Aunaba profesionalidad, no exenta de corrección y elegancia, como así puso de manifiesto todas las veces que optó por Gran Canaria para descansar, y también para disputar con su Bayern Munich el trofeo Ciudad de Las Palmas en 1972 ante la UD Las Palmas. Nos deparó entonces la primera ocasión de entrevistarle, recibiéndonos en el viejo hotel Metropol (hoy oficinas municipales), junto a su compañero “Torpedo” Müller. Concedió otros dos momentos de conversación periodística décadas después, la última en 2006 y en exclusiva para LA PROVINCIA-Diario de Las Palmas. La experiencia nos mostró un personaje cercano, abierto, que no condicionó temas, ni impuso límites de tiempo. Empatía total.
El Palm Beach de Maspalomas y el Gran Hotel Residencia de la misma zona, eran los elegidos habitualmente por Beckenbauer, acompañado de su familia, para alternar el descanso con la práctica del golf, deporte que no logró inculcar a Pelé en EE.UU., pese a haberlo intentado, confesaría después el astro brasileño.
Marcharse como ha ocurrido a sus 78 años no deja de constituir una penosa sorpresa para la inmensa mayoría de los que admiran su pasado, aunque no para sus más allegados y conocedores de las patalogías que han precipitado su final. Después de tantos logros en su haber, y de su muerte no anunciada a priori, quizás convenga reflexionar sobre la sentencia de Francesco Petrarca, italiano y pregonero del humanismo en su país: “No conviene vivir hasta el hartazgo, basta vivir hasta saciarse”.
Publicado en La Provincia el 11 de enero de 2024
*Falangistas, liberales, socialistas y comunistas, pagados todos por Matías Vega Guerra, integraban “Diario de Las Palmas” en la década final de la dictadura
*En los años 50 y parte de los 60 del siglo pasado fue líder en venta de ejemplares, pese a su salida vespertina
*Ha sido una cantera de periodistas y maestros del oficio que dejaron su sello con primicias y reportajes de portada
*José Ferrera Jiménez accedió al camarote de Neruda cuando hizo escala en Las Palmas durante su viaje a Europa
*Diario de Las Palmas entrevistó al nazi Otto Skorzeny, liberador de Mussolini, tras localizarlo en la capital grancanaria
*Periodista todoterreno, Luis García Jiménez charló en el Puerto de La Luz con Gloria Swanson y Paul Newman, figuras de Hollywood
*Las viñetas de Eduardo Millares, “Cho Juáa”, eran un reclamo de los lectores por su humor canario con el dibujo
Un clásico sentenció que “la nostalgia envasada no siempre es una queja amarga, también puede ser un delicioso aroma”. Cobra plenamente sentido al celebrar la efeméride del 130 aniversario de Diario de Las Palmas, periódico vespertino de tendencia liberal inculcada en su origen por el fundador Fernando León y Castillo. Un espíritu que ha prevalecido tras la fusión con el matutino y hermano LA PROVINCIA en el arranque del siglo XXI (año 2000).
La mirada hacia atrás en el intento de rescatar recuerdos de una cabecera, que fue y sigue siendo referente de la Comunicación en Canarias, provoca inevitablemente nostalgia. También orgullo. Era un periodismo de masa madre, como el sello de calidad del pan saludable que hoy se demanda de los prestigiosos obradores. Periodismo de corazón y nervio. Periodismo vivo, a pie de calle. Pese al corsé y los filtros censores de la dictadura. Las difusiones y ventas de ejemplares se disparaban a cotas nunca soñadas. En la década de los 50 y primera mitad de los 60 del siglo XX alcanzó posiciones de liderazgo. La exitosa consolidación y sus beneficios económicos servirían a la postre a Prensa Canaria para alentar e impulsar en 1966 la reaparición matinal de LA PROVINCIA en el mercado editorial, acaparado hasta entonces en esa franja horaria por El Eco de Canarias, vinculado al denominado Movimiento del régimen gobernante. El apoyo de Diario de Las Palmas se reforzaría durante un tiempo insertando en sus páginas una viñeta en la que podía apreciarse un ejecutivo con corbata y un periódico desplegado, mas una sugerencia : “Lea usted también LA PROVINCIA”. Tres años más tarde de su vuelta a los quioscos, el nuevo matutino empezó a tomar velocidad de crucero con su creciente cifra de seguidores, al contrario que el vespertino, con síntomas de estancamiento y caída de las ventas. La irrupción de la Televisión marcó la lenta y progresiva decadencia de todos los periódicos de tarde.
En su fase de esplendor, los anunciantes se agolpaban y hacían cola en los mostradores de la Administración. Los vendedores ambulantes pregonaban las noticias de la portada en calles y playas. ¡Qué tiempos aquellos! Cuando los barrancos de las islas corrían con agua de banda a banda en inviernos casi siempre lluviosos: los Guiniguada, Guayadeque, Ayagaures, La Aldea, Mogán, Azuaje, Agaete, Gáldar, etc. Cuando la divertida y verbenera orquesta Mejías o la muy popular de Agaete hacían acto de presencia en las gradas del Estadio Insular (¡verdadero teatro de los sueños futbolísticos!) para animar a la UD Las Palmas en partidos cruciales. La penetración e influencia de la tinta y el papel impreso de la cabecera periodística en la sociedad eran colosales. Décadas después se ha demostrado que el ciclo del periodismo pujante en todas sus dimensiones, tal como se conocía y se fundía con el plomo (una de sus materias primas elemental), ha sido irrepetible.
El periodismo de masa madre de sus actores tenía un timbre de identidad: la frescura informativa combinada con la autenticidad que generaba el testimonio directo y personal del informador, a menudo in situ donde se registraba el hecho. El calor humano que dominaba las sucesivas Redacciones alrededor de un café durante una pausa, o bien en torno a un potaje de berros en un bochinche de las medianías, enriquecía los prismas de la realidad cotidiana para trasladarla matizada a la opinión pública. El contraste de pareceres en aquellas tertulias inolvidables favorecía un periodismo de proximidad a la gente.
Era como un “a Dios rogando y con el mazo dando”. La exclusiva de una noticia, una entrevista o un reportaje se convertían en una obsesión febril, motivados por llegar antes que nadie. La informática y las nuevas tecnologías, significando todo el progreso innegable y los resultados consiguientes, aparenta a veces haber arrasado en cierta medida con gran parte del romanticismo y la fibra propios del oficio en la época que otros vivieron antes.
Nunca resultó fácil planificar un periódico de tarde y resolver su portada cada día para ofrecer un contenido distinto a la prensa de la mañana. Obligaba a un esfuerzo creativo superior para no parecer una segunda edición de aquella competencia. Independientemente de recurrir a los reportajes de producción local –no de agencias-, procuraba salvar sus portadas con lo que sucediera de madrugada o durante la mañana. A las dos de la tarde habría de arrancar la rotativa para imprimir y enviar después la mercancía de papel a los quioscos.
Muy a pesar de todos, los años de plomo del terrorismo etarra en los 70 y 80 despejarían las dudas sobre la primera página, para decidir el título principal. Los atentados acontecían habitualmente a primera hora de la mañana. El asesinato en Madrid del presidente del Gobierno, Carrero Blanco, el 20 de diciembre de 1973, ocurrido después de las nueve de la mañana (hora canaria) fue el más sonado por las profundas consecuencias políticas para la decadencia de la dictadura. Precisamente este mes se cumple medio siglo del magnicidio. El suceso generó sentimientos dispares sin mucho disimulo entre los miembros de la Redacción de Diario de Las Palmas. Era patente la consternación de los más conservadores, en contraste con el júbilo autocontrolado de los que ansiaban un cambio y el final del régimen franquista. Entre éstos hubo dos compañeros que se escaparon unos minutos aquella mañana al cercano parque de San Telmo para celebrar el atentado pidiendo unos helados. Ambos “fugados” hicieron carrera política años más tarde en las filas de un partido político de izquierda. La retirada de España del Sahara y las tensiones precedentes con Marruecos y el Frente Polisario alimentaron también muchas portadas, mientras se agravaba la crisis política nacional.
MAESTROS DEL OFICIO
Mi balance individual de cuatro décadas en la plantilla de Diario de Las Palmas, incluyendo nueve años de su fusión con LA PROVINCIA (1969-2009), ofrece satisfacciones y sinsabores, aunque más de las primeras en esta viña del Señor. Los compañeros de travesía fueron decisivos con su experiencia y atinados consejos. Me allanaron el camino de tal modo que nos permite trazar ahora un resumen que se me antoja positivo. No puedo negar mi fortuna trabajando a las órdenes de directores que eran maestros de la profesión. Cada uno de ellos con su perfil singular. Andrés Ruiz Delgado trabajaba con rigor y caballerosidad; Pablo Hernández Montesdeoca representaba la pulcritud con la sintaxis y el gusto estético; Nacho Jiménez Mesa, olfato y visión periodística excepcionales para todo acontecimiento informativo; José Henríquez Núñez-Ojeda, sensibilidad y laboriosidad; Amado José El-Mir Sánchez, además de aleccionar a los recién llegados con la aplicación del “sujeto, verbo y predicado”, revolucionó y modernizó el diseño en profundidad; Santiago Betancort Brito era ejemplo de una entrega sin reservas hasta el momento de la impresión, atento y vigilante las veinticuatro horas. Sería el último director de Diario de Las Palmas antes de la fusión con LA PROVINCIA en el año 2000. La integración fue un delicado proceso laboral y tecnológico auspiciado por el presidente Javier Moll de Miguel, y ejecutado con pragmatismo y sin sobresaltos por el consejero- delegado Guillermo García-Alcalde, aunque requirió la amarga decisión de prescindir de leales y eficientes colaboradores para evitar duplicidad inviable de funciones. En la nueva situación seguí aprendiendo de Diego Talavera Alemán, Julio Puente y Ángel Tristán Pimienta, periodistas y compañeros que se sucedieron en la dirección hasta 2009.
PLANTEL VARIOPINTO
Imposible olvidar la primera vez que pisas una Redacción para cumplir con un sueño vocacional. La del Diario en 1968 estaba ubicada en la primera planta del edificio de la calle Murga, 21. Contigua a la del periódico LA PROVINCIA, por la pertenencia de ambas cabeceras a Editorial Prensa Canaria, presidida por Matías Vega Guerra, abogado y político de talante liberal, que gozaba de la confianza del régimen de Franco.
El director de Diario de Las Palmas que me abrió la puerta, Andrés Ruiz Delgado, era de estilo sobrio, azoriniano en lo periodístico, equilibrado a la hora de juzgar con su firma asuntos de interés local. De exquisita educación, se dirigía a todos con el tratamiento de “usted”, indiferente a la categoría jerárquica en la Redacción, Taller o Administración. En la relación personal o laboral no defraudaba como “hombre de palabra”, valor que cotizaba al alza en la sociedad, bastante más que hoy.
Su brazo derecho, Antonio Márquez, redactor-jefe, originario de Granada, volvió a su ciudad natal unos dos años más tarde, llamado por “El Ideal”, emblemática publicación granadina. Personaje simpático, culto, con dominio de la mecánica de trabajo. Mandaba con agilidad y reflejos, acompañando a menudo sus órdenes con unos “tacos” que difícilmente sonaban mal y no producían rechazo en quien los recibía, quizás por su extremo acento andaluz.
El otro jefe, Luis García Jiménez, fue elevado después a la subdirección. Uno de los reporteros más sobresaliente de la época. Firmante de textos reconocibles para la historia, como la escala en Gando del derrocado presidente venezolano Marcos Pérez Jiménez, camino de Madrid, tras abandonar su país, que había gobernado de 1952 a 1958. También abordó en Gran Canaria al mariscal Montgomery, figura británica relevante en la II Guerra Mundial al mando de las tropas aliadas en el Norte de África, y luego en la Italia ocupada por el ejército alemán.
Todoterreno del oficio, Luis García Jiménez anotó una colección de exclusivas. A las anteriores cabe añadir las conseguidas con el emperador etíope Haile Selassie, de paso por Gran Canaria para una cumbre de la ONU en Nueva York, con el presidente senegalés Leopold Shengor, con la actriz Gloria Swanson (“Crepúsculo de los dioses”) y el actor Paul Newman (“La ciudad frente a mi”), primeras celebridades de Hollywood entonces, cuando ambos hicieron escala en el puerto de la Luz con el crucero “Leonardo da Vinci” en su travesía de Europa a Estados Unidos.
Luis García Jiménez causó sensación informativa de alcance nacional e internacional al descubrir en febrero de 1965 al antiguo oficial nazi Otto Skorzeny en un hotel de la capital grancanaria. Le arrancó unas amplias declaraciones para Diario de Las Palmas al personaje, que siguiendo una orden de Hitler había sido protagonista de la liberación de Benito Mussolini en el Gran Sasso alpino, durante la denominada Operación Roble llevada a cabo en septiembre de 1943 por un comando de la Wehrmacht alemana.
Su capacidad de producción y organización como redactor jefe resultaría llamativa. También su formación, que abarcaba el dominio del idioma inglés y la taquigrafía. Se personaba temprano en su despacho con la prensa internacional del día anterior ya revisada, además de la nacional, debajo del brazo. Elaboraba a diario cuatro columnas de opinión con su firma, repartidas en las secciones de Internacional, Nacional, Local y Deportes. A la vez se ocupaba de la portada con diseño de Fernando Ramírez, y la supervisión del director.
En aquella primera Redacción, envuelta en una atmósfera de humo de cigarrillos y el ruido de las máquinas de escribir aporreadas por los usuarios escupiendo folios de textos con las noticias del día, coincidimos con Pedro Perdomo Azopardo, al cuidado de la información Nacional e Internacional que vomitaban los teletipos en una sala anexa. Amante de la poesía y la novela, escribió “La Italia roja y negra”, ambientada en los años de Mussolini. Hijo del poeta Pedro Perdomo Acedo, que había sido director de Diario de Las Palmas años antes.
Pepe Ferrera Jiménez, responsable de la sección portuaria, ocupaba la mesa más próxima. Periodista inquieto y honesto, dio un campanazo con su entrevista en exclusiva a Pablo Neruda al tocar previamente en la puerta de uno de los camarotes del trasatlántico francés “Louis Lumière” durante su parada en el puerto de La Luz en 1960, cuando trasladaba al escritor chileno de Buenos Aires a Europa con el resto del pasaje. El autor chileno le rememoró su estancia en España en los años 30, antes de estallar la Guerra Civil, y sus vivencias con Federico García Lorca, Miguel Hernández y José Bergamín.
Notables eran asimismo los demás componentes de aquel equipo de Diario de Las Palmas en 1969. Fernando Díaz Cutillas, figura bondadosa y extraordinariamente vitalista, jefe de la sección de Deportes, cuya “Chismografía Leve” diaria en Local constituía a veces una pesadilla para él por ausencia de temas de interés, o bien por las consecuencias de una noche de tenderete. Nada extraño. Todos disfrutábamos entonces de una capital grancanaria verdaderamente seductora. Presentaba un semillero de salas de cine, diversión y música en vivo, con actuaciones de artistas y grupos canarios, o sudamericanos de paso como Jorge Cafrune y Alberto Cortez. Con el devenir del tiempo, esos ratos de merecida evasión folclórica y musical inspirarían a Fernando el nombre de Tenderete para su programa televisivo, icono de la más acertada promoción de cantos canarios con timple y guitarras en TVE. Un espacio que él simultaneaba con el deportivo en el medio audiovisual, alternando con Pascual Calabuig.
En la nómina de Diario de Las Palmas de la década referida también estaba Alfredo Herrera Piqué. Sus querencias eran la Arquitectura y el Urbanismo, disciplinas en las que acreditaba estudio y autoridad académica. Después sería director de la revista “Aguayro”, editada por la Caja de Ahorros, y senador del PSOE por Gran Canaria.
Figura incomparable del periodismo canario se consideraba a Oscar Falcón Ceballos. Entre sus especialidades, su depurada artesanía documental en los obituarios. Muchos elaborados antes del fallecimiento del personaje para su posterior publicación. No en vano contaba con un valioso colaborador y confidente, su amigo Néstor Álamo, cuya pluma aparecía regularmente en el vespertino. Desde su taller de antigüedades en la calle Peregrina alertaba a Oscar cuando iba camino de apagarse la vida de alguien con relevancia social. Néstor, ya cronista oficial de Gran Canaria, permanecía al corriente de la trayectoria y milagros de la burguesía arraigada en Vegueta.
Otro miembro de aquella Redacción en los años 60 del pasado siglo fue Antonio Ojeda Frías. No resistió la tentación de buscar nuevo horizonte en Madrid. Sería redactor jefe del semanario “Cambio 16”, y después guionista de Antena 3 TV, medios que ratificaron su solvencia. Del mismo grupo y época del Diario formó parte José Carlos Mauricio, antes de desembarcar por completo y abiertamente en la política, donde se desenvolvía ya con el clandestino Partido Comunista. Sus artículos apuntaban una evidente propensión al enfoque de la precaria realidad canaria, agudizada con los problemas de vivienda y la sangrante sobreexplotación de los aparceros por los terratenientes. Visualizado por el radar de la Brigada Política Social (BPS) de la dictadura, los agentes no tardaron en intervenirle propaganda comunista para ser detenido y abortar temporalmente su ejercicio de la profesión.
Su padre, José Mauricio, especializado en temas agrícolas, fue durante décadas un colaborador asiduo del mismo periódico, hasta su fallecimiento. Tuvo una larga y célebre etapa de combate con la gestión de José Naranjo Hermosilla, dirigente de la CREP (patronal del plátano para la exportación), además de procurador de las Cortes franquistas.
Completaba aquel plantel variopinto del viejo Diario del siglo XX otro nombre, Gregorio Martín Díaz, redactor ocupado en echar una mirada a los sucesos del día. La remataba con un apunte personal. En paralelo puso de manifiesto su afecto por el teatro popular dando a conocer varias creaciones propias.
El cuadro de colaboradores era de nivel alto. Manuel González Sosa, coordinador del semanal “Cartel de las letras y las artes”. Orlando Hernández Martín, investigador del habla canaria, poeta y autor de “Catalina Park”, novela recreada en el ambiente cosmopolita del espacio capitalino del Puerto. Agustín Quevedo, modelo de excelencia en la crítica de los grandes conciertos clásicos de aquel tiempo en el teatro Pérez Galdós, celo profesional que compartía con su interés y amor por la UD Las Palmas.
Capítulo aparte merece Eduardo Millares, “Cho Juáa”. Cada mañana arribaba pletórico de ideas y optimismo para detenerse en cada mesa y deleitarnos con su viñeta humorística del día, antes de ser enviada a la rotativa. Su ingenio peculiar como dibujante y su talento para sintonizar con la actualidad, tirando de lo más castizo de la socarronería canaria, derivaron rápidamente en reclamo y exigencia fija de los lectores. Su aportación acentuaba una diferencia de calidad, al tiempo que ataba lectores en detrimento de opciones alternativas en el quiosco.
Antonio Cardona Sosa fue pionero con textos sobre Medio Ambiente y promotor de Ascán, entidad para la defensa de la Naturaleza, tarea que compatibilizó con la información de baloncesto y caza bajo los seudónimos de Pivot y Perdicero, respectivamente. Memorable su crónica viajera acompañando en una ruta por el centro de Gran Canaria a Henri Charrière, de apodo Papillon, personaje que había sido llevado al cine tras el éxito de la novela autobiográfica que narraba sus peripecias y la condena injusta por un crimen que no había cometido..
Muchos se sorprenderán hoy al saber que en el listado de colaboradores del Diario aparecía del mismo modo Lorenzo Olarte Cullen como especialista en tauromaquia, afición que no ha perdido pese a su avanzada edad, y alardeando de su relación con varios matadores. Publicó sesudas crónicas de las corridas de toros en las plazas de Gran Canaria, ilustradas con dibujos de Morote, comandante del Ejército del Aire. Por otra parte, Miguel Barrera desplegaría tesón informativo con el fútbol regional y la vela latina. Arturo Ponicke con el atletismo. José Eugenio de Armas con el balonmano, y Pepín Ruano con la Lucha Canaria. La natación era reserva de Fernando Díaz Cutillas. No en vano fue nadador de competiciones en su edad juvenil.
SAGASETA EN LA MEMORIA
La firma de Salvador Sagaseta, fallecido en Las Palmas de Gran Canaria en noviembre de 2010 a los 61 años, es indisociable de la historia de Diario de Las Palmas. “Fue un periodista precoz, vocación que compaginó en sus años adolescente con su militancia en las juventudes comunistas (PCE). Siendo estudiante en el Instituto Pérez Galdós comenzó a realizar una página en Diario de Las Palmas titulada “Luz verde a la juventud”, recordó Diego Talavera Alemán con motivo de su muerte en El País. Hizo hincapié en que su vida experimentó un cambio drástico a raíz de un artículo publicado en una de aquellas páginas del Diario de Las Palmas, al reproducir el 29 de junio de 1966 el poema “Consejo de Paz” de Pedro Lezcano: “Muchachos que soñáis con las proezas/y las glorias marciales./ Bajaos del corcel, tirad la espada;/ los héroes ya no existen o están en cualquier parte”.
Acusado de injuriar a la institución armada, Salvador Sagaseta tuvo que comparecer ante un consejo de guerra, y aunque sería absuelto por el tribunal , la decisión fue recurrida por el capitán general de Canarias ante el consejo superior de Justicia Militar, que anuló las actuaciones por no haber imputado a Lezcano, autor del poema y libro. La condena llegó en el segundo consejo de guerra en junio de 1967, cayéndole dos años de cárcel al periodista (que cumplió en distintos centros de la Península, además de Las Palmas), y seis meses y un día al escritor.
Hubo una segunda parte en su vida no menos dolorosa, tras cumplir con el castigo de la condena carcelaria. En octubre de 1969 se negó a ser reclutado para el servicio militar en el Batallón Disciplinario en el Sáhara español. Prefirió embarcar en un buque de polizón con destino a Italia, y después siguió a Suecia, de donde regresó a Canarias en 1978 para reencontrarse con sus lectores a través de LA PROVINCIA y Diario de Las Palmas, hasta 2009.
UN CACIQUE BUENO
La uruguaya Lilian Ordiéres sería la primera mujer en aterrizar en la Redacción del Diario de mi época. Le seguirían después María Isabel Rodríguez Suárez y la sudamericana Aglae Masini, elogiada por Arturo Pérez Reverte en “Territorio comanche”, una de sus primeras obras editoriales, centrada en su reporterismo de guerra.
En coincidencia con ellas recibió la bienvenida el terorense Sebastián Sarmiento Domínguez, que apostó años seguidos por Radio Nacional, tras dejar huella de su dominio del oficio y de su calidad como persona. Otros nombres se sumarían a una redacción renovada poco a poco, antes de la muerte de Franco, ocurrida en noviembre de 1975: Juan Trujillo Bordón, Diego Talavera y Pepe Alemán.
Más tarde aterrizaron Ramón Pañella, Luis León Barreto, Cristóbal Rodríguez, Rafael González Morera (redactores-jefes), Alfonso O´Shanahan, José Vera Suárez, Manuel Pío Rodríguez, Carmen Corredor, Adolfo Santana, Fernando Berenguer, Miguel Luis Barrera Ventura (jefe de Local), José Miguel Santana (jefe de Deportes), José Manuel Balbuena Castellano y Víctor Rastrilla, entre otros. Como columnistas de opinión aparecían Víctor Ramírez, Antonio Cubillo, Miguel Jiménez Marrero, Rafael Franquelo, Pinito del Oro, Donina Romero, Antonio Beltrán Sierra, Andrés Hernández Navarro, etc. Y en la condición de colaboradores gráficos Paco Luis Mateos, Luis del Rosario y Tino Armas contribuyeron a potenciar la calidad de contenidos con imágenes del momento que les tocó captar oportunamente.
Los corresponsales en Fuerteventura y Lanzarote, Gerardo Jorge Machín y Agustín Acosta, mas los fotógrafos Juan Santana, Juan Gregorio y Manuel Álamo Montañez, discípulos aventajados del maestro Fernando Hernández Gil, remataban el marco de una Redacción muy profesional, sin dejar de ser entrañable. Su funcionamiento era el adecuado en conexión con el archivo fotográfico gestionado por Ángeles Socorro, con el departamento de Corrección capitaneado por Eduardo Azofra, el taller de linotipistas y montadores coordinado por el veterano José Calderín, y la Administración pilotada por Antonio Ortega y Pedro Santana.
Todos conformaban la tripulación de un “barco” timoneado por el entonces consejero delegado, Tomás Hernández Pulido, “lugarteniente” de Matías Vega Guerra, presidente del consejo de administración de Prensa Canaria. En el campo de la anécdota cabe anotar hoy que éste fuese tildado de “cacique” por Pepe Alemán, bien es verdad que con su característico tono desenfadado, ante Nacho Jiménez Mesa, director de Diario de Las Palmas en aquel instante. Matías Vega era abogado de profesión, y ex presidente del Cabildo grancanario, ex gobernador civil de Barcelona, ex embajador en Venezuela y ex presidente de la Junta de Obras del Puerto de La Luz y de Las Palmas.
El dardo de Alemán (Premio Canarias de la Comunicación 2023) se suscitó en uno de los frecuentes y acalorados debates internos. Y Nacho Jiménez, con su vehemencia y pasión proverbiales, se apresuró a cuestionar y replicar el juicio del compañero: “Rechazo el calificativo que adjudicas a don Matías… Pero te puedo admitir que ha sido un cacique bueno”, puntualizó. La observación sirvió al menos para despertar la sonrisa cómplice de su interlocutor y la de los colegas, testigos divertidos de la discusión.
La sangre nunca llegaba al río en aquel clima de camaradería, pese a la pluralidad ideológica de quienes en diferentes etapas pertenecieron a la Redacción de Diario de Las Palmas. Un abanico de falangistas, conservadores, liberales, socialistas, comunistas, y hasta algún ácrata, pagados todos por Matías Vega Guerra.
Amado José El-Mir fue el primer canario doctorado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense, tras sus estudios iniciales en los Jesuitas de Las Palmas y luego en la Universidad de La Laguna. Durante un periodo de los años 80 del siglo pasado empuñó las riendas del periódico que hoy cumple 130 años. Afrontó su jubilación puntual con serenidad y sin el menor asomo de pesadumbre por lo que perdía o dejaba, que era mucho. Todavía hoy perdura su amor al oficio, aunque manteniendo una comprensible distancia protectora. “Hemos vivido y disfrutado con la mejor época quizás del periodismo. Quedémonos con este recuerdo”, declaró a colegas de su generación en la despedida. Sabia reflexión no rechazada por los que escucharon y nos sentíamos vinculados a su círculo más cercano.
Publicado en La Provincia el 19.12.23
La congregación mantiene sus raíces en Gran Canaria y Tenerife, volcada en la docencia y la atención social
Foto: Fernando Miranda recibe de manos de José Antonio Perdigones un obsequio durante la gala del centenario
“Hemos de afrontar el reto de futuro con el estilo de don Bosco”, afirma José Antonio Perdigones, director del Colegio de Ciudad Jardín
Los salesianos han aprovechado la clausura del centenario de su primer centro en Canarias, abierto un 8 de diciembre de 1923, para mostrar músculo y desafiar el futuro de otros cien años con la fe y el optimismo que exige el mensaje de su fundador, don Bosco, a favor de la educación y la ayuda a los jóvenes, en especial a los más vulnerables por razón de su precariedad social.
La confianza de la dirección salesiana en potenciar los valores que han guiado su actuación en el Archipiélago durante este primer siglo es enunciada sin ignorar el desplome de las vocaciones que han padecido y padecen, al igual que otras comunidades religiosas, además de las diócesis de todos los territorios, motivo por el que el papa Francisco reclamó recientemente la presencia de los obispos españoles para una reunión en Roma.
Foto: En el centro, rodeado de alumnos, el rector mayor de los salesianos Ángel Fernández Artime, tras su llegada a Gran Canaria en mayo de 2023 con motivo del centenario. Meses después el papa Francisco lo hizo cardenal de la Iglesia católica.
Para enfrentar la dificultad, los salesianos sustentan su confianza en una eficaz red de cooperadores y cooperadoras, que han multiplicado en todas las latitudes de sus asentamientos, de modo que han conseguido mitigar el déficit de clero en muchas de ellas.
La clausura del centenario en el colegio de Ciudad Jardín de la capital grancanaria en la noche del viernes sirvió a los principales dirigentes no sólo para realzar la efeméride, sino también para evocar la tarea preferente con que nació la congregación inspirada por su fundador.
José Antonio Perdigones Bautista, director, enfatizó durante su intervención en la cena multitudinaria, celebrada en el patio del colegio, que corresponde a las nuevas generaciones el protagonismo y “aunque añoramos el pasado, toca vivir el presente y planificar el futuro.
Foto: Fernández Artime con José Carmelo Pulido, entonces director del centro docente de la capital grancanaria
Es el reto que hemos de afrontar en familia con el pegamento del carisma salesiano y el estilo de don Bosco. Nos hemos comprometido a seguir escribiendo la historia del segundo centenario”, sentenció.
En la concelebración eucarística por varios sacerdotes oficiada con anterioridad en la parroquia de Santa Catalina, anexa al colegio, Fernando Miranda Ustero, Provincial de la Inspectoría Salesiana María Auxiliadora, con sede en Sevilla, abundó en su homilía en el papel educativo de la comunidad, centrándose en la formación profesional de la juventud a lo largo de más de un siglo, después de resaltar la Inmaculada como festividad de la jornada.
La cena de gala propiciaría escuchar y distinguir con un obsequio a Sor Rosario Ten, inspectora provincial de las Salesianas de España, que estaba acompañada de representantes de todos los centros gestionados en Gran Canaria por las hijas de María Auxiliadora.
Otro detalle, consistente en un reloj con la silueta geográfica de Gran Canaria, fue entregado a Fernando Miranda en la velada gastronómica.
LABOR DOCENTE Y SOCIAL
La clausura del centenario de los salesianos en Canarias sugiere enfocar su realidad al día de hoy, un siglo después de su arribada a Gran Canaria, precedida por la iniciativa y esfuerzos del obispo Cueto en 1898, diez años más tarde del fallecimiento de don Bosco.
El prelado emprende la gestión a través de los salesianos de Sarriá y la continúa luego con los de Sevilla antes de comunicarse directamente con Turín, sede del mando general de la comunidad religiosa. El eclesiástico insular actuó entonces respaldado por el ayuntamiento de la capital grancanaria y una asociación de cooperadores, mas el concurso posterior y decisivo de Alejandro Hidalgo, Santiago Ascanio y la esposa de éste, Rafaela Manrique de Lara, para acabar adquiriendo la sede de Ciudad Jardín.
En palabras de José Carmelo Pulido Morales, salesiano y director del centro al inicio del programa centenario en enero pasado, la trayectoria descrita por la comunidad en este largo periodo ha permitido consolidar “una realidad educativa, religiosa y social comprometida con la sociedad canaria”. A los datos remite. El colegio cuenta con 1.300 alumnos. Curiosamente los dos primeros matriculados en 1923 eran dos niños del Puerto de La Luz que habían quedado huérfanos en el curso de una horrible epidemia de gripe durante la que perdieron a sus progenitores. En respuesta a una información de LA PROVINCIA sobre su drama (publicada el 22-XI-1923), los salesianos recién llegados acordaron acoger gratuitamente a ambos menores para su cuidado y educación.
Foto: Ángel Fernández Artime con tres alumnas canarias de los Salesianos, antes de ser designado cardenal por el papa Francisco
La congregación funciona además en la capital grancanaria con dos parroquias (Santa Catalina y María Auxiliadora), un centro juvenil y la Fundación Don Bosco, destinada a la promoción de los jóvenes en situación de desigualdad social, a la vez que atiende a otros grupos en condiciones de vulnerabilidad como los migrantes, mujeres, desempleados y personas con adicciones.
La implantación del primer centro de los salesianos hace un siglo incentivó el nacimiento de bastantes otros (sumando cinco de las Hijas de María Auxiliadora), tanto en Gran Canaria como en Tenerife, donde afianzaron sus raíces, pese a la progresiva crisis vocacional y al cierre de sus aulas en Guía de Gran Canaria (1955-1971) y Teror (1955-1968).
Cierres que merecieron calificarse de penosos, tras unas etapas verdaderamente fecundas en el campo de la enseñanza. El centro guiense produjo incluso dos salesianos misioneros: Gilberto González Díaz (Guía de Gran Canaria, 1945) destinado a Paraguay, donde aún sigue después de su jubilación, y Lucas Camino Navarro (Tejeda, 1948) que desplegó su labor durante treinta años en Senegal, Togo y Burkina Faso. Hoy ejerce en Málaga y apoya la parroquia de María Auxiliadora en Ronda.
Foto: La Parranda del Ejido agüimense durante su recital en la cena salesiana
Ambos colegios sufrieron en común los desencuentros entre el episcopado de la época y las reivindicaciones de la congregación, con ansias de mayor libertad y autonomía en su gestión educativa y religiosa frente a límites restrictivos de la diócesis. Tal circunstancia no fue la menor, entre otras, para frustrar la continuidad de los mismos en manos de los seguidores de don Bosco. El inmueble de Guía, de singular arquitectura, cedido temporalmente por el obispado al Cabildo, va camino de transformarse en residencia sociosanitaria, y el de Teror es casa consistorial de la villa mariana.
No obstante el descenso reconocido de vocaciones en distintos ámbitos, en el diocesano y en las órdenes religiosas, “el espíritu de don Bosco está más actual y vivo que nunca en las casas salesianas”, declaraba en mayo de este año a LA PROVINCIA-Diario de Las Palmas, Ángel Fernández Artime, rector mayor de la congregación, asturiano de Luanco, consagrado cardenal por el papa Francisco meses después.
Una manifestación, la suya anterior, en coherencia con los objetivos y la literalidad del texto con que el fundador, junto a dieciocho jóvenes, constituyó su congregación una fría tarde del invernal diciembre turinés en 1859. Suscribió la puesta en marcha de su movimiento “con el deseo y el mismo espíritu de promover y conservar el espíritu de auténtica caridad en la obra de los Oratorios a favor de la juventud abandonada y en peligro (…), determinan erigirse en sociedad o congregación”.
Hoy persisten con la novedad de integrar más que ayer a laicos y laicas como enorme fortaleza para ayudar “a un mundo falto de justicia real, solidaridad y paz”, como se encargó de añadir y subrayar también Fernández Artime en Las Palmas con motivo del siglo presencial de los salesianos en Canarias.
El impulsor, Juan Bosco, sería canonizado por el papa Pío XI en 1934. Por su parte, Juan Pablo II le concedió el título de “padre, maestro y amigo de los jóvenes”. Y otro, Francisco, el papa actual, admirador del sacerdote turinés, alardea con frecuencia públicamente de su educación salesiana en Argentina, antes de ingresar en la orden de los jesuitas.
*Publicado en La Provincia el 10 de diciembre de 2023.
Rubén Darío, Yanara Moreno, María Quintana y Miguel Ángel Maciel en un momento de su interpretación/MÓNICA RODRÍGUEZ MEDINA
Cum laude para “Más alto que el cielo, nosotros”
La puesta en escena se repetirá en varios municipios canarios aludidos en el texto por el alzamiento militar
“Hemos sentido el latido del teatro, la más política de las artes, trinchera para emocionar”, afirma el dramaturgo
Para la profesora María Teresa Ojeda la obra es un fiel reflejo del concepto teatral definido por García Lorca
El historiador Sergio Aguiar apunta influencias del teatro épico alemán, provocador casi siempre de reflexiones
“Con más alto que el cielo, nosotros”, producción teatral de Raúl Morán Ortega estrenada recientemente en Guía, Javier Estévez ascendió un peldaño más en su lenta pero sólida carrera como dramaturgo y autor literario. No constituye sorpresa este nuevo éxito de público, que rubrica la crítica de expertos, tras los precedentes con otros títulos suyos, “Yo soy Jessie Etchells” y “Tránsitos”. A estos deben sumarse sus textos clasificados en el apartado de novela histórica como “Días de paso” y Azulmadre”, después de su primera publicación en 2005, “Gigantes en las Hespérides”, un catálogo literario y fotográfico de árboles singulares de Canarias.
Sin renunciar a la imaginación y creatividad exigibles a todo autor que se precie, Javier Estévez acredita también en este último estreno un celo exquisito en lo esencial por la fidelidad a unos hechos históricos ocurridos en julio de 1936, inicio de una guerra en España, y protagonizados en tal caso por personajes locales, muchos de ellos reconocibles. Recrea situaciones que abarcan a diversos municipios canarios, enmarcadas con episodios en los que el guionista intenta controlar la fuga de propaganda ideológica o sectaria, aunque no siempre lo consigue porque la realidad era la que era y no ha de hurtarse al espectador.
Rubén Darío, Yanara Moreno, María Quintana y Miguel Ángel Maciel en un momento de su interpretación/MÓNICA RODRÍGUEZ MEDINA
Pone el foco en la zozobra del alcalde guíense, debatiéndose entre sus convicciones republicanas y un pragmatismo humanista para impedir derramamientos de sangre. El 18 de julio de 1936 Severino Rodríguez Alemán empuñaba las riendas del ayuntamiento. Para evitar una confrontación civil se opondría a armar a la población local. Sin embargo, su nombre apareció pocos días después en una relación de detenidos, insertada en el periódico “Diario de Las Palmas” de la época.
La representación de hora y media elevó el listón del texto teatral con la calidad y fiabilidad de los cuatro actores, Yanara Moreno, Miguel Ángel Maciel, Rubén Darío y María Quintana. identificados plenamente con sus papeles al interpretar una superposición de los personajes que demandaba cada pasaje o circunstancia. Admirables.
Segundos antes de bajarse definitivamente el telón, la joven actriz María Quintana puso el broche a la función. Desesperada por el drama familiar y la separación de su esposo (el alcalde) impuesta por la contienda, apeló compungida desde el interior de una jaula a los versos inmortales de Lope de Vega:
“Creer que un cielo en un infierno cabe,
dar la vida y el alma a un desengaño;
esto es amor, quien lo probó lo sabe”.
DIMENSION HUMANA
Javier Estévez, inspirador de la obra, se muestra ampliamente satisfecho al hacer balance del espectáculo, que ha contado con el respaldo de la presidencia del Cabildo de Gran Canaria, ayuntamiento de Guía y Fundación Néstor Álamo: “Tuvimos la fortuna de comprobar esa capacidad infinita que tiene el teatro de anular la muerte y el tiempo y de conseguir que hombres y mujeres de distintas épocas (los de 1936 y nosotros) estemos juntos en un mismo espacio -precisó-. Ver al elenco en acción, interpretando a esos personajes de ambos bandos, a quienes la memoria no consiguió convertir en historia, me conmovió sobremanera. Me emocionó la palabra, la acción, la luz”.
Agregó que ha sido la oportunidad de entender la dimensión humana de un episodio de nuestra historia reciente: miedos, expectativas, ilusiones, determinaciones. Y el dolor. “Todo aquello que, en definitiva, nos hace humanos. Sentimos el latido del teatro, la más política de las artes, trinchera necesaria para emocionarnos. Para encontrarnos los unos con los otros. Y, sobre todo, para entendernos”, sentencia.
Rubén Darío, Yanara Moreno, María Quintana y Miguel Ángel Maciel en un momento de su interpretación/MÓNICA RODRÍGUEZ MEDINA
POESÍA Y REFLEXIÒN
La profesora María Teresa Ojeda, objeto de una dedicatoria afectuosa del autor en la edición de la misma obra, “por ser y estar”, no regatea elogios después de ver el estreno: “Lorca decía que el teatro es poesía que se levanta del libro y se hace humana, y al hacerse humana habla y grita, llora y se desespera. Esta obra es un fiel reflejo. La extraordinaria sensibilidad de Javier Estévez ha hecho salir a flor los sentimientos del espectador que ríe y llora con las vivencias de sus personajes . La original e impactante escenificaciòn de Luis O’Malley resalta el horror vivido. Encierra en una jaula a los protagonistas. Son víctimas faltas de libertad que nos transmiten su miedo a morir y el deseo de vivir, de amar. Cum laude a todos los que intervinieron en el montaje de la obra que consolida a Javier como un excelente dramaturgo”.
Por su parte, el historiador y filólogo Sergio Aguiar tampoco escatima reconocimientos al valor del texto y puesta en escena “tan brillantemente por Ángulo Producciones con la dirección escénica de Luis O’malley, y un elenco de actores que bordaron su intervención. La obra encara un tema que aún hoy sigue abriendo heridas, que no es otro que el de la Guerra Civil. En esta ocasión ambientado en lo que aconteció en los primeros días del golpe de Estado en 1936 en Las Palmas de Gran Canaria con el general Orgaz como protagonista, y en la ciudad de Guía de Gran Canaria, con su alcalde Severino Rodríguez Alemán. El municipio norteño tuvo la suerte de no contar con ningún desaparecido en manos de falangistas, si bien algún “rojo” guiense fue obligado a comerse su corbata, precisamente roja. En ese contexto –añade- Javier Estévez desarrolla las dos caras de la moneda, en una recreación donde hechos históricos y ficción se entremezclan con fortuna”.
El relato teatral aviva la memoria de Sergio Aguiar para recordar “mis viejos estudios filológicos, en el teatro épico alemán, en Bertolt Brecht. Un teatro que por definición busca las reflexiones del espectador, aunque Javier se permite ciertos gags, quizás para rebajar la carga de la trama que suscita tanta controversia”.
Al margen de estas últimas disquisiciones, concluye afirmando que “Javier Estévez con sus creaciones teatrales se reafirma como un autor puntero, demostrando que en nuestra tierra hay grandes valores de las artes escénicas”.
La misma productora del montaje teatral y las instituciones que lo apoyan tienen el propósito de llevar “Más alto que el cielo, nosotros” a Las Palmas de Gran Canaria, Arucas, Telde, Santa Cruz de La Palma y Santa Cruz de Tenerife, entre otros municipios, citados en la obra de Javier Estévez. Todos ellos escenarios de tensiones provocadas por la rebelión militar de 1936 y una conexión con el Norte de Gran Canaria.
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*Publicado en La Provincia el 28.03.23
RECUERDOS DE UN PERSONAJE MEMORABLE | El abrazo en Madrid entre Pelé y Tonono, capitán de la UD Las Palmas
Foto portada: Pelé, en el centro, charla con Tonono, y Amado Moreno de testigo/LP-DLP
En junio de 1974, el equipo amarillo coincidió con el icónico futbolista en el mismo hotel, horas antes de una cita copera en el Bernabéu
“Creo que jamás existirá un segundo Pelé, como tampoco habrá un segundo Di Stéfano ni otro Bobby Charlton”, declaró entonces a Diario de Las Palmas
Aseguraba que ganó en el fútbol “menos de lo que la gente piensa”, frente a mayores ingresos por publicidad
Amado Moreno
“Un balón bien pasado al compañero que convierte en gol, es tan importante como el gol mismo”. La frase lleva la firma de Edson Arantes do Nascimento, Pelé, en sus Memorias (Temas de Hoy, 2006). No deja de sorprender que el apunte lo sostenga precisamente quien ha destacado por su extraordinaria eficacia rematadora en su carrera deportiva: 1.283 goles en 1.367 partidos. En las 92 ocasiones que defendió los colores de Brasil en competiciones internacionales logró 77 tantos.
La significación que “O Rey” concedía al asistente de un goleador resume una esencia de su filosofía, sabiduría y humildad. Explica en cierta medida su trayectoria de triunfos para acceder a la cima del reconocimiento mundial. Colocaba al mismo nivel los méritos del compañero pasador y del autor del gol.
Merece recordar hoy esta reflexión en su adiós definitivo, tras fallecer ayer jueves 29 de diciembre, en Brasil. Su pensamiento invita a doble lectura para poner en valor también la solidaridad en el juego competitivo. Una conducta que el astro brasileño ejemplificó sobre el césped. Contrasta con la que exhiben egos desmesurados de figuras actuales, distinguidas con “balones de oro”, y un comportamiento narcisista en extremo que oscila entre el ridículo y el rechazo de sus seguidores. Es todo lo contrario a lo que Pelé predicó y desplegó con espíritu de equipo en los campos de fútbol.
Jamás olvidó sus orígenes de condición modesta, y los principios que fijaron su educación en la infancia. Esfuerzo, sacrificio, tenacidad, afán de superación, sencillez y humanidad eran su ADN como futbolista…Y como persona. No prescindió de estos dones ni cuando fue coronado mejor del mundo.
Algunas de esas cualidades fueron constatadas por los jugadores de la UD Las Palmas, con su capitán Tonono a la cabeza entonces, cuando tuvieron el privilegio de encontrarse y saludar al futbolista brasileño durante una escala en Madrid. Coincidirían en junio de 1974 en el mismo hotel Barajas de la capital de España.
Pelé, todavía vinculado al Santos brasileño (pasaría al Cosmos de Nueva York al año siguiente), hizo un viaje relámpago desde Alemania, donde seguía el Mundial de Fútbol, para cumplir con una agenda comercial en la ciudad madrileña. Por su parte, el equipo amarillo disputaba horas más tarde un partido copero con el Real Madrid en el Bernabéu, donde sufriría una severa derrota por 5-0, con Vicente del Bosque como autor del penúltimo gol.
“O Rey” se fundió en un abrazo con Tonono en el hall del hotel cuando le fue presentado, y dio las máximas facilidades para posar cordialmente con la expedición canaria, certificando así un documento gráfico que fue reproducido en “Diario de Las Palmas” de la época. Estévez, Trona, Aparicio, Hernández, Justo Gilberto, Castellano, Felipe, Miguel Ángel y Fernández, además de Tonono, son algunos de los jugadores que aparecen rodeando al as carioca. Las imágenes sirvieron de soporte a unas declaraciones en exclusiva del propio Pelé para el periódico canario, en las que repasaría el instante futbolístico, aludió a su probable retirada, y evaluó detalles del Mundial 74 en marcha.
La superestrella había irrumpido en el hotel Barajas con sorpresa de la mayoría de los clientes alojados en el establecimiento. Vestía una chaqueta de color azul marino, combinada con camisa, pantalón y corbata, todos de color blanco, al igual que sus zapatos. En la solapa de su indumentaria lucía un distintivo de la firma Pepsi Cola.
FUTBOLISTAS IRREPETIBLES
Durante la conversación con “Diario de Las Palmas”, Pelé no tuvo reparos en admitir que en aquella etapa el fútbol europeo era superior al sudamericano. De hecho, la Alemania de Beckenbauer se proclamó ese año campeona del mundo tras vencer 2-1 en la final de Munich a la Holanda de Cruyff.
No obstante, el ex jugador del Santos y el Cosmos, había expresado en la entrevista su confianza en la selección de Brasil, pese a que había tropezado con un empate a cero ante Yugoslavia.
Seguía considerando al conjunto de su país “firme candidato al título, junto a otros como Holanda, Alemania e Italia”. Achacó el revés ante los balcánicos por la juventud de su combinado: “Un poco inexperta, pero con una gran calidad en sus filas, y con figuras veteranas: Jairzinho, Rivelino y Paulo César. Zagalo no pudo contar con Clodoaldo y José María”, recordó.
Su ausencia en la cita mundialista había disparado los rumores sobre la retirada inminente de Pelé, algo que no descartó. Confesaría haber hablado de ello con los máximos mandatarios del fútbol brasileño, Havelange entre otros, para renovar y planificar el futuro.
Sobre posibles nombres para sucederle en su trono de “rei”, fue contundente en la respuesta: ”Creo que jamás existirá un segundo Pelé, como tampoco habrá un segundo Di Stéfano u otro Bobby Charlton. Por ejemplo, Cruyff es completísimo, pero nada que ver con los relacionados. Un buen jugador pone su propia personalidad con una concepción original. Indudablemente Cruyff la tiene.” A consignar que en la fecha de estas manifestaciones, Maradona aún tenía 14 años, y Messi nació 13 años después, circunstancia que justifica su omisión en el análisis.
Parecía sincero al referirse a la fortuna que se le adjudicaba: “He ganado en el fútbol menos de lo que piensa la gente –puntualizó-. Mis mayores ingresos se derivaron de la publicidad y no del deporte”.
Una vez que colgó las botas en 1977, Pelé interpretó películas en su país, y fue ministro de Deportes. Designado Atleta del Siglo en 1980, rindió servicios para Unicef y Naciones Unidas. Entendía que “todo niño que juega al fútbol en el mundo desea ser Pelé. Por tanto tengo la responsabilidad de explicarle cómo ser futbolista, pero igualmente cómo ser un hombre”.
“O Rey” se ha despedido para siempre pocos días después de contemplar con tristeza la caída de Brasil en el Mundial de Catar y la conquista del título por Argentina. “Pese al dolor que sentimos –mensajeó entonces por Instagram desde el hospital- pido a los brasileños que recuerden lo que nos trajo las cinco estrellas (cinco títulos mundiales) que llevamos en el pecho. Es el amor lo que nos mueve”. Adecuada conclusión para un epitafio del más grande futbolista de la historia en el pasado siglo.
*Publicado en La Provincia el 30 de diciembre de 2022.
El historiador guiense cuenta la llegada de la familia británica en el siglo XIX y su establecimiento en la isla para invertir en la agricultura
En la presentación del acto, Amado Moreno destacó la tarea laboriosa del investigador sobre la trayectoria particularmente de David John Leacock
En el transcurso de una charla ofrecida el pasado 29 de septiembre en la Real Sociedad Económica Amigos del País de Gran Canaria, el investigador guiense Sergio Aguiar Castellano hizo una amplia descripción de la historia de la familia Leacock, de origen inglés radicada en Madeira desde el siglo XVIII, donde se relacionó con el comercio del vino, hasta crear una de las empresas exportadoras más importante de la isla portuguesa.
José Joaquín Díaz de Aguilar, presidente de la Real Sociedad Económica de Gran Canaria, y Sergio Aguiar/ C. MARIN
Destacó que los primeros pasos que la familia dio en las Islas Canarias fueron en 1887 cuando John Milberne Leacock comenzó a negociar con vinos de Canarias, especialmente de Lanzarote, instalando unas oficinas en la calle Triana de Las Palmas de Gran Canaria, y diversificando poco a poco los negocios: venta de abonos, seguros contra incendios, etc.
En 1887 Edward Wathen Fyffe, miembro de una familia exportadora de té, visita las islas Canarias, por problemas de salud de su esposa, ya que ésta tenía tuberculosis. Permanece más de un año en las islas, lo que le da oportunidad de conocer el estado de la agricultura en Canarias, además de conocer a la colonia inglesa que vivía en ella.
Al ver el potencial de la exportación de plátanos llegó a acuerdos comerciales con algunos de los británicos establecidos en Gran Canaria y Tenerife: Barkers, Blandys, Wolfson Ossipoff y John Milburn Leacock.
Un año después, en 1888, comenzó a operar la casa comercial “Fyffe’s Ltd”. La iniciativa británica ya no se reduciría a la exportación de la fruta, sino que también se ocuparía de su producción. Arriendan y compran terrenos allí donde había suministro seguro de agua.
John Milberne crea el 7 de febrero de 1903 junto a Francisco Lorenzo Rodríguez vecino de Gáldar, la firma comercial “Leacock & Lorenzo”:
“El objeto principal de la Sociedad consiste en el aprovechamiento, alumbramiento, elevación, conducción y explotación de aguas, existentes, ya en terrenos de la Sociedad, ya del Estado, Municipio o particulares, practicando al efecto las obras, adquiriendo e instalando los aparatos y máquinas que se juzguen necesarios, solicitando las oportunas concesiones administrativas, constitución de servidumbres de acueducto, expropiación de terrenos, y todos lo demás que se tiene conveniente al indicado fin”, recordó.
A la vez que Mr. John M. Leacock comenzaba su nueva andadura empresarial de explotación de aguas, se convirtió en representante de firmas comerciales de fabricación de maquinaria y productos relacionados con esta materia, especialmente motores y molinos de viento.
Los negocios de la firma Leacock tanto en Madeira como en Gran Canaria fueron experimentando una diversificación, hasta tal punto que en 1909 se encuentra a John Milberne como miembro del consejo fiscal de la “Compañía de Tabacos de Madeira”. Pero sin duda la apuesta más importante de los Leacock en 1909 fue la de invertir en el sector de la caña de azúcar, tanto en Canarias como en Madeira.
En el año 1909 compra la fábrica de azúcar de Guía, propiedad de la firma comercial radicada en Manchester “Lathbury y Compañía”, por 2.000 libras esterlinas,
John Milberne Leacock falleció en la ciudad suiza de Lausana el mes de mayo de 1915, a la edad de 67 años. Como era de esperar la prensa de Madeira y de Gran Canaria se hicieron eco de su muerte.
Al fallecimiento de John Milberne Leacock el 19 de mayo de 1915, su esposa Mary Silence (Erskine) Leacock es la heredera de todos su bienes. John Milberne había firmado su testamento el día 8 de septiembre de 1908, donde declaraba a su mujer única heredera.
A partir de 1915 el primogénito David John Leacock -siguió describiendo Sergio Aguiar-, adquiere un protagonismo más que evidente en la administración de los bienes que la familia posee en Gran Canaria, isla donde se instalará con su esposa Jessie Etchels y donde en el mes de agosto nacerá la primogénita del matrimonio, Elizabeth Leacock.
David Leacock se había casado a finales de diciembre de 1914 en Inglaterra con Jessie Etchels. Aficionada a la pintura y a las bellas artes, su padre John Charles Etchells era un ingeniero de prestigio. A través de su hermano Ferderick, reconocido arquitecto y pintor contactan con el Grupo de Bloomsbury influyente grupo de escritores, intelectuales, filósofos y artistas ingleses, entre cuyos miembros más conocidos estaban Virginia Woolf, John Maynard Keynes, E. M. Forster y Lytton Strachey. Sus obras y perspectivas influyeron profundamente en la literatura, la estética, la crítica y la economía, creando actitudes modernas en el feminismo, el pacifismo y la sexualidad.
Influenciado por el pacifismo, David J. Leacock se declaró objetor de conciencia en la Primera Guerra Mundial. Muchas de las personas con las que él se relacionó en el denominado Círculo de Bloomsbury -relató Aguiar- fueron destacados antimilitaristas. Fue el caso de Bertrand Russell (premio Noel de Literatura en 1950) muy conocido pacifista durante la Primera Guerra Mundial, lo que acabó llevándolo a la cárcel durante seis meses por la publicación de artículos y panfletos.
De la amistad con Russel han quedado para el recuerdo unas fotografías de la visita que éste hizo a Leacock en el año 1935 a su casa en Guía. Al respecto, el hijo de David John, Richard Leacock en sus memorias recuerda que conoció a Russel en Guía con motivo de la citada visita.
Leacock tuvo cuatro hijos con su primera esposa, Jessie, que falleció a los 41 años de edad, el día 7 de diciembre de 1933 en el barco que la devolvía a Inglaterra. Elizabet nacida en San Lorenzo (Gran Canaria) en 1915 se graduó en Trabajo Social en la Universidad de Pennsylvania, trabajó en diferentes lugares, y finalmente en la Oficina de Servicios Comunitarios de Brooklyn hasta su jubilación en 1980.
Philip, que fue un destacado director de cine. En la década de los 60 se mudó a Hollywood y se concentró casi exclusivamente en dirigir películas y episodios para televisión. Ursula, pintora, vivió en Guía entre 1959-1960 con su primer marido George Knox que fue gerente de la empresa. Richard, que estudió Ciencias Físicas en la universidad de Harvard, fue un destacado documentalista. El festival de Cine de Las Palmas tiene un premio con su nombre.
Apuntó Sergio Aguiar que David Leacock comienza en septiembre de 1920 una aventura empresarial en solitario, que durará 60 años, si bien desde los primeros meses de 1920 ya se observa una cierta independencia en las gestiones de la empresa familiar. De hecho, en la prensa tanto de Gran Canaria como de Tenerife se publican diversos anuncios con la única referencia a él, tal es el caso de la publicidad que hace en el periódico “La Tarde” editado en Santa Cruz de Tenerife en los primeros meses de 1920, como agente exclusivo para Canarias de la marca de motores “Crossley”.
Años 30 del pasado siglo XX. David John Leacock y su primera esposa, Jessie, sentados en su casa de Becerril de Guía, lugar en el que recibieron y alojaron después a su amigo Bertrand Russell, premio Nobel de Literatura 1950.
A los pocos días del Golpe de Estado en julio de 1936, David John Leacock y su segunda esposa Florence Elizabeth, son detenidos.
Su libertad tuvo que pagarla, disfrazándose la misma como un donativo que éste hacía a las autoridades militares. Al respecto Leacock en una carta de protesta, informaba que “hemos sido molestados seriamente por las nuevas autoridades militares que asumieron el control […] Por sugerencia de cónsul en Las Palmas, Mr. Head, hice una donación de 5.000 pesetas al fondo de las autoridades militares, quienes prometieron entonces que yo no sería molestado más […] las molestias se incrementaron después de esto”. Pero a Míster Leacock no sólo se le impone una multa de 25.000 pesetas, sino que se le obliga a colocar al frente de sus negocios a un ciudadano español, si bien tenía un apoderado inglés Mr. Federico Ernesto Clark.
Además, se muestra convencido de que la intención de las autoridades militares es destruir su negocio, amparándose en acciones realizadas por él de tal manera que le sirva para justificar la confiscación de su propiedad. Aunque manifiesta que: “Deseo afirmar categóricamente que ni mi esposa, ni yo, tomamos parte en la oposición a la ocupación militar, ni tampoco ninguno de los dos ayudó a los funcionarios del gobierno local o líderes políticos para escapar”.
Este comentario hay que enmarcarlo -puntualizó Sergio Aguiar- en la huida del diputado comunista Eduardo Suárez Morales y Fernando Egea Ramírez, delegado gubernativo en el Norte de Gran Canaria, que organizaron la resistencia contra los golpistas en la comarca norte, y que en su huida, según datos recabados por el Cronista Oficial de La Aldea, Francisco Suárez Moreno, se pertrecharon de combustible en el fallido intento de escapar de la isla, en el pozo propiedad de Mr. Leacock en Agaete. Además de que diversas fuentes orales señalan que el chófer de Mr. Leacock fue el que los llevó desde Guía a Agaete
La ya citada carta que envía Leacock en agosto de 1936 al secretario de Estado, “nos proporciona una destacada información sobre su propiedad en Gran Canaria, que él manifiesta es de 432 fanegadas de tierras, 48 km de tuberías, estanques y presas y estaciones de bombeo de agua. Y además indica que las ganancias de su empresa en 1935 ascendieron a casi 10 mil libras esterlinas, siendo sus cuentas auditadas por una firma del Instituto de Contadores Públicos de Inglaterra”.
Después de un año en Inglaterra, en octubre de 1937, se va a los Estado Unidos, de donde era natural su segunda esposa Florence Elizabeth, nacida en 1905, con la que tuvo una hija, Martha Leacock (Estados Unidos,1939).
1973. Amado Moreno (d) entrevista para "Diario de Las Palmas" al cineasta internacional Philip Leacock, en presencia de su padre David John Leacock/PACO LUIS MATEO
MISIONES INTERNACIONALES
El exilio de Míster Leacock se prolongó 27 años. Comienza a trabajar en INDUSCO Cooperativas Industriales de China, una organización en el norte de este país, que jugó un papel importante en la lucha de los chinos contra la ocupación japonesa y el ejército de Chiang Kai-shek, indicó el conferenciante. Indusco, fue creado para desarrollar una nueva base económica en China inspirado en principios democráticos, buscó proporcionar trabajo, educación, bienes de consumo e industriales, y una oportunidad para que los trabajadores chinos controlaran sus propias fábricas y organizaciones, explicó Aguiar seguidamente.
En los Estados Unidos se estableció un departamento técnico, dirigido por David John Leacock, que obtuvo la ayuda de muchos prominentes ingenieros y técnicos estadounidenses, encabezados por el decano de la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Columbia, Walter Rautensrauch, con el objetivo de resolver problemas de las Cooperativas Chinas.
“Sin duda la experiencia adquirida en Indusco y su buen hacer como responsable técnico, consolidó el prestigio como ingeniero de Leacock, lo que le abrieron puertas en otras organizaciones -expuso Sergio Aguiar-. De tal manera que con 54 años de edad se incorpora en los primeros meses de 1944 en UNRRA: Administración de las Naciones Unidas para el Auxilio y la Rehabilitación o Administración de las Naciones Unidas para el Socorro y la Reconstrucción. El propósito de la UNRRA era “planificar, coordinar, administrar u organizar la administración de medidas para el alivio de las víctimas de la guerra”, en cualquier área bajo el control de cualquiera de las Naciones Unidas a través de la provisión de alimentos, combustible, ropa, refugio y otras necesidades básicas, servicios médicos y otros servicios esenciales”.
Míster Leacock fue nombrado representante del UNRRA para Yugoslavia, cargo que desempeñó entre 1944 a 1949.
Al concluir sus trabajos en UNRRA David John Leacock comenzó a trabajar en Ginebra (Suiza) como consultor especialista en la Comisión Económica para Europa (ECE), organismo perteneciente a la ONU, que se creó en 1947 para promocionar la cooperación económica entre sus Estados Miembros. Trabajó en el área de servicios públicos, construcción, minería, maquinaria agrícola y metalúrgica. Una de las tareas específicas realizadas fue recopilar información sobre las necesidades y disponibilidades de los soportes de mantenimiento de los vehículos de motor y examinar los medios para facilitar su adquisición por parte de los gobiernos integrados en la CEPE. Además, desde Comisión Económica de las Naciones Unidas para Europa, destacó por sus trabajos en la búsqueda de métodos para aumentar la producción y distribución de penicilina. De tal manera que participaba en el Consejo Ejecutivo de la Organización Mundial de la Salud, como especialista en equipamientos, industrias y materiales de base. Y en junio de1952, al cumplir los 62 años, deja de trabajar y se va a vivir a Francia, en concreto a la Costa Azul.
En la Navidad de 1963, después de 27 años de exilio, vuelve a Gran Canaria, y toma directamente las riendas de la empresa. No dudando en vender algunas fincas para capitalizarse, trasladando sus decisiones directamente a sus gerentes o encargados y estos a su vez al resto de empleados.
FALLECIMIENTO Y LEGADO A LOS TRABAJADORES
Por último, el historiador Sergio Aguiar aludió al final de los Leacock en Canarias, confirmando que David John Leacock falleció en su casa de Guía de Gran Canaria a las 14,00 horas del día 22 de abril del año 1980. Había realizado testamento abierto a las 13,30 del día 18 de agosto del año 1977, ante el notario D. José Gómez de la Serna Nadal. En el remanente de todos sus bienes, derechos y acciones que posee en España, instituye por sus únicos y universales herederos a 11 de sus trabajadores. Manifiesta el otorgante que dado el régimen de separación de bienes que rige su matrimonio y el principio de libertad de testar establecido por la legislación inglesa, sin prejuicio del profundo afecto que profesa a su esposa y a sus hijos, es su voluntad instituir e instituye únicos y universales herederos de todos sus bienes, derechos y acciones que posee en España a los anteriormente expresados.
Con la muerte de David John Leacock acaba la historia de la presencia de la familia Leacock en Canarias.
LABOR RIGUROSA, SEGÚN AMADO MORENO
El protagonista de la charla había sido presentado en los inicios del acto por el periodista Amado Moreno, quien agradeció en primer lugar la invitación de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Gran Canaria para referirse a Sergio Aguiar, como autor con Augusto Álamo, de la primera obra biográfica sobre David J. Leacock y su familia. A continuación, el texto íntegro ofrecido por el presentador:
“Agradezco la invitación, no porque yo persiga salir en la foto. En absoluto. Bien lo saben aquellos que me conocen. Les confieso que tampoco ayuda a aceptar este pequeño reto el miedo escénico que nos impone intervenir en esta entidad con más de doscientos años de historia y prestigio, dispuesta siempre al servicio de la sociedad grancanaria.
Hoy he recogido el guante para intervenir en este acto por resultarme difícil rechazar una propuesta cuando procede, como en este caso, de un amigo entrañable de muchos años como Francisco Reyes, con una acreditada labor ininterrumpida y admirable en esta Real Sociedad, ahora estimulada por una nueva etapa ilusionante con otro director, José Joaquín Díaz de Aguilar.
Influyeron además para corresponderle dos factores no menos importantes: mi estrecha relación de amistad igualmente con Sergio Aguiar, y el encuentro profesional que he tenido en el pasado remoto y reciente con miembros de la familia Leacock en sendas ocasiones. Con David J. Leacock y dos de sus hijos: con el conocido cineasta Philips, contacto en el que su padre hizo de intérprete (año 1973 del siglo pasado), y no hace mucho tiempo, con Martha, la única superviviente, residente hoy en Escocia, pero que de vez en cuando vuelve a Gran Canaria para evocar su infancia en el Norte de nuestra isla, donde todavía conserva parte del legado de su padre, y algunas amistades, como las de los dos autores de esta biografía de su padre.
De hecho, ambos, Sergio y Augusto, hicieron un viaje a Escocia para recopilar documentación e impresiones de la propia Martha, en casa de ésta.
Lástima que haya trascendido sólo una entrevista concedida por David J. Leacock para hablar de su llegada a Canarias y la visión de la realidad a la que enfrentó su sueño empresarial. Tal entrevista fue localizada por Sergio Aguiar en un ejemplar del desaparecido periódico El Eco de Canarias, con fecha 25 de julio de 1964.
En ella David J. Leacock es definido y destacado como “el hombre enamorado de su tierra adoptiva que gracias a su iniciativa privada más puestos de trabajo había creado en Gáldar y Guía”.
Cuenta él su impacto inicial con el transporte de la fruta en camellos hasta su llegada al muelle para embarcarla. Se muestra satisfecho de su contribución al mantenimiento del viejo dique de Sardina del Norte. Lamenta la extinción progresiva del “toro de Gáldar”, de gran utilidad entonces para arrastre del transporte, y adelanta su ambicioso proyecto de una red de tuberías para bajar el agua de la cumbre a los cultivos de costa. También revela su total sintonía con los análisis de Manuel Bermejo para el desarrollo agrícola y ganadero de la comarca. Y aprovecha Mr. Leacock para dejar claro su pensamiento al respecto: “Necesitamos ofertar en el mercado frutas y verduras de primera calidad, para cuyo cultivo es preciso estiércol bueno. Promover la crianza de ganado vacuno con pastos de calidad para lograr buena carne y leche, a precios asequibles”. Finaliza nuestro personaje inglés efectuando un llamamiento a los canarios y autoridades “a mecanizar las fincas de forma radical y total, introduciendo modernos sistemas científicos de cultivo”. Una tarea en la que fue un verdadero avanzado de su tiempo, como así recoge y describe el libro firmado por Sergio Aguiar y Augusto Álamo.
¿Pensamiento político de Mr. Leacock? “Era mitad socialista y mitad comunista”, me respondió rotunda su hija Martha durante la conversación que mantuvimos hace pocos años en Sardina del Norte para ser reproducida un domingo en el periódico LA PROVINCIA-Diario de Las Palmas. La foto de portada de aquel día no podía ser más elocuente: Martha sentada con un ramo de flores junto a la tumba de su padre inolvidable, en el cementerio de La Atalaya de Guía.
Por cierto, la sencilla tumba de David J. Leacock contrasta y se halla junto al mausoleo de José Samsó, destacado militar y general monárquico, que fue comisionado para inspeccionar las condiciones de los prisioneros de la Primera Guerra Mundial en Europa, como representante de España, país neutral en el conflicto.
Ambos personajes, Leacock y Samsó, compartieron metas comunes para impulsar la agricultura canaria y potenciar la apertura de mercados en el exterior. Tras crear la primera cooperativa en 1922, Samsó, de ascendencia catalana, promovió el Consejo Regulador de la Exportación de Plátanos.
Curiosamente, su ideología política conservadora no fue obstáculo para sellar una amistad duradera con David J. Leacock, desde el mutuo respeto que ambos se profesaban. Toda una lección de civismo y convivencia la de ambos, anteponiendo el interés colectivo al individual, a diferencia de lo que sucede en este tiempo actual tan convulso en casi todos los órdenes con muchos de nuestros personajes públicos descalificándose permanentemente en pandemia y sin pandemia. Y nada digamos del vertedero incontrolable de determinadas redes sociales, alentadas a través de la nueva tecnología.
Es oportuno recordar que entre los títulos editoriales que ha producido Sergio Aguiar antes que este de Mr. Leacock, figura uno sobre José Samsó, lanzado por editorial Mercurio.
Para no caer en la tentación de irme por los cerros de Ubeda con otras disquisiciones, según “uso y costumbre” de los que ya sumamos unos cuantos años, ofrezco rápidamente una pincelada o perfil de nuestro amigo y autor de la biografía sobre David J. Leacock y su familia, junto a Augusto Álamo.
Sergio nació en Guía de Gran Canaria en 1966. Se licenció en Filología Hispánica por la universidad de La Laguna. Es especialista en Análisis y Diseño de Sistemas de Gestión Documental.
Desde el año 2001 ejerce como técnico del Archivo y Biblioteca Municipal de Guía. Es miembro de la Asociación de Archiveros de Canarias.
Por diversas razones, especialmente de amistad, reconozco que no soy yo el más indicado para catalogar la solvencia de Sergio Aguiar como investigador. Prefiero por consiguiente remitirme al juicio certero y brillante que hizo de su trabajo semanas atrás, con total independencia, el profesor Juan Ferrera Gil en el digital Infonorte, sin la menor sospecha de que exista una relación o connivencia entre ambos, salvo la atribuible conexión que podría darse entre un autor y un lector:
“Sergio Aguiar da muestras sobradas de trabajo efectivo y realizado, de esfuerzo constante que se confunde con la pasión investigadora, donde la seriedad y eficacia han encontrado por fin su sitio verdadero –escribe el mencionado profesional de la docencia-. (…) Es –añade- un auténtico valedor de la historia, de los legajos oficiales y de todos aquellos documentos que hablan de momentos pasados que resultan muy significativos, más que nada por su consideración de papeles vivos en un mundo que los intenta olvidar, (o, incluso, en algunos casos, secuestrar”.
El articulista se deshace en estos reconocimientos, tras haber leído la obra dedicada a David J. Leacock, y otra –la última- sobre el filólogo guiense, Miguel Santiago, afincado en Madrid, donde falleció hace cincuenta años, después de haber sido uno de los discípulos predilectos de Ramón Menéndez Pidal. Ambas publicaciones lucen la firma de Sergio Aguiar como denominador común.
Acabo pidiendo perdón a todos por mi extensión y saltarme la escaleta. Admito que es irrefrenable mi afán de compartir información que considero de interés en cuanto a hombres o mujeres que forman parte de nuestra historia canaria como algunos de los ya citados. Sorry, diría Mr. Leacock.
Cedo ya la palabra a Sergio Aguiar, verdadero protagonista de este acto. Muchas gracias”.
Félix Delgado, historiador: “Es un escritor comprometido con la sociedad canaria, que ponderó la importancia de lo humano, y la peligrosidad de mercantilizar lugares, relaciones e ideas”
La Biblioteca Insular grancanaria ofrece una muestra del legado documental del autor lanzaroteño, tras el centenario de su nacimiento, incluyendo su peripecia vital en las minas de Bélgica
“Leandro Perdomo Spínola (Arrecife, 1921-Teguise, 1993) es uno de los periodistas y escritores importantes de Canarias de mediados de siglo XX”, destaca con rotundidad Félix Delgado López, historiador y comisario de la muestra que ayer fue inaugurada en la Biblioteca Insular grancanaria con gran parte del legado documental del autor lanzaroteño, tras cumplirse el centenario de su nacimiento en 2021.
Félix Delgado, Sara Bermúdez, Francisco Hernández y Herminia Fajardo, ayer junto al retrato de Leandro Perdomo, realizado por su hijo Manuel Perdomo/A.M.
Al margen de sus aportaciones periodísticas y cabeceras propias, publicó media docena de libros: “Diez cuentos” (1953), “El Puerto de La Luz” (1955), “Nosotros los emigrantes” (1970), “Lanzarote y yo” (1974), “Desde mi cráter” (1976) y “Crónicas isleñas” (1978).
Manolo Millares, César Manrique y Julio Viera ilustraron portadas de algunas de sus obras, según testimonia la exposición abierta al público hasta el 7 de octubre, con un recorrido por la vida y producción literaria del protagonista. La iniciativa cuenta con el respaldo del Cabildo de Gran Canaria, ayuntamiento de Teguise, el Archivo Histórico y el Pacto por la Lectura y la Escritura de Gran Canaria, además de la Fundación César Manrique y la familia de Leandro Perdomo.
Luego de examinar un recorrido por su vida y su obra, parece existir consenso generalizado en muchos de sus seguidores para concluir que el personaje lanzaroteño era “un libertario, amante de la integridad y eterno inconformista”. La opinión de Félix Delgado no se aleja de este juicio, matizando que “ciertamente se ha dicho que fue un hombre íntegro, de hechos e ideas parejas. También una persona buena, siempre atenta a generar el bien”.
Leandro Perdomo Spínola con César Manrique
El historiador y comisario pone su énfasis en la primera entrega relevante de Leandro Perdomo: “Con ´Pronósticos´ promovió, en un momento de posguerra y dictadura, una plataforma que podía recoger problemas y mejoras que necesitaba la isla, y que sirvió de lugar donde desarrollar la vocación y creatividad de periodistas y escritores.
En este sentido fue muy importante porque acogió la participación de literatos como Ventura Doreste, José María Millares…“Diez Cuentos” o “El Puerto de la Luz” son ejemplos de su impulso creativo, piezas cortas donde ahondó en varios lugares de Las Palmas, o en tipos humanos”.
Agrega y explica cómo Gran Canaria constituyó un estímulo para su crecimiento vital y cultural: “Arrecife era una población pequeña, con poco movimiento social y cultural.
Las Palmas de Gran Canaria era un puerto comercial, con una población mayor, lo que le prometía más publicidad y lectores para su cabecera y escritos, y además era un lugar donde había más estímulos intelectuales y donde pudo colaborar con escritores o artistas como Manolo Millares”.
Leandro Perdomo Spínola con su esposa Josefina Ramírez y cinco de sus seis hijos
Definido con ideología de izquierda, sus textos expresan una crítica solapada a la dictadura de su época: “Leandro Perdomo ha dejado escrito que en la España de los años cincuenta no había libertades, ni trabajo -recuerda ahora Félix Delgado-. Por sus venas corría la emigración como una solución. Su familia había ido a América, pero para los españoles Europa aparecía como un lugar moderno, propicio para el desarrollo social e intelectual. Tras contraer matrimonio, y con varios hijos (tuvo seis), igualmente le debió parecer como un sitio donde probar fortuna para solventar problemas económicos. Había un convenio entre Bélgica y España para trabajar en las minas. Y se acogió al mismo”. A los dos años de su actividad en los yacimientos de San Quintín y del Goufre tuvo que abandonar a consecuencia de una bronquitis que le diagnosticaron.
Al principio se trasladó sin su familia para trabajar en el fondo de la tierra, relatando después la dureza de la experiencia. Con el tiempo se le unieron su mujer e hijos. Consiguió permiso para desarrollar su profesión, e impulsar otra cabecera: “Volcán”, que se distribuyó no sólo en Bélgica, también en Holanda y Alemania. “Gracias al estimulo de intelectuales emigrantes lograría dar voz a los problemas y soluciones que les acuciaban, significando un soporte que los enriqueció culturalmente”, resalta el historiador y coordinador de la muestra.
“Cuando vuelve de Bélgica en 1968, Lanzarote ha cambiado mucho –cuenta-. Sobre todo se percata que hay una mutación económica con el desarrollo del turismo y la paulatina caída del mundo rural y pesquero. Asimismo, registra un crecimiento demográfico y una transformación social y cultural. Con la democracia pudo intuir que había mayores oportunidades para ejercer la libertad de expresión y pedir derechos y deberes. Leandro asume su papel de escritor comprometido con el desarrollo y mejora de la sociedad canaria”.
No duda en reflejar en sus libros y artículos periodísticos siguientes “el ponderar la importancia de lo humano, y la peligrosidad de la mercantilización de lugares, relaciones e ideas -subraya Félix Delgado-, a la vez que aboga paralelamente por la elaboración de una mitología insular anclada en la memoria”.
La inauguración de la muestra concitó ayer en la sala de la Biblioteca Insular grancanaria la presencia y las intervenciones de la concejala de Archivo, Patrimonio, Biblioteca y Juventud del municipio de Teguise, Sara Bermúdez Aparicio, el cronista oficial de la misma villa, Francisco Hernández Delgado, la periodista Herminia Fajardo, vinculada a la familia de Leandro Perdomo, además del comisario del evento, Félix Delgado López.
Todos ellos coincidieron en congratularse con esta apuesta institucional que potencia la divulgación y conocimiento de la trayectoria y trabajos de este sobresaliente literato canario del pasado siglo, enraizado en la saga de los Spínola, conocida estirpe familiar de Lanzarote por su mecenazgo en pro de la cultura.
*Publicado en La Provincia el 3 de septiembre de 2022.
Sergio Aguiar Castellano, autor de su biografía, y Elena Santiago, prologuista, ponen énfasis en la entrega y rigor profesional del personaje como investigador, archivista y bibliotecario
Menéndez Pidal, Agustín Millares Carló y Antonio Rumeu llamaron la atención en el pasado sobre su laboriosidad, en particular con la historia de Canarias
El teatro-cine Hespérides de Guía fue escenario el pasado jueves 28 de julio de la presentación de la biografía “Miguel Santiago Rodríguez, pasión por la historia de Canarias”, escrita por Sergio Aguiar Castellano, a propuesta del ayuntamiento del municipio norteño, en concreto de su concejala de Cultura, Sibisse Sosa, y prólogo de Elena Santiago, doctora en Historia del Arte y bibliotecaria, hija del ilustre biografiado. Ésta trazó una emotiva semblanza de su padre, recordando los orígenes y fuerte vinculación durante toda su vida con su ciudad natal, pese a la distancia física permanente por su establecimiento y trabajo en Madrid desde que culminó su formación en la entonces Universidad Central (hoy Complutense) de la capital española. “Siempre llevó a Guía y Canarias en su corazón allá dónde estaba”, destacó.
En su turno previo de palabra, la concejala de Cultura había apuntado en la apertura que la biografía objeto de presentación “es un libro que habla de libros”, parafraseando a Umberto Eco, “para acercarse –dijo- a esta hermosa obra de Sergio Aguiar sobre un guiense excepcional que dedicó su vida a los libros”.
El texto literal del resto de su discurso se reproduce seguidamente:
“Es un libro que habla del hombre que amaba los libros y el amor se convirtió en obsesión. Obsesión por contagiar ese amor a todos nosotros. Un libro entre las manos de cada niño, de cada joven, de cada adulto. El libro que descubre la mayor aventura del ser humano, encerrado en el misterio silencioso y cósmico de una biblioteca. La Biblia, que en griego significa “los libros”, ha hollado el camino de la sabiduría; y tras ella han caminado millones de ojos: papiro a papiro, página a página; hombre a hombre, mujer a mujer que, voraces, han descubierto el mundo, el universo, el cosmos (se han descubierto a sí mismos, ya digo), sin salir de la pared protectora y amante de la biblioteca…y de ahí al mundo, sabiendo que ya sabes dar el primer paso, poniendo un pié delante del otro con la curiosidad del que ya lo ha leído en un bellísimo libro. Un “deja vu” que descubre lo que previamente se ha presentido en la lumbre amorosa de la biblioteca”.
“Miguel Santiago que, en palabras de su hija, Elena Santiago Páez, “fue un gran hombre que intentó disimularlo toda su vida”, se nos descubre ahora en esta maravillosa biografía de Sergio Aguiar, como un obrero sin hora de suelta, obsesionado porque, al final de la jornada, tuviera a un hombre o a una mujer; a un niño o a una niña, enamorado (encandilada) por la historia de nuestra tierra, por la historia de todas las tierras… por todas las historias. Tan grande y generoso era, que (lo dice Elena) “ compartía sus conocimientos sin pedir nada a cambio”. Sólo pedía, imaginamos, que todos los conocimientos fueran compartidos por todos los seres humanos.
Pedro Lezcano, en un discurso donde inauguraba un colegio que lleva su nombre, decía que “dentro de diez años, los alumnos que estudien en este colegio, no sabrán quién fue Pedro Lezcano”.
Miguel Santiago da nombre a un colegio de nuestra ciudad y a nuestra querida, bellísima y rica biblioteca, por supuesto…pero no sabemos quién fue, ni qué supuso para nuestra ciudad y para nuestra tierra. Hasta ahora… Ya no tenemos excusa. En este libro (¡siempre el libro, que nos eleva sobre nosotros mismos!), Sergio Aguiar escudriña la obra de nuestro Miguel Santiago.
Transita por la vida del genial guiense desde su nacimiento hasta su muerte en 1972. Es el tránsito por el alumno sobresaliente de magisterio; de la tierra abandonada de Dios de aquel Tasarte de 1925, donde, sin embargo se le recuerda con el cariño del primer maestro. Es su tránsito sobresaliente por la Universidad Central de Madrid (hoy Universidad Complutense). Es el camino que recorrió por la Biblioteca Nacional. Es su obsesión porque nuestra ciudad de Guía contara con una biblioteca pública. Es tanto y tan grande lo que hizo este maestro de maestros, este intelectual que se escondía de su intelectualidad que debemos leer hasta la última página de este hermoso y esclarecedor libro de Sergio sobre nuestro gran vecino.
Mi despacho de la concejalía de Cultura está al fondo de la biblioteca Miguel Santiago, que ahora se me antoja más bonita. Vivo y trabajo rodeada por el olor a pólvora de la batalla de Waterloo, por el sonido tintineante de las espadas de “los tres mosqueteros”; por el dulce olor de los versos de Manuel González Sosa.
Mi despacho está en la biblioteca Miguel Santiago y su nombre llena hoy cada rincón, cada estantería de un edificio que construimos nosotros, pero que, escarbando, vemos los cimientos del hormigón de su amor por nuestra ciudad y su obsesión porque nos eleváramos sobre nosotros mismos con los libros que cuentan el universo. Mi despacho de la biblioteca es un universo maravilloso alumbrado por la estrella (la estela) de nuestro amigo, vecino y universal Miguel Santiago.”
Sibisse Sosa concluyó recordando que “hace cincuenta años, Miguel Santiago abandonaba este lugar para habitar, junto con los más grandes, el olimpo donde todavía se tiene en pie la Biblioteca de Alejandría, leyendo los papiros que se negaron a arder, y junto con San Agustín, quien decía que “cuando rezamos hablamos con Dios, pero cuando leemos es Dios quien habla con nosotros”.
SERGIO AGUIAR: “LUCHADOR DESDE LA INFANCIA”
Por su parte, Sergio Aguiar Castellano explicó que el origen de este estudio nace cuando en los primeros meses de este año 2022, la concejal de Cultura, Sibisse Sosa Guerra, le comenta que por qué no hacía un estudio biográfico como el que el año pasado elaboraron sobre el poeta Manuel González Sosa, ya que este año 2022 se cumplen los cincuenta años del fallecimiento de don Miguel, pues murió el 31 de diciembre de 1972. Con el objetivo de profundizar y dar a conocer a este personaje tan vinculado a la historia del municipio, pero a la vez poco conocido por las generaciones actuales.
“Tomamos entonces el testigo que la concejal nos daba y después de meses de intensa y fructífera investigación hoy presentemos el resultado de la misma”, precisó.
El autor de la biografía ofreció seguidamente una serie de consideraciones y análisis sobre su trabajo, que también reflejamos íntegramente a continuación:
“Quiero destacar que sin la ayuda de la familia de don Miguel, especialmente de su hija Elena este libro no hubiese sido posible editarlo. Agradezco enormemente a Elena el que me haya abierto las puertas de su Casa en Madrid para consultar el archivo familiar y su generosidad para que muchísimas fotos del álbum familiar que atesoraba su padre, ahora podamos verlas en este libro. Gracias también Elena por tu prólogo.
Mi más sincero agradecimiento a Pura y Olga, sobrinas de Miguel Santiago por compartir sus recuerdos y vivencias. A Olga María Robles Roque por su entusiasta ayuda.
Este libro se lo he querido dedicar a los archiveros/as-bibliotecarios/as del mundo, cuyo trabajo es vital para conocer nuestras raíces. Es por ello que agradezco a Blanca Calvo y Ramón Salaberría, bibliotecarios, la transcripción del viaje que en 1934 realizó Miguel Santiago por las islas Canarias.
A Luz Marina Acosta Peñate, responsable del Archivo de la ULPGC la información de la etapa de estudiante de Miguel en Las Palmas. Y a Natalia Domínguez Medina bibliotecaria de la Biblioteca Insular de Gran Canaria por su ayuda donde se conserva el Fondo de Miguel Santiago. A Antonio Medina Medina, profesor de la UNED, e inspector de Educación por atender mis consultas. A Eugenio Aguiar González por su dibujo para ilustrar el libro. A Sebastián Vega antiguo director del colegio Miguel Santiago por algunas de las fotos que ilustran el libro
Y como no podía ser menos, porque la tengo en nómina pero sin sueldo, a María Teresa Ojeda Guerra, eternamente agradecido por su ayuda en las correcciones de mis trabajos. Por último, mi más sincero agradecimiento a Carmelo Santiago Casañas, editor de Edigeca (Editorial Genealógica Canaria), por el cariño, esfuerzo y trabajo que ha puesto por la edición del libro.
El libro que presentamos está estructurado de la siguiente manera:
Un preámbulo del alcalde de Guía, don Pedro Rodríguez Pérez, al que agradecemos su colaboración. El prólogo de Elena Santiago Páez y a continuación diversos capítulos en el que analizamos la vida de este guiense de manera cronológica.
Yo destacaría de Miguel Santiago su absoluta entrega por lo que hacía, sus textos, que hemos transcrito, resuman convicción y entereza. Fue un luchador desde su más tierna infancia y pese a su origen humilde, llegó a ser una muy estimada y relevante personalidad en el mundo académico y cultural de su época.
Siempre me ha llamado la atención como la inmensa mayoría de los hijos de la burguesía agraria de Guía y de la comarca, de su época, apenas se preocuparon por adquirir formación, conformándose con una vida anodina, a pesar de los recursos económicos que la agricultura de exportación, plátanos principalmente, produjo durante décadas.
Sin embargo Miguel Santiago, ayudado por su familia, tuvo una voluntad férrea para superar una vida carente de amplitud de ideas instalada en aquella sociedad. Los que lo conocieron hablan de él como muy estudioso, humano, ameno, circunspecto, cordialísimo, muy erudito y ponderado.
Tuvo la suerte de contar estudiando en la Universidad Central de Madrid con profesores de primera línea, con los que mantuvo a lo largo de su vida una estrecha colaboración. Fue discípulo muy estimado de Ramón Menéndez Pidal, Agustín Millares Carló, Américo Castro, Dámaso Alonso, entre otras relevantes personalidades.
Don Ramón Menéndez Pidal dirá de el: “ Su pasión por la historia de la tierra nativa queda bien de manifiesto en su notable “Biblioteca Canaria”, donde acaso lo más valioso sea la serie interminable de manuscritos y documentos copiados personalmente por Miguel Santiago o bajo su dirección y acotación previa, en una tarea tan agotadora y laboriosa que precisa calificar de auténticamente benedictina […] la historia española, y en particular la de Canarias, está en deuda de gratitud con Miguel Santiago. Su esfuerzo y diligencia merecen toda clase de elogios y plácemes”.
En este pequeño texto creemos que don Ramón describe la personalidad de Miguel Santiago, en el que sin duda destaca el tesón, disciplina y laboriosidad de nuestro ilustre paisano. Contó con la ayuda económica del Ayuntamiento de Guía para sus estudios universitarios en Madrid, vuelve cada vez que puede a su ciudad natal y no se olvida de su terruño
Yo destacaría su gran interés para que Guía contara con una biblioteca. Es por ello que en 1932 empiezan sus primeras gestiones, que culminarán en 1935, cuando se inaugura el 18 de agosto dentro de los actos programados en las fiestas de la Virgen.
De esta biblioteca situada en el conocido como Ayuntamiento Viejo, en la calle Pérez Galdós, junto al Mirador-Torreón del callejón de León, nos hablaba nuestro gran poeta Manuel González Sosa, que por entonces tenía 14 años, el cual cuando recordaba su infancia y juventud en Guía, hablaba de la lectura de aquellos libros que tuvo la oportunidad de leer en la Biblioteca municipal, conseguida por Miguel Santiago.
No es casual que la Junta de Intercambio y Adquisición de Libros para Bibliotecas Públicas, del gobierno de la Segunda república, pensara en Miguel Santiago para llevar a cabo una visita, más que de inspección, de apoyo a los municipios de las Islas Canarias que habían solicitado o querían tener una biblioteca, y ayudarles en las gestiones administrativas y técnicas necesarias que impulsasen su creación.
Aprovechando el viaje de novios para que sus padres conocieran a su reciente esposa (se había casado en Murcia con su compañera de estudios Elena Páez en Septiembre de 1934), a finales de ese mes llega a Gran Canaria y al día siguiente de llegar a Guía, emprende un periplo por siete de las islas, en coche, en barco, en burro y a pié.
Aunque el informe que redactó para la Junta de Intercambio era ya conocido al haber sido publicado en 2011 por los bibliotecarios Blanca Calvo y Ramón Salaberría en la revista “Educación y Biblioteca”, se ha incluido completo en este libro dado su enorme interés para Canarias desde un punto de vista, no sólo bibliotecario, sino también geográfico, sociológico y etnográfico pues incluye interesantísimas descripciones, la mayoría muy bellas, sobre los paisajes, los pueblos, los cultivos, los trajes y las costumbres de las gentes que ha visto en su recorrido.
La lectura de su periplo por las islas visitando los municipios interesados en contar con biblioteca son una radiografía de la Canarias de los años 30 del pasado siglo. Se me antoja como un documental con una riqueza informativa impresionante.
Por ponerles un ejemplo, de nuestra ciudad dice: Guía es la cabeza de Partido Judicial de la mitad aproximadamente de la Isla, con Notaría, Registro de la Propiedad, 19 escuelas públicas, dos privadas y, además, un colegio de Segunda Enseñanza titulado “Doctora Montesori”; dos casinos de instrucción y recreo; estación telegráfica, telefónica y postal; en fin, uno de los más importantes núcleos de población de la provincia de Las Palmas, que da un gran contingente de estudiantes y gentes muy aficionadas a la lectura.
Es un pueblo limpio, bien urbanizado, centro de la Región del Norte de Gran Canaria y que se puede citar como típico en la caracterización del tipo y costumbres canarias. Em su término, y aun en la misma ciudad, se conservan con cariño las tradiciones seculares: en el vestido, especialmente de la mujer, la mantilla canaria, de lana, blanca para las solteras y jóvenes en general y negra para las mayores y las que llevan “hábito”; esta prenda se usa para ir a la Iglesia y a las visitas. En el campo, las trabajadoras (la mujer cultiva la tierra auxiliando al hombre), llevan vestido hasta la cintura, “saco” o blusa de la cintura al cuello y pañuelo a la cabeza, típicamente atado.
Características son las rondas o serenatas a las jóvenes dadas por los mozos, con acompañamiento de guitarra, bandurria y “requinto” o “timple” y en las que se cantan las melodiosas “folías”, las cadenciosas “isas” y las armoniosas “malagueñas canarias”, que componen lo más típico de los cantos canarios, juntamente con el “arrorró”, canto de cuna que entona la madre para arrullar a su hijo.
Típicas son también las reuniones o “juntas” de vecinos para ayudarse mutuamente en ciertas labores extraordinarias, principalmente en las “peladas” u operación de quitar las hojas a las panochas o “piñas” de maíz, y en los acarreos de piedra para construir muros o casas, y con motivo de las cuales se canta, se come y bebe alegremente.
En cuanto a alimentos, son característicos de toda esta región y como fundamental el “gofio” o harina de maíz tostado; los “sancochos” o patatas guisadas con pescado salado, los “cochafiscos” o maíz tierno o duro tostado para comer sin moler, el “frangollo”, etcétera.
Mucho más se pudiera decir de esta región respecto a trabajo, lenguaje, creencias, tradiciones, etcétera, pero haría demasiado largo este comentario.
Como ven, se trata de un informe completísimo que aporta información de lo más variada, de la vida y sociedad de aquellos años. Blanca Calvo y Ramón Salaberría, los bibliotecarios citados han manifestado que “los viajes de Miguel Santiago se dan en unas Islas Canarias con un índice de analfabetismo superior al 60% (de los más elevados a nivel nacional) y donde el caciquismo es una característica de la política. Por esos caminos circula el inspector Miguel Santiago convencido de que una biblioteca es una herramienta de mejora para una comunidad. Son sus años bibliotecarios, de bibliotecas públicas; luego, terminada la guerra, serán los del bibliotecario erudito, del bibliotecario bibliógrafo, del bibliotecario investigador, de la inmersión en el trabajo e investigación como salvavidas en un contexto de aniquilación de sueños de justicia social.
A partir de los años 40 del pasado siglo, Miguel Santiago comenzará una muy fructífera tarea de investigación sobe la Historia de Canarias, buscando y rebuscando todos aquellos documentos que de Canarias se conserven en los archivos de España y otros países.
Fueron años de un trabajo ímprobo, de miles de horas de su vida para dar a conocer nuestra historia, sin esperar nada a cambio, de una generosidad impagable. Su labor en la revista publicada por la Casa de Colón, Anuario de Estudios Atlánticos, fue inmensa. Le dedicó muchas horas y mucho trabajo desde el momento de su creación en 1955, junto con Rumeu de Armas, hasta su muerte, no sólo por ser el secretario técnico y tener que ocuparse de la edición de la revista en Madrid, sino en la búsqueda de información para elaborar su Bibliografía atlántica, especialmente canaria, teniendo en cuenta los medios de que entonces se disponía para localizar, a nivel mundial, la bibliografía que apareciera sobre Canarias.
Termino reiterándoles las gracias por su presencia. Esperando que si tienen la oportunidad de leer el libro, este les ayude a conocer la figura extraordinaria que fue Miguel Santiago Rodríguez”.
Foto central: Pedro Rodríguez, Elena Santiago, Sibisse Sosa y Sergio Aguiar
La popular y veterana emisora de radio "Radio faro del Noroeste" sigue su proyección hacia una mayor ampliación de su cobertura.