
La popular y veterana emisora de radio "Radio faro del Noroeste" sigue su proyección hacia una mayor ampliación de su cobertura.
El Dreamland Gran Canaria de baloncesto lleva muchos años participando en competiciones europeas. Su presencia y sus triunfos han sido notables y se ha ganado a pulso el respeto y la consideración de las organizaciones y aficiones del continente. Este año llegó, a base de pundonor y esfuerzo, a la final de la Eurocup y le tocó enfrentarse al Hapoel de Tel Aviv en un primer partido en Bulgaria y, en un segundo, en el Gran Canaria Arena
La final venía precedida por episodios violentos protagonizados por la afición israelí en distintos lugares de Europa y España, como el País Vasco o Valencia, lo que hizo que saltaran todas las alarmas. Estos antecedentes de violencia, unido al cuestionamiento de la presencia de equipos de Israel en las competiciones europeas de baloncesto como la Eurocup, la Euroliga y la Basketball Champions League, obligaron a la policía a declarar el partido como de alto riesgo. A pesar de las presiones sufridas por parte del Gobierno de Israel, se limitó la venta de entradas y se puso en marcha un dispositivo para anular las entradas adquiridas por aficionados del Hapoel en una reventa fraudulenta.
Las organizaciones grancanarias defensoras de la causa palestina organizaron distintos actos para visibilizar su rechazo a la celebración del partido y, al mismo tiempo, denunciar el genocidio de Israel en Gaza. También antes del encuentro un grupo minoritario intentó utilizar esta situación para dañar directamente al presidente del Cabildo de Gran Canaria y a Nueva Canarias.Pero esto es lo de menos. Planteaban, además, la retirada inmediata del Dreamland Gran Canaria de la competición y añadían que extendían este “boicot” al festival de Eurovisión exigiéndole a la organización que expulsara a Israel del certamen.
Se pedía al Dreamland Gran Canaria que renunciara a jugar la final de la Eurocup y a Eurovisión que expulsara a Israel del festival. Una exigencia para el deporte y otra para la música. Si el equipo grancanario hubiese renunciado a jugar la final las consecuencias habrían sido dramáticas para el club. Habría tenido que pagar una multa superior al medio millón de euros y, además, renunciar a los recursos económicos obtenidos por pasar a la final. Igualmente se le habría impedido participar en competiciones europeas durante, al menos, tres años. Se le daría directamente la victoria al Hapoel y se pondría al club grancanario al borde de una crisis de continuidad. Le daríamos a Israel el placer de destruir un club europeo señero. Se condenaría a un equipo europeo al ostracismo para que los equipos israelíes siguieran campando a sus anchas por Europa.
La retirada de la competición europea habría supuesto un quebranto económico para el club inasumible que podría haber cuestionado su propia existencia y continuidad. Y durante los días previos al partido escuchamos hablar - en sectores minoritarios, es verdad,- de falta de compromiso por parte del Cabildo de Gran Canaria con la causa palestina. Insisto en que no era el pensamiento mayoritario de las organizaciones que trabajan cada día para denunciar el exterminio de Israel en Gaza ahora y también la ocupación de los territorios palestinos durante décadas.
Si poco puedo entender los ataques personales, menos aún los que se hicieron contra el Cabildo de Gran Canaria, dirigido por un gobierno progresista sólido que ha construido en los últimos 10 años un horizonte comprometido y solidario. No ha habido un acto en solidaridad con Palestina organizado por las asociaciones de apoyo al pueblo palestino que no haya contado con el apoyo del Cabildo. Hemos alzado la voz apoyando al pueblo palestino desde la llegada al gobierno de la isla y siempre que hemos gobernado. Celebramos cada año el Día de la Tierra Palestina y la Jornada de Solidaridad con la Causa Palestina. Estamos dónde las organizaciones y los descendientes de palestinas y palestinos que llegaron hasta aquí hace varías décadas y se asentaron entre nosotros, nos piden que estemos. Esta postura no solo ha reflejado un compromiso con los Derechos Humanos, sino también la convicción de que las administraciones locales podemos y debemos tomar partido ante las injusticias globales. Un gobierno progresista debe condenar la violencia y denunciarespecialmente la asimetría de poder, la ocupación ilegal que sufre Palestina y el genocidio que está perpetrando Israel.
El Cabildo ha mostrado su rechazo a la ocupación y violencia contra Palestina en múltiples ocasiones. En 2023 tras el último gran estallido de violencia en Gaza, la institución aprobó una declaración institucional condenando los ataques israelíes y exigiendo el fin del bloqueo. Hemos iluminado el Cabildo con los colores de la bandera palestina. Nos hemos sumado a las campañas internacionales que piden sancionar a Israel por violaciones sistemáticas del derecho internacional. Hemos destinado partidas presupuestarias para ayuda humanitaria a través de organizaciones no gubernamentales que trabajan en Palestina y que han facilitado el envío de medicinas y alimentos. Hemos promovido ciclos de cine y debates en colaboración con asociaciones canario-palestinas, visibilizando la realidad de la ocupación, del genocidio y del derecho de retorno de los refugiados a un territorio palestino en paz.
El gobierno de la isla también ha asignado recursos económicos directamente a la UNRWA por más de 1,5 millones de euros en lo que va de década. Y se está preparando una nueva aportación. Esta agencia de Naciones Unidas -Roque Nublo a la Solidaridad Internacional- siempre ha encontrado el apoyo de la institución. Sin titubeos. Y por ello la ultraderecha nos ha acusado de apoyar a terroristas.
Yo sí creo que esta debe ser una oportunidad - esto es lo realmente importante- para aunar fuerzas y exigir que en las competiciones deportivas europeas se excluya a los equipos israelíes en tanto en cuanto no se frene el genocidio e Israel se atenga a la legalidad internacional y al respeto de los Derechos Humanos. Es lo mismo que se viene pidiendo con el Festival de Eurovisión. Y no por la incomprensible asimetría con el caso ruso - a Rusia se la ha excluido de las competiciones europeas por la invasión a Ucrania- sino también por la exhibición de orgullo supremacista que hacen todo el tiempo. Lo hacen en los territorios ocupados contra los palestinos, lo hacen en su país contra los cristianos y lo hacen con las aficiones europeas cuando vienen a Europa a competir.
Es incomprensible que los israelíes sean los únicos equipos de otro continente que participan en las competiciones de Europa, que utilicen su participación como una glorificación de un estado que perpetra un genocidio salvaje sobre una población indefensa y que sus aficionados se paseen por nuestro continente generando violencia, rechazos y desencuentros en el seno de la propia sociedad europea.
Hago pública esta reflexión y muestro el apoyo del Cabildo de Gran Canaria a la unidad de acción y a solicitar a la Eurocup y al resto de competiciones europeas deportivas impedir la participación de equipos de Israel en competiciones de nuestro continente. Ese debe ser el gran objetivo. Que se vayan ellos y no los clubes europeos. Su presencia es un escaparate de crispación y una suerte de blanqueo de prácticas que están segando la vida de miles de personas inocentes de forma cruel. Repitiendo la historia que su propio pueblo sufrió.
Antonio Morales Méndez. Presidente del Cabildo de Gran Canaria. Islas Canarias.
Este pasado lunes, la Península Ibérica quedó oscura. El corte fue total durante casi doce horas. Esto no ha sido un simple incidente técnico: ha sido la constatación de que nuestro modo de vida depende de un hilo tan fino como el de un cable de alta tensión
Resulta inquietante comprobar hasta qué punto estamos por descontado que todo —desde el datáfono de un supermercado hasta la ventilación de un hospital— funciona en tiempo real gracias a un suministro eléctrico continuo. Cuando la luz se apaga, el reloj social se detiene: los trenes no circulan, las comunicaciones fallan y el comercio se paraliza. Ni siquiera veinticuatro horas de apagón bastan para que la ciudadanía interiorice, con toda su crudeza, la magnitud de nuestra dependencia.
Las causas concretas del colapso aún se investigan, pero han dejado en evidencia la fragilidad de una red con apenas un 2% de interconexión internacional y un mallado interno insuficiente para absorber sobresaltos. Hablar de vulnerabilidad eléctrica me remite, inevitablemente, al cero energético que La Gomera sufrió el 30 de julio de 2023. Un incendio en la central de El Palmar dejó sin luz a más de 22.000 vecinos; Tuvimos que improvisar grupos electrógenos para mantener operativos los servicios esenciales. Aquella noche a oscuras nos obligó a replantearnos toda la estrategia insular: renovar grupos diésel obsoletos, crear nuevas infraestructuras, avanzar en las renovables y acelerar en la interconexión submarina con Tenerife.
Esa experiencia confirma que la red es el eslabón más débil de la cadena energética. Podemos instalar millas de megavatios renovables pero, si la infraestructura de transporte y almacenamiento no se refuerza, un simple fallo vuelve a dejar a millones de personas sin prestaciones básicas. España necesita, por tanto, un plan de choque para cerrar cuanto antes los corredores de alta tensión, ampliar las interconexiones con Europa y desplegar almacenamiento a gran escala capaz de estabilizar la frecuencia cuando la generación verde fluctúa.
El otro pilar es el autoconsumo. Cada tejado fotovoltaico con batería detrás del contador es una reserva distribuida que resta presión a la red en momentos críticos. El Gobierno ha simplificado los trámites, pero hace falta ir más lejos: acelerar las comunidades energéticas locales, como en la que ya trabajamos en Alojera, permitir la agregación de demanda y respaldar la instalación de baterías domésticas. Solo así convertiremos la suma de millas de hogares en un escudo colectivo frente a futuros apagones.
Si algo demuestra los sistemas insulares es que la vulnerabilidad siempre es mayor donde es más débil. Allí, sustituir los grupos convencionales por híbridos renovables-almacenamiento y crear microrredes capaces de operar de forma aislada no es un lujo, sino una obligación. La interconexión Tenerife-La Gomera será una de nuestras tablas de salvación en emergencias; otras islas precisan el mismo nivel de protección.
Casimiro Curbelo. Presidente del Cabildo de la isla de La Gomera. Islas Canarias.
En estos tiempos de transformaciones profundas y de creciente inestabilidad internacional, Canarias asiste, con una mezcla de incredulidad, indignación y preocupación, al avance de una política de hechos consumados que amenaza no solo los intereses del Archipiélago, sino su propia seguridad, integridad medioambiental y modelo económico. La reciente adjudicación por parte del Reino de Marruecos a empresas israelíes de la concesión para la exploración y posible explotación de hidrocarburos en aguas del Sáhara Occidental —a escasos kilómetros de nuestras costas— constituye una nueva vuelta de tuerca en la estrategia expansiva del país vecino, reforzada por un contexto internacional que le allana el camino y que, de forma lamentable, deja a Canarias fuera del tablero de la toma de decisiones
A través de una moción presentada por Nueva Canarias - Frente Amplio Canarista en el Cabildo de Gran Canaria, en el pleno del pasado mes de marzo, se aprobó, por una amplia mayoría, mostrar un rotundo rechazo a esta operación que, además de carecer de legitimidad internacional, vulnera las sentencias del Tribunal de Justicia de la Unión Europea y el mandato claro de Naciones Unidas respecto al Sáhara Occidental, un territorio ocupado ilegalmente desde 1975 y pendiente aún de un proceso de descolonización.
La cesión a la empresa israelí NewMed Energy, con una licencia que abarca más de 34.000 kilómetros cuadrados —una superficie superior a la de toda Cataluña— para operar en el bloque marítimo denominado “Bojador Atlántico”, no es un hecho aislado. Se trata de un paso más en una estrategia que lleva años gestándose, en la que Marruecos utiliza su alianza con Israel para abrir una vía de explotación energética en un territorio sin derechos reconocidos al ocupante. Esta alianza se produce, además, en pleno genocidio en Gaza, lo que agrava la dimensión ética y política del acuerdo.
Las tensiones con Marruecos por la delimitación de las aguas territoriales, la exploración de hidrocarburos o la extracción de tierras raras en zonas sensibles como el Monte Tropic, frente a nuestras costas, están generando también una creciente preocupación social e institucional.
Esta política de expolio, basada en el desprecio a los dictámenes internacionales y el fortalecimiento de alianzas estratégicas con potencias que miran hacia otro lado, está siendo respaldada de forma tácita —cuando no explícita— por Estados Unidos, Francia y, tristemente, también por el Gobierno de España. En un movimiento que recuerda a los peores capítulos del colonialismo, estas potencias están fortaleciendo la posición geoestratégica de Marruecos a costa de los derechos del pueblo saharaui y de la seguridad de nuestras islas.
España ha optado por una diplomacia ambigua, cuando no complaciente, que nos convierte en meros espectadores ante decisiones que nos afectan de forma directa. Fíjense en la reunión de hace unos días, el 17 de abril, en Madrid, entre los ministros de exteriores de España y Marruecos defendiendo el plan de autonomía del Sáhara sin referéndum. “La base más seria, realista y creíble para resolver este diferendo”, según el ministro español Albares.
Para más inri, el pasado martes 8 de abril, el secretario de Estado de EEUU, Marco Rubio, urgió "a las partes implicadas a iniciar conversaciones sin demora" para aplicar la propuesta de Rabat para el Sáhara Occidental, que Washington considera "el único marco para negociar una solución mutuamente aceptable" y que pasa por otorgar autonomía a ese territorio manteniendo la soberanía marroquí.
No podemos obviar, como señala la Agencia EFE, que Marruecos es uno de los principales socios de Estados Unidos, país con quien tiene firmado desde 2005 un Acuerdo de Libre Comercio y con quien mantiene también estrechas relaciones en materia de seguridad y defensa que se cristaliza además por las maniobras militares 'African Lion' que ambos países organizan conjuntamente desde hace más de dos décadas y que son consideradas las mayores del continente africano
Y mientras tanto, Canarias calla. O, mejor dicho, se la obliga a callar. Nuestra voz no está presente en los foros donde se toman decisiones cruciales sobre el futuro del entorno que habitamos, sobre los recursos que compartimos, sobre las rutas marítimas vitales para nuestra soberanía, sobre los riesgos medioambientales que amenazan nuestras costas. Esta ausencia clamorosa de representación nos condena a una dependencia peligrosa que limita nuestra capacidad de respuesta, nos invisibiliza y, lo que es peor, nos hace vulnerables.
Porque no se trata solo de un asunto político o diplomático. Lo que está en juego es mucho más. Es nuestro modelo económico el que corre peligro si se inicia una explotación masiva de recursos fósiles en aguas cercanas. Es nuestra biodiversidad marina, ya afectada por los efectos del cambio climático, la que puede verse irreversiblemente dañada. Es nuestra estabilidad geopolítica la que se ve amenazada por una creciente militarización del norte de África y por la consolidación de Marruecos como un actor con aspiraciones hegemónicas en la región, alentado por un silencio internacional ensordecedor.
La situación con Marruecos no puede analizarse solo desde el prisma diplomático clásico. Hablamos de un país vecino, sí, pero también de un actor que ha incrementado su presencia militar en el Sahel, ha profundizado alianzas con potencias globales y ha impulsado una política exterior cada vez más ambiciosa —y a veces agresiva— en el Atlántico sur. No se trata de fomentar el enfrentamiento, sino de asumir con madurez la complejidad de la nueva realidad geoestratégica. De ser firmes sin caer en el alarmismo. De rechazar el buenismo ingenuo que, bajo la apariencia de diálogo, deja a Canarias expuesta y sin herramientas.
Además, queremos ser una plataforma para fortalecer nuestras relaciones con África occidental desde una lógica de vecindad, solidaridad y cooperación. Marruecos, Mauritania, la República Árabe Saharaui, Senegal, Cabo Verde… son mucho más que vecinos. Son socios potenciales en una agenda común de sostenibilidad, seguridad alimentaria, lucha contra el cambio climático y migraciones seguras. Pero esa agenda solo será posible si se construye sobre la base del respeto mutuo, no de la imposición.
Desde el Cabildo de Gran Canaria, reclamamos con firmeza que se escuche la voz de Canarias. Que se respete nuestro derecho a ser parte activa de las decisiones que afectan directamente a nuestro territorio y a nuestras vidas. No es de recibo que se sigan negociando límites marítimos sin nuestra participación. No es de recibo que se sigan tomando acuerdos sobre zonas económicas exclusivas que solapan las nuestras sin consulta previa. No es de recibo que se legitime a quienes vulneran el derecho internacional, mientras se silencia a quienes lo defienden.
Reclamamos también al Gobierno de España y al Gobierno de Canarias que asuman su responsabilidad. Que no permanezcan impasibles ante este nuevo desafío geopolítico. Que exijan, con contundencia, el respeto a la legalidad internacional. Que defiendan, sin ambages, los derechos del pueblo saharaui. Y que trabajen, de forma coordinada con Europa, para impedir que se consoliden políticas de ocupación y expolio en nuestras propias narices.
Es el momento de actuar. De no permitir más silencios. De proteger Canarias, su ecosistema, su soberanía, su dignidad. Lo que está en juego no es solo una cuestión de petróleo, gas o tierras raras.. Lo que está en juego es nuestro futuro como pueblo.
Antonio Morales Méndez. Presidente del Cabildo de Gran Canaria.
La Gomera siempre ha sido tierra de historias labradas en la sencillez, de vidas discretas capaces de cambiar su entorno con determinación y esfuerzo. Entre estos ejemplos de profunda humanidad y compromiso destaca, sin duda, Efigenia Borges, mujer excepcional que este próximo 30 de mayo será distinguida con la merecida Medalla de Oro de Canarias en el Auditorio Alfredo Kraus de Las Palmas de Gran Canaria
No es exagerado afirmar que la figura de Efigenia representa lo más genuino del espíritu gomero. Nacida en Arure, aunque ligada eternamente a Las Hayas, ha sabido trascender su pequeño ámbito rural para convertirse en referencia absoluta del patrimonio cultural y gastronómico de nuestra isla. Su historia es la crónica viva del esfuerzo silencioso, pero constante, de quien hace camino paso a paso, sin grandes pretensiones más allá del amor por lo propio y la pasión por compartirlo.
Cuando, junto a su esposo Manuel, decidió abrir aquella humilde venta en Las Hayas, posiblemente nunca imaginó hasta dónde llegaría su ejemplo. En tiempos donde ni se soñaba aún con conceptos hoy tan presentes como la sostenibilidad o el turismo rural, Efigenia ya apostaba decididamente por productos locales, por las recetas de nuestras madres y abuelas, y por un modo de vida basado en el respeto a nuestra tierra y nuestras raíces. Así nació Casa Efigenia – Restaurante La Montaña, auténtico espacio de nuestra identidad gastronómica gomera.
Más allá de su excelencia culinaria, reconocida a nivel internacional y disfrutada por personajes tan diversos como Angela Merkel, Efigenia Borges ha sido una de las mejores embajadoras posibles de nuestra isla. Su fortaleza de carácter, su incansable hospitalidad y su prodigiosa memoria la convirtieron, hace ya tiempo, en custodia viva de nuestras tradiciones. Gracias a ella, generaciones enteras han podido comprender mejor quiénes somos, de dónde venimos y hacia dónde debemos caminar.
La Gomera es una isla pequeña en extensión, pero inmensa en valores humanos. La distinción con la Medalla de Oro de Canarias no es solo un justo reconocimiento a su persona; es también el reconocimiento a todos esos gomeros y gomeras que, como ella, siguen manteniendo viva nuestra esencia, demostrando que desde la humildad también se construyen grandes historias.
Como gomero y como presidente del Cabildo, me llena de orgullo saber que Canarias entera reconocerá públicamente a una de sus grandes mujeres, ejemplo vivo del trabajo bien hecho, del respeto por nuestras tradiciones y del amor por esta tierra única.
Enhorabuena, querida Efigenia. Tu medalla es el reflejo brillante de nuestra mejor cara como sociedad, la que mira al futuro orgullosa de su pasado y plenamente consciente de su identidad. Gracias por seguir recordándonos, cada día, qué significa realmente ser gomeros y ser canarios.
Casimiro Curbelo. Presidente del Cabildo de la Isla de La Gomera.
Cristina Fallarás, en su último artículo no se atreve a decir quién es una mujer porque según ella solamente las personas que así se sienten tienen derecho a ello
Y provoca preguntando arriscadamente: ¿qué son las mujeres? ¿Quién osa decirlo? ¿Quién que no sean esas mismas personas? Y desafía ¿Tú osas? Yo no. ¿Tú osas decir lo que son? Para que las “Terf” como yo no nos atrevamos a decir que las mujeres son las personas que tienen útero, vagina, ovarios, porque son las que se reproducen.
Un canto a la identidad, dice la periodista, cuando en realidad no es más que una desviación del sentido crítico que antes llamábamos sentido común y que en ciencia es la definición de la realidad. Y la misma nos amenaza cuando añade que ese imperio de la identidad “se abre camino” . Y se abre camino, ante mi sorpresa cuando Cristina añade que ser mujer es jodido. Todas las puertas cerradas. Y sin embargo los esforzados y perseguidos trans se empeñan en serlo. Quizá nos aclare Fallarás que la motivación de escoger semejante destino se debe al carácter masoquista de los trans, que hay que respetar. Porque oponernos a ello es igual que oponerse al aborto y a la eutanasia como ha hecho siempre la derecha de sotana, cuartel y prostíbulo.
Y mientras tales argumentos me confunden nos enteramos de que los violadores y maltratadores de mujeres se convierten de pronto a su vez en féminas por su sola decisión y exigen que no les apliquen la ley que se aprobó contra los varones maltratadores; que si llegan a ser condenados pretenden ingresar en prisiones de mujeres donde alguna vez repiten la misma hazaña que les llevó allí; que las medallas de oro de las competiciones deportivas femeninas de natación, carrera y hasta boxeo y halterofilia se las ganan esos trans que tienen una estatura de medio metro más que la media femenina y unas piernas y unos brazos musculados que pueden con cualquier rival mujer. A la vez nos enteramos de que el Premio de cine y de teatro a la mejor actriz se lo ha llevado ese personaje al que nadie puede osarle decir que no es una mujer. No solo porque lo desafíe Cristina Fallarás sino porque la ley que han conseguido aprobar ampara sus delirios y persigue, sanciona y castiga a quien se atreva.
Convertida en defensora pública de la causa trans -siempre si nos fijamos la transición es de hombre a mujer y no al revés- Fallarás se atreve a predicar que “en el caso que nos ocupa subyace además la idea de propiedad. Parece que ser mujer es como tener una finca”, y sus reflexiones no le dan para entender que la propiedad que poseen las mujeres es un aparato reproductor que incluye además de la matriz y las trompas, vagina, ovarios, y mamas, y que todos ellos son evidentemente de su propiedad. Y ni pensar quiere la Fallarás que si la mujer trans va al ginecólogo posiblemente este le diga que no le puede atender porque sus circunstancias y dolencias no le corresponde tratarlas a él. Y no porque les hayan imbuido de un poder institucional que ella desprecia sino porque por más que fantaseen los trans que pretenden ser considerados mujeres deberán acabar en el consultorio de un urólogo para que puedan ser atendidos de un cáncer de próstata. Y esto no es un brutal retroceso como afirma Cristina, sino un enorme avance en la ciencia médica que le ha costado mil años lograr los conocimientos indispensables para atender las enfermedades y singularidades de los dos sexos como se merecen.
Reconozco que no puedo entender el convencimiento de Fallarás de que el complejo sistema de fecundación, hormonación y combinaciones genéticas que es necesario para engendrar y desarrollar el embrión humano, como el de todos los animales mamíferos, es una pura falacia inventada por las “transfobas” que nos negamos a darles el certificado de feminidad a quien posee los gametos XY y en consecuencia todas las demás características secundarias, para no encontrárnoslo meando en un lavabo público de señoras y tener que compartir servicio sin poder protestar.
Pero lo más lamentable de esta teoría de la identidad que se ha convertido en protagonista de un debate impensable hace unas décadas, no son siquiera estas elementales observaciones que estoy haciendo, sino que es una estrategia muy bien pensada por los lobbies de esos transmutantes, que está teniendo un gran éxito para dividir, debilitar y quizá acabar con el Movimiento feminista, como pretende. Porque detrás se hallan las más importantes empresas y consorcios farmacéuticos, médicos y quirúrgicos, y poderosas multinacionales de la ingeniería informática. Y bueno es siempre debilitar al enemigo que aunque sean mujeres iban tomando cada vez más ínfulas en sus reclamaciones feministas, que suman ya doscientos años, y enzarzarnos en necias polémicas que niegan los más elementales principios de la naturaleza. Leyes de la naturaleza que ha costado averiguar cientos de años a los más conspicuos médicos, antropólogos, físicos, químicos. Pienso qué sentiría Galileo comparando su experiencia con la que viviría hoy si se empeñara en definirse como hombre. De un plumazo la señora Fallarás ha hundido los avances científicos que han costado un millón de años alcanzar. Al desván de lo inútil Arquímedes y Esculapio, Hipócrates y Semmelweis, y los millones de mujeres, que al final llegaron a ser ginecólogas, ciencia reservada siempre a los médicos, a la par que el acceso a las universidades y el uso del bisturí, que lo tenían en exclusiva los hombres.
Gracias a los trans y a las que les apoyan, que han hecho de esta causa su principal preocupación, no solamente ya no sabemos quien es un hombre y quien es una mujer, sino, lo más lamentable, es que ya no sabemos para qué necesitamos la lucha feminista que nos ha consumido varias generaciones. Ese es el objetivo que buscaban -y están consiguiendo- los organizadores de esta campaña que teorizan sobre las identidades, al servicio de los poderes que quieren acabar con la contestación feminista. Dividiendo el Movimiento que comenzaba a tener influencia en una sociedad que sigue siendo fundamentalmente patriarcal, nos hacen más débiles y nos desprestigian, objetivo importante para quienes dominan los negocios de supuesto cambio de sexo, y para que socialmente ya no seamos las mujeres las protagonistas de la lucha por la igualdad y la equidad. Los lobbies lgtb y trans tienen mucho más dinero e influencias en los sectores de poder que las feministas y, como decía Lenin, cuando quieras saber el objetivo de cualquier movimiento pregúntate a quién beneficia.
El presidente Clavijo sabía bien que si la huelga de hostelería en Semana Santa terminaba celebrándose, significaría un fracaso rotundo en su gestión. Lo sabía desde el mismo momento en que CCOO la convocó, el 7 de marzo de 2025
Lo sabe bien porque lleva provocando un clima de tensión sindical desde hace más de un año, buscando un titular populista y engañoso en pleno debate social y político para una distribución justa de la riqueza ante la boyante situación económica que vive el sector turístico en Canarias, instando a los empresarios a que subieran los salarios.
Clavijo debió pensar en algún momento que, tratando como medianeros a los responsables sindicales del sector de hostelería, algún dirigente estatal o autonómico podría provocar la desconvocatoria de la huelga tan solo con una llamada de última hora, mostrando una vez más la prepotencia y el desconocimiento que tiene sobre el sindicalismo.
Los nervios le comían 24 horas antes de la huelga en Santa Cruz de Tenerife, y de urgencia convocó una reunión en Presidencia de Gobierno a primera hora de la mañana del miércoles 16 de abril. Reunión en la que no se contó con los sindicatos más representativos de Canarias, UGT y CCOO. Y fragua una especie de acuerdo con tantos límites que los presentes sabían que tenía poco éxito de prosperar, pero se la jugaron; el presidente de Canarias lo necesitaba. Sienta al resto de sindicatos y les presenta el preacuerdo, y UGT no firma.
Por un momento, Clavijo rozó la miel en sus labios, solo cabía esperar el resultado de la consulta de los sindicatos a su militancia, y la negativa de UGT le resultaba un mal menor. Una foto hecha en Presidencia sobre las 13:30 horas, y un preacuerdo firmado por todas las partes, salvo UGT, lo separaba de que los titulares de todos lo medios de comunicación al día siguiente hablasen de él como el gran artífice del incremento salarial en Santa Cruz de Tenerife y el salvador de la Semana Santa, desplazando a la consejera de Turismo y Empleo.
Pero la clase trabajadora está harta, y el preacuerdo era una auténtica burla supeditado al gran conflicto jurídico de la antigüedad de los trabajadores de hostelería en Santa Cruz de Tenerife, y con tantos tramos de posibles cumplimientos salariales que era poco creíble, en donde además profundizaba en más desigualdades salariales entre trabajadores dependiendo de en qué empresas tenía la fortuna de trabajar o no. La militancia de los sindicatos apostaron por ir a la huelga y desoír la propuesta presidencial. Un rechazo total a la mediación presidencial, que llegó tarde y mal.
Clavijo había prescindido en la reunión de mediación de la consejera de Turismo y Empleo, a la misma que tiró a los leones desde las declaraciones tras la Feria de Turismo en enero de 2024, y a la que terminó de quemar dejando de manifiesto que su mediación para desconvocar la huelga había sido un fracaso, y cuyo fracaso ahora asume en primera persona el presidente del Gobierno de Canarias.
Cuarenta y siete años han pasado desde la última huelga general en hostelería en nuestras islas, una paz social que venía dando sus frutos, pero en la que ya la situación actual se tornaba insostenible. Con un Gobierno de Canarias no solo ausente durante más de un año, si no plegado sólo a los intereses de ciertos poderes económicos y ninguneando la participación democrática de la ciudadanía canaria, e imponiendo unos servicios mínimos insultantes. Canarias tiene un limite, sobre la precariedad laboral también.
Ahora toca recuperar el poder adquisitivo de los trabajadores y trabajadoras de hostelería de Santa Cruz de Tenerife, acuerdo que llegará tarde o temprano. Pero también el de toda la clase trabajadora canaria. Toca avanzar hacia convenios colectivos regionales en donde a todos los trabajadores les repercuta por igual el principio de “a igual trabajo, igual salario”. Y toca que ningún sector quede descubierto por un convenio colectivo, e incrementar los salarios en todos los sectores de producción.
Este Primero de Mayo toca salir a las calles de forma contundente, no solo por la defensa de nuestros derechos, sino porque tenemos a un Gobierno de Canarias fracasado con un presidente que todo lo que toca, y lo que no, lo convierte en un conflicto, y que sólo defiende unos intereses; los suyos.
Gustavo Santana Martel. Portavoz de Empleo del Grupo Parlamentario Socialista y exsecretario de UGT Canarias
“La lluvia empieza con una sola gota”. Esta sugerente imagen de la activista de los derechos de las mujeres de Arabia Saudita Manal Al Sharif nos recuerda que los cambios más profundos tienen lugar cuando confluyen la visión, la convicción y la acción. Y también la necesidad, imperiosa en el caso de la urgencia, de afrontar las consecuencias del cambio climático
El agua de las intensas precipitaciones que padeció Telde el pasado mes a causa de la DANA desembocó en el mar, fue absorbida por la tierra sedienta o se evaporó después de dejar una estela caótica a su paso. Pero el aviso y la enseñanza permanecen. Son una escorrentía que no cesa, que discurre sobre nuestras conciencias y nos obliga a recapacitar y actuar de manera coordinada como sociedad
Frente a las irresponsables posturas que niegan el calentamiento global, sus causas y sus efectos, el Cabildo de Gran Canaria se ha caracterizado por liderar políticas previsoras y de mitigación, lo que nos ha situado como una bandera en el preocupante contexto nacional. Vemos con asombro que en lugares como Valencia, donde los fenómenos atmosféricos catastróficos han mostrado su cara más violenta y cruel, la derecha se confabula con la extrema derecha para mantenerse en el poder asumiendo postulados negacionistas, haciendo tristemente buena la afirmación de que “lo relevante de la mentira nunca es su contenido, sino la intencionalidad del que miente”, como escribió Jacques Derrida, filósofo y afamado escrutador de la falsedad.
En la isla, insisto, mantenemos un rumbo que nos aleja de estas derivas. El Gobierno de la isla fue la primera administración canaria en aprobar una Estrategia de Adaptación al Cambio Climático e Impulso a la Economía Baja en Carbono. Este documento aborda la compleja y enorme dimensión del problema bajo una premisa fundamental: mirar de frente al reto al que nos enfrentamos en lugar de ponernos una venda en los ojos, como si eso pudiera evitar su existencia.
El diagnóstico de la Estrategia es claro, en particular en lo referido a las lluvias torrenciales, pues recalca que “las precipitaciones intensas y sus posibles efectos posteriores, como inundaciones y corrimientos de tierra, constituyen el principal riesgo climático para Gran Canaria, puesto que ni las infraestructuras ni la población están preparadas para afrontarlos”. El equipo redactor señaló también que “las estimaciones indican una disminución general de las precipitaciones, lo que, asociado a los condicionantes de la propia isla, caso de la orografía, la pendiente, el tipo de suelo, la falta de vegetación y las barreras físicas artificiales en las zonas bajas puede provocar un aumento considerable de los impactos derivados de las avenidas e inundaciones”.
Por supuesto, el documento también pone el acento en los riesgos de vientos huracanados, por fenómenos costeros adversos o por el aumento del nivel del mar. Igualmente, la ciencia, nuestra aliada para mantener la vista fija al frente, sin vendas que nos cieguen, plantea que fenómenos tropicales como los huracanes podrían afectar a Canarias en las próximas décadas, incrementando aún más el riesgo de eventos hidrometeorológicos de carácter extraordinario.
En el caso concreto de las lluvias torrenciales, este guion se hizo realidad en Telde, desafortunado escenario donde se desarrolló una trama que comenzó con una prealerta el 28 de febrero y concluyó con los palos de agua de los días 3 y 4 de marzo, cuando el cielo pareció caer sobre el municipio y dejó escenas para la memoria, momentos de honda preocupación ciudadana e incluso instantes de pánico.
Telde, como sucedió en 2015, experimentó en su piel las consecuencias del aguacero sobre un territorio mal adaptado a este tipo de episodios, que pueden repetirse en cualquier momento y lugar de la isla, con las aristas particulares de cada zona. Desde el punto de vista técnico, las infraestructuras que se diseñaron para el desagüe de las aguas pluviales, tanto en zonas urbanas como en cauces, para que no generaran riesgo sobre la población civil y las infraestructuras, se han demostrado obsoletas por la dimensión con que se construyeron hace décadas. Y se agrava por el crecimiento sobremanera en las últimas décadas de la mano del asfalto, el hormigón o los invernaderos, lo que conlleva un aumento del volumen de escorrentía por la reducción del tiempo de viaje del agua y de la infiltración.
Las enseñanzas de los sucesos de la ciudad de los faycanes tienen alcance insular. La mayor e inadecuada ocupación del territorio implica que episodios breves e intensos de lluvias que no provocaban problemas décadas atrás generen en la actualidad serios riesgos. Esto hace absolutamente necesario que se adopten medidas en zonas críticas.
Pocos días después de estos hechos, el Cabildo volvió a dar un paso al frente para convertir el aviso en una oportunidad y en un acicate para avanzar conjuntamente en la búsqueda de soluciones y en la concienciación sobre el desafío que tenemos por delante. Y lo hicimos con anuncios, replanteamientos, medidas, planes de trabajo y un llamamiento generalizado al conjunto de las administraciones y a la población.
La borrasca “Olivier” de los días 9 y 10 de abril, que resultó menos agresiva de lo esperado, ha sido un nuevo toque de atención. En menos de mes y medio hemos vivido dos fenómenos meteorológicos adversos de carácter preocupante. Tenemos que actuar en consecuencia.
El Gobierno de la isla ya estudia incorporar al Plan de Riesgo de Inundación de Gran Canaria el barranco de La Aldea y, tras lo sucedido en los distintos barrancos de Telde, el personal técnico del Consejo Insular de Aguas (CIA) analiza también la oportunidad de su inclusión en el documento. Además, el CIA ha encargado a Tragsatec la elaboración del censo de los puntos de desbordamiento o críticos de los barrancos de Gran Canaria, cuyos resultados haremos llegar a los ayuntamientos, porque cada administración debe poner al día el análisis de sus competencias y definir un plan de actuaciones para adelantarse a los acontecimientos.
Hay que actuar desde el planeamiento, plantear soluciones arquitectónicas o de ingeniería acordes a las nuevas realidades y las nuevas exigencias técnicas así como corregir actuaciones realizadas durante décadas que generan graves riesgos de futuros. Es preciso afrontar medidas a corto, medio y largo plazo para evitar daños a las personas, a las viviendas y al medio natural con la determinación, involucración y financiación del conjunto del músculo administrativo estatal, regional, insular y municipal. Hay que hacerlo y cada nivel de la administración debe asumir sus responsabilidades.
Y hay que modificar hábitos de uso de estos espacios que suponen serios peligros: aparcamientos de vehículos, instalación de contenedores, cruces de vías sin las soluciones técnicas adecuadas. También sería necesario acometer modificaciones de los desagües así como poner en marchas medidas innovadoras como drenajes sostenibles en entornos urbanos o parques inundables. Gavias para la retención del agua en las cuencas hidrográficas, restauración y renaturalización de los espacios, zonas de infiltración, reforestación y regeneración o cauces sinuosos, son otras actuaciones necesarias.
El Cabildo de Gran Canaria ya está realizando, con muy buenos resultados, gavias en distintos lugares de la isla, como Las Hoyas, Lugarejos o Los Pérez, entre otros emplazamientos, para frenar la erosión y el arrastre que hace que perdamos en la isla al menos 1,5 millones de toneladas de suelo al año. También el área de Medio Ambiente realiza en Maspalomas, dentro del proyecto Horizon Natalie, el primer proyecto piloto de drenaje urbano de Canarias.
La institución está a disposición de cada ayuntamiento para facilitarles la tarea. Es fundamental la coordinación y la colaboración interadministrativa como ha sucedido en el caso de Telde, con quien establecimos de inmediato una mesa de trabajo para analizar las anomalías localizadas y poner en marcha planes de prevención. Tenemos que ser como la lluvia: un goteo unísono.
No será fácil el camino. La adaptación es un empeño titánico, pero inaplazable. Y el goteo de las administraciones públicas para conseguirlo no debe cesar. Desde ahora. Como ejemplo, el mismo día que se declaró la prealerta, el viernes 28 de febrero, el pleno del Cabildo aprobó destinar 532.000 euros al Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria para la canalización del Barranco de Chiscano.
No quiero pasar por alto un componente esencial de este dique que debemos levantar frente a la virulencia de las inclemencias climáticas. Hablo del factor humano. En una doble vertiente. La primera guarda relación directa con la sensibilidad ciudadana. Hay síntomas alentadores que indican que, por fortuna, la lluvia de desinformación no cala tanto como se cree. Así, un informe del año 2024 de la Fundación AXA y Sigma Dos indica que el grado de preocupación y percepción por la crisis climática se sitúa en Canarias ligeramente por encima de la media nacional, dentro de una escala en la que casi 8 de cada 10 personas en este país la considera una amenaza relevante. Además, reveló que el 87,5 de los canarios y canarias considera “urgente” poner en marcha medidas para atajar las causas y paliar sus consecuencias.
El segundo de estos factores tiene que ver con la comunicación y la coordinación entre administraciones, que no deja de ser una comunicación entre personas. Además, por supuesto, de la prioritaria activación de todos los medios y protocolos. No tengo dudas de que el contacto personal entre responsables públicos que se mantienen al tanto de lo que sucede en su territorio, que no desconectan en sobremesas en ventorros o bochinches ni se desentienden cuando acontecen situaciones que alteran la normalidad, ayuda a engranar la respuesta. Hemos tenido ejemplos recientes y dolorosos de lo contrario.
Antonio Morales Méndez. Presidente del Cabildo de Gran Canaria.
Durante estas últimas semanas ha vuelto a poner sobre la mesa la situación de colapso que padece el Puerto de Los Cristianos, en Tenerife, y las consecuencias directas que este problema tiene sobre la conectividad de las islas de El Hierro, La Palma y La Gomera. Esta infraestructura, que comenzó su operatividad en 1974, se ha quedado obsoleta ante el significativo incremento de viajeros que anualmente pasan por ella, con más de 2,2 millones de pasajeros y 500 mil vehículos. Unos datos que evidencian la urgente necesidad de tomar decisiones valientes y consensuadas sobre el presente y el futuro de este puerto, que sigue siendo la principal puerta de entrada y salida para decenas de millas de ciudadanos de estas islas
Recientemente, el Colegio Oficial de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de Santa Cruz de Tenerife ha hecho público un informe técnico que recoge de manera rigurosa la situación actual y plantea dos posibles vías de actuación: por un lado, la ampliación del Puerto de Los Cristianos y la mejora de su conexión con la autopista TF-1, y por otro, la construcción de un puerto en Fonsalía, con una dimensión más reducida que el proyecto original, adaptado a las necesidades actuales del tráfico marítimo interinsular.
Este informe ha reabierto el debate, como era de esperar. Se han alzado muchas voces en defensa de una u otra alternativa, cada una desde su perspectiva legítima, pero echo en falta una reflexión más serena, menos condicionada por intereses locales o partidistas, y más centrada en el interés general. Porque no se trata de imponer, sino de construir juntos una solución. Se trata de entender que esto no es solo una cuestión insular o regional, sino una prioridad estratégica para garantizar la cohesión territorial de Canarias.
Los gomeros, herreños y palmeros partimos con una gran desventaja: el tiempo perdido. Llevamos más de dos décadas denunciando esta situación. En mi caso, la he llevado a distintas instituciones y, el pasado mes de febrero, propuse la creación de una Comisión en la Autoridad Portuaria de Santa Cruz de Tenerife para que, con criterio técnico, se determine la hoja de ruta a seguir.
Desde La Gomera no hemos estado de brazos cruzados ante un problema que, aunque se materializa en Tenerife, afecta directamente al día a día de quienes dependemos de este puerto para trabajar, estudiar, recibir asistencia sanitaria o simplemente ejercer nuestro derecho a la movilidad. Este no es un problema menor ni puntual: es una cuestión estructural que no admite más demoras.
La respuesta no debe llegar desde la confrontación, ni desde la trinchera política, ni mucho menos desde el inmovilismo. Necesitamos una solución integral, sostenible y consensuada, que combine medidas inmediatas con una visión a largo plazo. En este sentido, defendió la necesidad de poner en marcha actuaciones urgentes en Los Cristianos, como la reordenación del espacio portuario, la mejora de accesos a la TF-1 y una redistribución eficiente del tráfico. Todo ello como parte de una transición hacia la solución definitiva que acuerde la mayoría: ya sea una ampliación del Puerto de Los Cristianos o la construcción de un Fonsalía funcional y proporcionada.
Es hora de que pongamos fin a años de diagnósticos sin tratamientos. La ciudadanía no puede seguir esperando. La conectividad de las Islas Verdes no puede depender de debates eternos ni de decisiones que nunca llegan. Lo que está en juego es la igualdad de oportunidades, la justicia territorial y la cohesión social de Canarias.
Por eso, hoy más que nunca, apelo a la unidad de todas las instituciones, fuerzas políticas, colectivos sociales y ciudadanía. Solo desde el entendimiento, la cooperación y el compromiso común seremos capaces de dar una respuesta a la altura del desafío. Las Islas Verdes lo merecen. Y Canarias también.
Casimiro Curbelo. Presidente del Cabildo de la Isla de La Gomera.
La literatura está de luto. Ha muerto Mario Vargas Llosa, y con él se apaga una de las voces más brillantes, complejas y combativas del siglo XX y comienzos del XXI
Su desaparición marca el fin de una era: la de los grandes novelistas latinoamericanos que transformaron la narrativa hispana en un fenómeno universal. Con Vargas Llosa no solo se va un Nobel de Literatura, se va el último gigante de la novela total. Desde La ciudad y los perros, su irrupción en la literatura fue un puñetazo en la mesa.
Narró el Perú con furia y belleza, con crudeza y precisión. Nos enseñó que la literatura no era solo un arte, sino una forma de confrontar la realidad, de entender el poder, la libertad, el deseo, la corrupción y la dignidad. Fue un narrador que no temió ensuciarse con la historia, con las pasiones humanas, con los pliegues más oscuros del alma.
Pero Vargas Llosa no fue solo un novelista magistral. Fue también un intelectual comprometido, un polemista incómodo, un defensor obstinado de la democracia liberal. Podía no gustar lo que decía, pero nadie podía negar la solidez de su pensamiento ni la honestidad con la que lo expresaba. Fue coherente, incluso cuando eso significaba enfrentarse a sus propios afectos ideológicos. Leer a Vargas Llosa era una experiencia transformadora.
Sus personajes nos enfrentaban a nuestras contradicciones, sus tramas nos sumergían en la complejidad de lo humano, sus ensayos nos empujaban a pensar más allá del eslogan. Fue un escritor que incomodaba, que desafiaba, que aspiraba siempre a más. El legado de Vargas Llosa es inmenso.
Y ahora nos corresponde a nosotros — lectores, escritores, ciudadanos— mantenerlo vivo. No solo releyéndolo, sino también defendiendo esa misma pasión por la libertad, por la verdad, por el lenguaje como herramienta de resistencia. Porque si algo nos enseñó Mario Vargas Llosa es que la literatura no sirve para adornar la realidad, sino para desentrañarla.
Que la tierra le sea leve, maestro
Vivimos, incluso padecemos, unos tiempos convulsos en los que acontecimientos a escala mundial nos empujan constantemente al desasosiego y la desesperanza
Cuando parecía que los efectos de la crisis derivada de la pandemia de covid en 2020, con millones de muertes en los años sucesivos y también con devastadores efectos en la economía mundial, empezaban a ser historia, las élites mundiales nos empujan hacia los conflictos bélicos, la creciente tensión entre naciones y a un pesimismo colectivo que solo conduce a la destrucción y al desgaste psicológico de una generación ya machacada por las constantes crisis que han cargado a sus espaldas.
La invasión de Ucrania por parte de Rusia o el genocidio perpetrado por Israel en Gaza, ante los que la denominada comunidad internacional asiste incapaz de poner remedio -más allá de sugerir pintorescos kits de supervivencia- se dilatan en el tiempo sin posibilidad de prever su final ni sus efectos más allá de esos ámbitos geográficos. Aunque algunos de estos ya se atisban en modo de incrementos descomunales del gasto militar, obviamente en detrimento de los presupuestos sociales.
Por si esto no fuera ya suficiente, un histriónico y delirante Donald Trump ha apretado el botón de los aranceles para desatar una crisis comercial a escala global que enturbia las relaciones entre estados de los cinco continentes sin perspectivas de resolución a corto plazo ante los titubeos y debilidad de los principales dirigentes mundiales, en especial de los europeos.
En paralelo a esas convulsiones, asistimos a otras dos crisis latentes desde hace años. Por un lado, la climática, que sigue dando avisos en forma de fenómenos meteorológicos adversos sin que se observen medidas para combatirla con efectividad, en vez de discursos retóricos y voluntaristas que ya cansan. Por otro lado, y no desconectada de esta, los canarios vivimos en primera persona el drama de la crisis migratoria derivada de la situación en África ante la pasividad de las autoridades españolas y europeas, que han decidido utilizar este asunto como arma arrojadiza olvidándose de todo atisbo de humanidad. Solo cuando los nacionalistas y la ciudadanía canaria hemos alzado la voz se ha reconocido un derecho indiscutible frente a la inhumanidad demostrada por las derechas españolas.
Y es que, a escala internacional, estamos inmersos en una radicalización creciente de la política. Volvemos, de manera interesada, a generar el “choque de trenes”, a la polarización de los bloques ideológicos que se ve amplificada por el mal uso de las redes sociales que controlan los oligarcas afines a la extrema derecha. Este ruido ensordecedor en la práctica arrincona a otras opciones, singularmente de ámbito local y con planteamientos más prácticos que ideológicos, cuyo objetivo innegociable es el bienestar social y económico de los territorios donde se radican, por minúsculos que sean en el plano mundial. Esta dinámica perversa, incentivada por las organizaciones políticas alineadas en los dos bloques hegemónicos, solo representa una lucha del poder por el poder en la que ese bienestar colectivo queda reducido a una mera coletilla en los discursos. De ahí que la actividad política se haya ido impregnando de faltas de respeto, acusaciones e iniciativas rimbombantes y discusiones de taberna, en vez de análisis rigurosos, argumentos reflexivos y propuestas innovadoras en beneficio de la ciudadanía.
Todo ese contexto, español e internacional, es obviamente dañino para una isla como Gran Canaria y para un Archipiélago como Canarias. No hace falta recurrir a la definición del genial Pancho Guerra, encarnado en Pepe Monagas, sobre lo minúsculas que aparecen las Islas en un mapa para subrayar nuestra nimiedad ante todo lo que está ocurriendo. Una vulnerabilidad que no solo es geográfica. Es también política, ya sea por inacción o simplemente porque nos ignoran, porque, estoy seguro de ello, hay intereses que juegan en contra de que podamos ser protagonistas.
Pero no es tiempo de resignación ni de lamentos. Quienes han seguido mi trayectoria saben que huyo del pesimismo y el conformismo. Son tantos y tan enormes los retos globales y locales que siempre he creído que para superarlos tenemos que organizarnos de abajo hacia arriba; desde la gente a las instituciones; desde los barrios a los municipios; desde los municipios a la isla; a la Comunidad y al Estado; con criterio progresista; con una transversalidad que supere sectarismos ideológicos; con la mirada firme en un futuro distinto, posible e ilusionante, y con el aval de que ya lo hemos demostrado con hechos en los municipios donde hemos trabajado, a pico y pala, con nuestros vecinos y nuestras vecinas para transformar nuestros pueblos. Aspiramos a continuar demostrándolo, no por ansias personales, sino por una vocación real y acreditada de servicio público.
Somos ocho, por ahora, las fuerzas municipales respaldadas por cientos de militantes y numerosos cargos de todas las asambleas de Gran Canaria que hemos decidido dar un paso al frente, arriesgado pero ilusionante, para crear una organización política progresista, nacionalista, municipalista y de verdad independiente, por más que quieran etiquetarnos los que no entienden de otra cosa. Y no cabe duda de que seremos más porque esta ola ya es imparable. Porque solo desde la mayor unidad posible se conseguirá la fuerza necesaria para que esta Isla siga con el protagonismo adquirido en los últimos años y que todas y todos deseamos, y que Canarias también necesita. Porque nunca habrá una Canarias fuerte sin una Gran Canaria potente. Canarias necesita una Gran Canaria en primera línea y nosotros necesitamos una Canarias pujante que se haga escuchar y respetar en un contexto estatal e internacional abrasivo, convulso e incierto.
Teodoro Sosa. Alcalde de Gáldar. Vicepresidente segundo y consejero de Presidencia y Movilidad Sostenible del Cabildo de Gran Canaria.
La popular y veterana emisora de radio "Radio faro del Noroeste" sigue su proyección hacia una mayor ampliación de su cobertura.