Canarias un archipiélago con muchas dificultades demostradas con hechos palpables cada vez que nos azota una crisis por pequeña que está sea. Y la que estamos atravesando nosotros y el planeta en su conjunto, no es precisamente de las pequeñas, pero al parecer para los que toman las decisiones que nos afectan a todos, esas prioridades son diametralmente opuestas a las que realmente la sociedad necesita, con un importante agravante, que dichas decisiones y dada la importancia de las mismas, no han sido consultadas con la ciudadanía y por lo que se ve, tampoco lo serán.
Tenemos por delante tres proyectos muy grandes, al que los políticos han dado las máximas de las prioridades, pero que al mismo tiempo hipoteca el futuro de las generaciones venideras, que serán las que pagarán los platos rotos de esas decisiones, más las malas que estamos sufriendo los que ahora vivimos.
Las que ahora sufrimos, son la dependencia del monocultivo turístico, con el deterioro del litoral poniéndolo a disposición de unos pocos avariciosos, ya que, si bien es cierto que crea mucho empleo, dicho empleo no se nota en la economía de los isleños al tener unos salarios en los que se nota claramente que no se comparte la riqueza, con lo cual, para unos pocos es la parte mayor del pastel, siendo para la mayoría lo poquito que queda de ese pastel. Si unimos el deterioro del territorio, la mayoría de los que aquí vivimos hemos salido perdiendo algo muy importante, la calidad de vida, eso aún es peor cuando vemos que se sigue apostando por el mismo patrón turístico, al ver como se sigue apostando por la destrucción de suelo agrícola en beneficio de macroproyectos turísticos, ejemplo de ellos los tenemos en La Tejita y el de La Cuna del Alma en Tenerife.
Pero por si eso no fuera poco, tenemos más macroproyectos para seguir destruyendo nuestro territorio. Los dos trenes en dirección ambos hacia las zonas turísticas del sur de Tenerife y Gran Canaria, y en esta última la central hidroeléctrica Chira-Soria, más la desaladora del Barranco de Aguineguin, que supuestamente nos haría autosuficientes a nivel de transporte y energético.
En ninguno de los casos de esos macroproyectos se ha hecho o se harán contando con la ciudadanía, como si no nos afectará a los que vivimos hoy, y también a los que están por llegar. Es más, parece que se le tiene miedo a la consulta popular, y es probable que se le tenga miedo, pero una pregunta que se deberían hacer los que tanto interérs tienen sería, ¿ Son tan necesarios para la ciudadanía isleña dichos proyectos, o es pura cabezoneria?
Mientras se sigue pensando en gastarse miles de millones en esos proyectos, vemos que cada día más, importamos lo más necesario para vivir, la comida, dependemos de lo primordial, la soberanía y seguridad alimentaria, eso tan necesario repito, lo que es imprescindible para que el ser humano pueda hacer todo lo demás.
Ahora más que nunca nuestros gobernantes deberían tener en cuenta las prioridades, y la soberanía alimentaria debería ser la primera, somos un territorio pequeño y frágil, pero con miles de hectáreas sin cultivar, otras miles son las que el cemento ha destruido en beneficio del turismo. Pero estamos a tiempo de reducir y mucho, no digo todo, nuestra dependencia alimentaria del exterior, pero para eso hay que tener ganas y voluntad política, cosa que tengo mis dudas de ambas, la lejanía intelectual y afectiva del sector primario es manifiesta, los hechos así lo demuestran, se ha dejado en manos de unas organizaciones agrarias que no han hecho otra cosa que convertirse en meras gestorias para repartir las ayudas europeas, o los cursos de formación, y los hechos así lo demuestran, y los políticos se han quitado de encima lo importante y la inportancia que la soberanía alimentaria tiene para la ciudadanía, por eso no sería malo que empezarán a pensar y decidir las prioridades por el bien común y no sólo de unos pocos.
Recuperar nuestro patrimonio agrícola es imposible, pero una gran parte de él, no sólo es necesario, es imprescindible, nos va la vida en ello.