
La popular y veterana emisora de radio "Radio faro del Noroeste" sigue su proyección hacia una mayor ampliación de su cobertura.
Cristina Fallarás, en su último artículo no se atreve a decir quién es una mujer porque según ella solamente las personas que así se sienten tienen derecho a ello
Y provoca preguntando arriscadamente: ¿qué son las mujeres? ¿Quién osa decirlo? ¿Quién que no sean esas mismas personas? Y desafía ¿Tú osas? Yo no. ¿Tú osas decir lo que son? Para que las “Terf” como yo no nos atrevamos a decir que las mujeres son las personas que tienen útero, vagina, ovarios, porque son las que se reproducen.
Un canto a la identidad, dice la periodista, cuando en realidad no es más que una desviación del sentido crítico que antes llamábamos sentido común y que en ciencia es la definición de la realidad. Y la misma nos amenaza cuando añade que ese imperio de la identidad “se abre camino” . Y se abre camino, ante mi sorpresa cuando Cristina añade que ser mujer es jodido. Todas las puertas cerradas. Y sin embargo los esforzados y perseguidos trans se empeñan en serlo. Quizá nos aclare Fallarás que la motivación de escoger semejante destino se debe al carácter masoquista de los trans, que hay que respetar. Porque oponernos a ello es igual que oponerse al aborto y a la eutanasia como ha hecho siempre la derecha de sotana, cuartel y prostíbulo.
Y mientras tales argumentos me confunden nos enteramos de que los violadores y maltratadores de mujeres se convierten de pronto a su vez en féminas por su sola decisión y exigen que no les apliquen la ley que se aprobó contra los varones maltratadores; que si llegan a ser condenados pretenden ingresar en prisiones de mujeres donde alguna vez repiten la misma hazaña que les llevó allí; que las medallas de oro de las competiciones deportivas femeninas de natación, carrera y hasta boxeo y halterofilia se las ganan esos trans que tienen una estatura de medio metro más que la media femenina y unas piernas y unos brazos musculados que pueden con cualquier rival mujer. A la vez nos enteramos de que el Premio de cine y de teatro a la mejor actriz se lo ha llevado ese personaje al que nadie puede osarle decir que no es una mujer. No solo porque lo desafíe Cristina Fallarás sino porque la ley que han conseguido aprobar ampara sus delirios y persigue, sanciona y castiga a quien se atreva.
Convertida en defensora pública de la causa trans -siempre si nos fijamos la transición es de hombre a mujer y no al revés- Fallarás se atreve a predicar que “en el caso que nos ocupa subyace además la idea de propiedad. Parece que ser mujer es como tener una finca”, y sus reflexiones no le dan para entender que la propiedad que poseen las mujeres es un aparato reproductor que incluye además de la matriz y las trompas, vagina, ovarios, y mamas, y que todos ellos son evidentemente de su propiedad. Y ni pensar quiere la Fallarás que si la mujer trans va al ginecólogo posiblemente este le diga que no le puede atender porque sus circunstancias y dolencias no le corresponde tratarlas a él. Y no porque les hayan imbuido de un poder institucional que ella desprecia sino porque por más que fantaseen los trans que pretenden ser considerados mujeres deberán acabar en el consultorio de un urólogo para que puedan ser atendidos de un cáncer de próstata. Y esto no es un brutal retroceso como afirma Cristina, sino un enorme avance en la ciencia médica que le ha costado mil años lograr los conocimientos indispensables para atender las enfermedades y singularidades de los dos sexos como se merecen.
Reconozco que no puedo entender el convencimiento de Fallarás de que el complejo sistema de fecundación, hormonación y combinaciones genéticas que es necesario para engendrar y desarrollar el embrión humano, como el de todos los animales mamíferos, es una pura falacia inventada por las “transfobas” que nos negamos a darles el certificado de feminidad a quien posee los gametos XY y en consecuencia todas las demás características secundarias, para no encontrárnoslo meando en un lavabo público de señoras y tener que compartir servicio sin poder protestar.
Pero lo más lamentable de esta teoría de la identidad que se ha convertido en protagonista de un debate impensable hace unas décadas, no son siquiera estas elementales observaciones que estoy haciendo, sino que es una estrategia muy bien pensada por los lobbies de esos transmutantes, que está teniendo un gran éxito para dividir, debilitar y quizá acabar con el Movimiento feminista, como pretende. Porque detrás se hallan las más importantes empresas y consorcios farmacéuticos, médicos y quirúrgicos, y poderosas multinacionales de la ingeniería informática. Y bueno es siempre debilitar al enemigo que aunque sean mujeres iban tomando cada vez más ínfulas en sus reclamaciones feministas, que suman ya doscientos años, y enzarzarnos en necias polémicas que niegan los más elementales principios de la naturaleza. Leyes de la naturaleza que ha costado averiguar cientos de años a los más conspicuos médicos, antropólogos, físicos, químicos. Pienso qué sentiría Galileo comparando su experiencia con la que viviría hoy si se empeñara en definirse como hombre. De un plumazo la señora Fallarás ha hundido los avances científicos que han costado un millón de años alcanzar. Al desván de lo inútil Arquímedes y Esculapio, Hipócrates y Semmelweis, y los millones de mujeres, que al final llegaron a ser ginecólogas, ciencia reservada siempre a los médicos, a la par que el acceso a las universidades y el uso del bisturí, que lo tenían en exclusiva los hombres.
Gracias a los trans y a las que les apoyan, que han hecho de esta causa su principal preocupación, no solamente ya no sabemos quien es un hombre y quien es una mujer, sino, lo más lamentable, es que ya no sabemos para qué necesitamos la lucha feminista que nos ha consumido varias generaciones. Ese es el objetivo que buscaban -y están consiguiendo- los organizadores de esta campaña que teorizan sobre las identidades, al servicio de los poderes que quieren acabar con la contestación feminista. Dividiendo el Movimiento que comenzaba a tener influencia en una sociedad que sigue siendo fundamentalmente patriarcal, nos hacen más débiles y nos desprestigian, objetivo importante para quienes dominan los negocios de supuesto cambio de sexo, y para que socialmente ya no seamos las mujeres las protagonistas de la lucha por la igualdad y la equidad. Los lobbies lgtb y trans tienen mucho más dinero e influencias en los sectores de poder que las feministas y, como decía Lenin, cuando quieras saber el objetivo de cualquier movimiento pregúntate a quién beneficia.
El presidente Clavijo sabía bien que si la huelga de hostelería en Semana Santa terminaba celebrándose, significaría un fracaso rotundo en su gestión. Lo sabía desde el mismo momento en que CCOO la convocó, el 7 de marzo de 2025
Lo sabe bien porque lleva provocando un clima de tensión sindical desde hace más de un año, buscando un titular populista y engañoso en pleno debate social y político para una distribución justa de la riqueza ante la boyante situación económica que vive el sector turístico en Canarias, instando a los empresarios a que subieran los salarios.
Clavijo debió pensar en algún momento que, tratando como medianeros a los responsables sindicales del sector de hostelería, algún dirigente estatal o autonómico podría provocar la desconvocatoria de la huelga tan solo con una llamada de última hora, mostrando una vez más la prepotencia y el desconocimiento que tiene sobre el sindicalismo.
Los nervios le comían 24 horas antes de la huelga en Santa Cruz de Tenerife, y de urgencia convocó una reunión en Presidencia de Gobierno a primera hora de la mañana del miércoles 16 de abril. Reunión en la que no se contó con los sindicatos más representativos de Canarias, UGT y CCOO. Y fragua una especie de acuerdo con tantos límites que los presentes sabían que tenía poco éxito de prosperar, pero se la jugaron; el presidente de Canarias lo necesitaba. Sienta al resto de sindicatos y les presenta el preacuerdo, y UGT no firma.
Por un momento, Clavijo rozó la miel en sus labios, solo cabía esperar el resultado de la consulta de los sindicatos a su militancia, y la negativa de UGT le resultaba un mal menor. Una foto hecha en Presidencia sobre las 13:30 horas, y un preacuerdo firmado por todas las partes, salvo UGT, lo separaba de que los titulares de todos lo medios de comunicación al día siguiente hablasen de él como el gran artífice del incremento salarial en Santa Cruz de Tenerife y el salvador de la Semana Santa, desplazando a la consejera de Turismo y Empleo.
Pero la clase trabajadora está harta, y el preacuerdo era una auténtica burla supeditado al gran conflicto jurídico de la antigüedad de los trabajadores de hostelería en Santa Cruz de Tenerife, y con tantos tramos de posibles cumplimientos salariales que era poco creíble, en donde además profundizaba en más desigualdades salariales entre trabajadores dependiendo de en qué empresas tenía la fortuna de trabajar o no. La militancia de los sindicatos apostaron por ir a la huelga y desoír la propuesta presidencial. Un rechazo total a la mediación presidencial, que llegó tarde y mal.
Clavijo había prescindido en la reunión de mediación de la consejera de Turismo y Empleo, a la misma que tiró a los leones desde las declaraciones tras la Feria de Turismo en enero de 2024, y a la que terminó de quemar dejando de manifiesto que su mediación para desconvocar la huelga había sido un fracaso, y cuyo fracaso ahora asume en primera persona el presidente del Gobierno de Canarias.
Cuarenta y siete años han pasado desde la última huelga general en hostelería en nuestras islas, una paz social que venía dando sus frutos, pero en la que ya la situación actual se tornaba insostenible. Con un Gobierno de Canarias no solo ausente durante más de un año, si no plegado sólo a los intereses de ciertos poderes económicos y ninguneando la participación democrática de la ciudadanía canaria, e imponiendo unos servicios mínimos insultantes. Canarias tiene un limite, sobre la precariedad laboral también.
Ahora toca recuperar el poder adquisitivo de los trabajadores y trabajadoras de hostelería de Santa Cruz de Tenerife, acuerdo que llegará tarde o temprano. Pero también el de toda la clase trabajadora canaria. Toca avanzar hacia convenios colectivos regionales en donde a todos los trabajadores les repercuta por igual el principio de “a igual trabajo, igual salario”. Y toca que ningún sector quede descubierto por un convenio colectivo, e incrementar los salarios en todos los sectores de producción.
Este Primero de Mayo toca salir a las calles de forma contundente, no solo por la defensa de nuestros derechos, sino porque tenemos a un Gobierno de Canarias fracasado con un presidente que todo lo que toca, y lo que no, lo convierte en un conflicto, y que sólo defiende unos intereses; los suyos.
Gustavo Santana Martel. Portavoz de Empleo del Grupo Parlamentario Socialista y exsecretario de UGT Canarias
“La lluvia empieza con una sola gota”. Esta sugerente imagen de la activista de los derechos de las mujeres de Arabia Saudita Manal Al Sharif nos recuerda que los cambios más profundos tienen lugar cuando confluyen la visión, la convicción y la acción. Y también la necesidad, imperiosa en el caso de la urgencia, de afrontar las consecuencias del cambio climático
El agua de las intensas precipitaciones que padeció Telde el pasado mes a causa de la DANA desembocó en el mar, fue absorbida por la tierra sedienta o se evaporó después de dejar una estela caótica a su paso. Pero el aviso y la enseñanza permanecen. Son una escorrentía que no cesa, que discurre sobre nuestras conciencias y nos obliga a recapacitar y actuar de manera coordinada como sociedad
Frente a las irresponsables posturas que niegan el calentamiento global, sus causas y sus efectos, el Cabildo de Gran Canaria se ha caracterizado por liderar políticas previsoras y de mitigación, lo que nos ha situado como una bandera en el preocupante contexto nacional. Vemos con asombro que en lugares como Valencia, donde los fenómenos atmosféricos catastróficos han mostrado su cara más violenta y cruel, la derecha se confabula con la extrema derecha para mantenerse en el poder asumiendo postulados negacionistas, haciendo tristemente buena la afirmación de que “lo relevante de la mentira nunca es su contenido, sino la intencionalidad del que miente”, como escribió Jacques Derrida, filósofo y afamado escrutador de la falsedad.
En la isla, insisto, mantenemos un rumbo que nos aleja de estas derivas. El Gobierno de la isla fue la primera administración canaria en aprobar una Estrategia de Adaptación al Cambio Climático e Impulso a la Economía Baja en Carbono. Este documento aborda la compleja y enorme dimensión del problema bajo una premisa fundamental: mirar de frente al reto al que nos enfrentamos en lugar de ponernos una venda en los ojos, como si eso pudiera evitar su existencia.
El diagnóstico de la Estrategia es claro, en particular en lo referido a las lluvias torrenciales, pues recalca que “las precipitaciones intensas y sus posibles efectos posteriores, como inundaciones y corrimientos de tierra, constituyen el principal riesgo climático para Gran Canaria, puesto que ni las infraestructuras ni la población están preparadas para afrontarlos”. El equipo redactor señaló también que “las estimaciones indican una disminución general de las precipitaciones, lo que, asociado a los condicionantes de la propia isla, caso de la orografía, la pendiente, el tipo de suelo, la falta de vegetación y las barreras físicas artificiales en las zonas bajas puede provocar un aumento considerable de los impactos derivados de las avenidas e inundaciones”.
Por supuesto, el documento también pone el acento en los riesgos de vientos huracanados, por fenómenos costeros adversos o por el aumento del nivel del mar. Igualmente, la ciencia, nuestra aliada para mantener la vista fija al frente, sin vendas que nos cieguen, plantea que fenómenos tropicales como los huracanes podrían afectar a Canarias en las próximas décadas, incrementando aún más el riesgo de eventos hidrometeorológicos de carácter extraordinario.
En el caso concreto de las lluvias torrenciales, este guion se hizo realidad en Telde, desafortunado escenario donde se desarrolló una trama que comenzó con una prealerta el 28 de febrero y concluyó con los palos de agua de los días 3 y 4 de marzo, cuando el cielo pareció caer sobre el municipio y dejó escenas para la memoria, momentos de honda preocupación ciudadana e incluso instantes de pánico.
Telde, como sucedió en 2015, experimentó en su piel las consecuencias del aguacero sobre un territorio mal adaptado a este tipo de episodios, que pueden repetirse en cualquier momento y lugar de la isla, con las aristas particulares de cada zona. Desde el punto de vista técnico, las infraestructuras que se diseñaron para el desagüe de las aguas pluviales, tanto en zonas urbanas como en cauces, para que no generaran riesgo sobre la población civil y las infraestructuras, se han demostrado obsoletas por la dimensión con que se construyeron hace décadas. Y se agrava por el crecimiento sobremanera en las últimas décadas de la mano del asfalto, el hormigón o los invernaderos, lo que conlleva un aumento del volumen de escorrentía por la reducción del tiempo de viaje del agua y de la infiltración.
Las enseñanzas de los sucesos de la ciudad de los faycanes tienen alcance insular. La mayor e inadecuada ocupación del territorio implica que episodios breves e intensos de lluvias que no provocaban problemas décadas atrás generen en la actualidad serios riesgos. Esto hace absolutamente necesario que se adopten medidas en zonas críticas.
Pocos días después de estos hechos, el Cabildo volvió a dar un paso al frente para convertir el aviso en una oportunidad y en un acicate para avanzar conjuntamente en la búsqueda de soluciones y en la concienciación sobre el desafío que tenemos por delante. Y lo hicimos con anuncios, replanteamientos, medidas, planes de trabajo y un llamamiento generalizado al conjunto de las administraciones y a la población.
La borrasca “Olivier” de los días 9 y 10 de abril, que resultó menos agresiva de lo esperado, ha sido un nuevo toque de atención. En menos de mes y medio hemos vivido dos fenómenos meteorológicos adversos de carácter preocupante. Tenemos que actuar en consecuencia.
El Gobierno de la isla ya estudia incorporar al Plan de Riesgo de Inundación de Gran Canaria el barranco de La Aldea y, tras lo sucedido en los distintos barrancos de Telde, el personal técnico del Consejo Insular de Aguas (CIA) analiza también la oportunidad de su inclusión en el documento. Además, el CIA ha encargado a Tragsatec la elaboración del censo de los puntos de desbordamiento o críticos de los barrancos de Gran Canaria, cuyos resultados haremos llegar a los ayuntamientos, porque cada administración debe poner al día el análisis de sus competencias y definir un plan de actuaciones para adelantarse a los acontecimientos.
Hay que actuar desde el planeamiento, plantear soluciones arquitectónicas o de ingeniería acordes a las nuevas realidades y las nuevas exigencias técnicas así como corregir actuaciones realizadas durante décadas que generan graves riesgos de futuros. Es preciso afrontar medidas a corto, medio y largo plazo para evitar daños a las personas, a las viviendas y al medio natural con la determinación, involucración y financiación del conjunto del músculo administrativo estatal, regional, insular y municipal. Hay que hacerlo y cada nivel de la administración debe asumir sus responsabilidades.
Y hay que modificar hábitos de uso de estos espacios que suponen serios peligros: aparcamientos de vehículos, instalación de contenedores, cruces de vías sin las soluciones técnicas adecuadas. También sería necesario acometer modificaciones de los desagües así como poner en marchas medidas innovadoras como drenajes sostenibles en entornos urbanos o parques inundables. Gavias para la retención del agua en las cuencas hidrográficas, restauración y renaturalización de los espacios, zonas de infiltración, reforestación y regeneración o cauces sinuosos, son otras actuaciones necesarias.
El Cabildo de Gran Canaria ya está realizando, con muy buenos resultados, gavias en distintos lugares de la isla, como Las Hoyas, Lugarejos o Los Pérez, entre otros emplazamientos, para frenar la erosión y el arrastre que hace que perdamos en la isla al menos 1,5 millones de toneladas de suelo al año. También el área de Medio Ambiente realiza en Maspalomas, dentro del proyecto Horizon Natalie, el primer proyecto piloto de drenaje urbano de Canarias.
La institución está a disposición de cada ayuntamiento para facilitarles la tarea. Es fundamental la coordinación y la colaboración interadministrativa como ha sucedido en el caso de Telde, con quien establecimos de inmediato una mesa de trabajo para analizar las anomalías localizadas y poner en marcha planes de prevención. Tenemos que ser como la lluvia: un goteo unísono.
No será fácil el camino. La adaptación es un empeño titánico, pero inaplazable. Y el goteo de las administraciones públicas para conseguirlo no debe cesar. Desde ahora. Como ejemplo, el mismo día que se declaró la prealerta, el viernes 28 de febrero, el pleno del Cabildo aprobó destinar 532.000 euros al Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria para la canalización del Barranco de Chiscano.
No quiero pasar por alto un componente esencial de este dique que debemos levantar frente a la virulencia de las inclemencias climáticas. Hablo del factor humano. En una doble vertiente. La primera guarda relación directa con la sensibilidad ciudadana. Hay síntomas alentadores que indican que, por fortuna, la lluvia de desinformación no cala tanto como se cree. Así, un informe del año 2024 de la Fundación AXA y Sigma Dos indica que el grado de preocupación y percepción por la crisis climática se sitúa en Canarias ligeramente por encima de la media nacional, dentro de una escala en la que casi 8 de cada 10 personas en este país la considera una amenaza relevante. Además, reveló que el 87,5 de los canarios y canarias considera “urgente” poner en marcha medidas para atajar las causas y paliar sus consecuencias.
El segundo de estos factores tiene que ver con la comunicación y la coordinación entre administraciones, que no deja de ser una comunicación entre personas. Además, por supuesto, de la prioritaria activación de todos los medios y protocolos. No tengo dudas de que el contacto personal entre responsables públicos que se mantienen al tanto de lo que sucede en su territorio, que no desconectan en sobremesas en ventorros o bochinches ni se desentienden cuando acontecen situaciones que alteran la normalidad, ayuda a engranar la respuesta. Hemos tenido ejemplos recientes y dolorosos de lo contrario.
Antonio Morales Méndez. Presidente del Cabildo de Gran Canaria.
Durante estas últimas semanas ha vuelto a poner sobre la mesa la situación de colapso que padece el Puerto de Los Cristianos, en Tenerife, y las consecuencias directas que este problema tiene sobre la conectividad de las islas de El Hierro, La Palma y La Gomera. Esta infraestructura, que comenzó su operatividad en 1974, se ha quedado obsoleta ante el significativo incremento de viajeros que anualmente pasan por ella, con más de 2,2 millones de pasajeros y 500 mil vehículos. Unos datos que evidencian la urgente necesidad de tomar decisiones valientes y consensuadas sobre el presente y el futuro de este puerto, que sigue siendo la principal puerta de entrada y salida para decenas de millas de ciudadanos de estas islas
Recientemente, el Colegio Oficial de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de Santa Cruz de Tenerife ha hecho público un informe técnico que recoge de manera rigurosa la situación actual y plantea dos posibles vías de actuación: por un lado, la ampliación del Puerto de Los Cristianos y la mejora de su conexión con la autopista TF-1, y por otro, la construcción de un puerto en Fonsalía, con una dimensión más reducida que el proyecto original, adaptado a las necesidades actuales del tráfico marítimo interinsular.
Este informe ha reabierto el debate, como era de esperar. Se han alzado muchas voces en defensa de una u otra alternativa, cada una desde su perspectiva legítima, pero echo en falta una reflexión más serena, menos condicionada por intereses locales o partidistas, y más centrada en el interés general. Porque no se trata de imponer, sino de construir juntos una solución. Se trata de entender que esto no es solo una cuestión insular o regional, sino una prioridad estratégica para garantizar la cohesión territorial de Canarias.
Los gomeros, herreños y palmeros partimos con una gran desventaja: el tiempo perdido. Llevamos más de dos décadas denunciando esta situación. En mi caso, la he llevado a distintas instituciones y, el pasado mes de febrero, propuse la creación de una Comisión en la Autoridad Portuaria de Santa Cruz de Tenerife para que, con criterio técnico, se determine la hoja de ruta a seguir.
Desde La Gomera no hemos estado de brazos cruzados ante un problema que, aunque se materializa en Tenerife, afecta directamente al día a día de quienes dependemos de este puerto para trabajar, estudiar, recibir asistencia sanitaria o simplemente ejercer nuestro derecho a la movilidad. Este no es un problema menor ni puntual: es una cuestión estructural que no admite más demoras.
La respuesta no debe llegar desde la confrontación, ni desde la trinchera política, ni mucho menos desde el inmovilismo. Necesitamos una solución integral, sostenible y consensuada, que combine medidas inmediatas con una visión a largo plazo. En este sentido, defendió la necesidad de poner en marcha actuaciones urgentes en Los Cristianos, como la reordenación del espacio portuario, la mejora de accesos a la TF-1 y una redistribución eficiente del tráfico. Todo ello como parte de una transición hacia la solución definitiva que acuerde la mayoría: ya sea una ampliación del Puerto de Los Cristianos o la construcción de un Fonsalía funcional y proporcionada.
Es hora de que pongamos fin a años de diagnósticos sin tratamientos. La ciudadanía no puede seguir esperando. La conectividad de las Islas Verdes no puede depender de debates eternos ni de decisiones que nunca llegan. Lo que está en juego es la igualdad de oportunidades, la justicia territorial y la cohesión social de Canarias.
Por eso, hoy más que nunca, apelo a la unidad de todas las instituciones, fuerzas políticas, colectivos sociales y ciudadanía. Solo desde el entendimiento, la cooperación y el compromiso común seremos capaces de dar una respuesta a la altura del desafío. Las Islas Verdes lo merecen. Y Canarias también.
Casimiro Curbelo. Presidente del Cabildo de la Isla de La Gomera.
La literatura está de luto. Ha muerto Mario Vargas Llosa, y con él se apaga una de las voces más brillantes, complejas y combativas del siglo XX y comienzos del XXI
Su desaparición marca el fin de una era: la de los grandes novelistas latinoamericanos que transformaron la narrativa hispana en un fenómeno universal. Con Vargas Llosa no solo se va un Nobel de Literatura, se va el último gigante de la novela total. Desde La ciudad y los perros, su irrupción en la literatura fue un puñetazo en la mesa.
Narró el Perú con furia y belleza, con crudeza y precisión. Nos enseñó que la literatura no era solo un arte, sino una forma de confrontar la realidad, de entender el poder, la libertad, el deseo, la corrupción y la dignidad. Fue un narrador que no temió ensuciarse con la historia, con las pasiones humanas, con los pliegues más oscuros del alma.
Pero Vargas Llosa no fue solo un novelista magistral. Fue también un intelectual comprometido, un polemista incómodo, un defensor obstinado de la democracia liberal. Podía no gustar lo que decía, pero nadie podía negar la solidez de su pensamiento ni la honestidad con la que lo expresaba. Fue coherente, incluso cuando eso significaba enfrentarse a sus propios afectos ideológicos. Leer a Vargas Llosa era una experiencia transformadora.
Sus personajes nos enfrentaban a nuestras contradicciones, sus tramas nos sumergían en la complejidad de lo humano, sus ensayos nos empujaban a pensar más allá del eslogan. Fue un escritor que incomodaba, que desafiaba, que aspiraba siempre a más. El legado de Vargas Llosa es inmenso.
Y ahora nos corresponde a nosotros — lectores, escritores, ciudadanos— mantenerlo vivo. No solo releyéndolo, sino también defendiendo esa misma pasión por la libertad, por la verdad, por el lenguaje como herramienta de resistencia. Porque si algo nos enseñó Mario Vargas Llosa es que la literatura no sirve para adornar la realidad, sino para desentrañarla.
Que la tierra le sea leve, maestro
Vivimos, incluso padecemos, unos tiempos convulsos en los que acontecimientos a escala mundial nos empujan constantemente al desasosiego y la desesperanza
Cuando parecía que los efectos de la crisis derivada de la pandemia de covid en 2020, con millones de muertes en los años sucesivos y también con devastadores efectos en la economía mundial, empezaban a ser historia, las élites mundiales nos empujan hacia los conflictos bélicos, la creciente tensión entre naciones y a un pesimismo colectivo que solo conduce a la destrucción y al desgaste psicológico de una generación ya machacada por las constantes crisis que han cargado a sus espaldas.
La invasión de Ucrania por parte de Rusia o el genocidio perpetrado por Israel en Gaza, ante los que la denominada comunidad internacional asiste incapaz de poner remedio -más allá de sugerir pintorescos kits de supervivencia- se dilatan en el tiempo sin posibilidad de prever su final ni sus efectos más allá de esos ámbitos geográficos. Aunque algunos de estos ya se atisban en modo de incrementos descomunales del gasto militar, obviamente en detrimento de los presupuestos sociales.
Por si esto no fuera ya suficiente, un histriónico y delirante Donald Trump ha apretado el botón de los aranceles para desatar una crisis comercial a escala global que enturbia las relaciones entre estados de los cinco continentes sin perspectivas de resolución a corto plazo ante los titubeos y debilidad de los principales dirigentes mundiales, en especial de los europeos.
En paralelo a esas convulsiones, asistimos a otras dos crisis latentes desde hace años. Por un lado, la climática, que sigue dando avisos en forma de fenómenos meteorológicos adversos sin que se observen medidas para combatirla con efectividad, en vez de discursos retóricos y voluntaristas que ya cansan. Por otro lado, y no desconectada de esta, los canarios vivimos en primera persona el drama de la crisis migratoria derivada de la situación en África ante la pasividad de las autoridades españolas y europeas, que han decidido utilizar este asunto como arma arrojadiza olvidándose de todo atisbo de humanidad. Solo cuando los nacionalistas y la ciudadanía canaria hemos alzado la voz se ha reconocido un derecho indiscutible frente a la inhumanidad demostrada por las derechas españolas.
Y es que, a escala internacional, estamos inmersos en una radicalización creciente de la política. Volvemos, de manera interesada, a generar el “choque de trenes”, a la polarización de los bloques ideológicos que se ve amplificada por el mal uso de las redes sociales que controlan los oligarcas afines a la extrema derecha. Este ruido ensordecedor en la práctica arrincona a otras opciones, singularmente de ámbito local y con planteamientos más prácticos que ideológicos, cuyo objetivo innegociable es el bienestar social y económico de los territorios donde se radican, por minúsculos que sean en el plano mundial. Esta dinámica perversa, incentivada por las organizaciones políticas alineadas en los dos bloques hegemónicos, solo representa una lucha del poder por el poder en la que ese bienestar colectivo queda reducido a una mera coletilla en los discursos. De ahí que la actividad política se haya ido impregnando de faltas de respeto, acusaciones e iniciativas rimbombantes y discusiones de taberna, en vez de análisis rigurosos, argumentos reflexivos y propuestas innovadoras en beneficio de la ciudadanía.
Todo ese contexto, español e internacional, es obviamente dañino para una isla como Gran Canaria y para un Archipiélago como Canarias. No hace falta recurrir a la definición del genial Pancho Guerra, encarnado en Pepe Monagas, sobre lo minúsculas que aparecen las Islas en un mapa para subrayar nuestra nimiedad ante todo lo que está ocurriendo. Una vulnerabilidad que no solo es geográfica. Es también política, ya sea por inacción o simplemente porque nos ignoran, porque, estoy seguro de ello, hay intereses que juegan en contra de que podamos ser protagonistas.
Pero no es tiempo de resignación ni de lamentos. Quienes han seguido mi trayectoria saben que huyo del pesimismo y el conformismo. Son tantos y tan enormes los retos globales y locales que siempre he creído que para superarlos tenemos que organizarnos de abajo hacia arriba; desde la gente a las instituciones; desde los barrios a los municipios; desde los municipios a la isla; a la Comunidad y al Estado; con criterio progresista; con una transversalidad que supere sectarismos ideológicos; con la mirada firme en un futuro distinto, posible e ilusionante, y con el aval de que ya lo hemos demostrado con hechos en los municipios donde hemos trabajado, a pico y pala, con nuestros vecinos y nuestras vecinas para transformar nuestros pueblos. Aspiramos a continuar demostrándolo, no por ansias personales, sino por una vocación real y acreditada de servicio público.
Somos ocho, por ahora, las fuerzas municipales respaldadas por cientos de militantes y numerosos cargos de todas las asambleas de Gran Canaria que hemos decidido dar un paso al frente, arriesgado pero ilusionante, para crear una organización política progresista, nacionalista, municipalista y de verdad independiente, por más que quieran etiquetarnos los que no entienden de otra cosa. Y no cabe duda de que seremos más porque esta ola ya es imparable. Porque solo desde la mayor unidad posible se conseguirá la fuerza necesaria para que esta Isla siga con el protagonismo adquirido en los últimos años y que todas y todos deseamos, y que Canarias también necesita. Porque nunca habrá una Canarias fuerte sin una Gran Canaria potente. Canarias necesita una Gran Canaria en primera línea y nosotros necesitamos una Canarias pujante que se haga escuchar y respetar en un contexto estatal e internacional abrasivo, convulso e incierto.
Teodoro Sosa. Alcalde de Gáldar. Vicepresidente segundo y consejero de Presidencia y Movilidad Sostenible del Cabildo de Gran Canaria.
Europa atraviesa un momento convulso, plagado de incertidumbres, inseguridades y amenazas. Esto, unido a la emergencia climática, nos sitúa ante una coyuntura crucial para definir nuestro futuro. En este escenario Gran Canaria dispone de un proyecto fundamental para su desarrollo sostenible y la generación de miles de empleos verdes y cualificados
El modelo de ecoísla se afianza cada vez más como un instrumento capaz de garantizar la sostenibilidad social y económica y la seguridad energética, hídrica y alimentaria de nuestra isla en una proporción importante
No hay otro camino. Lo que está en juego es el futuro de los hombres y mujeres de Gran Canaria. Por eso es tiempo de responsabilidad y de actuar. Estamos preparados para dar el salto hacia un futuro sostenible
En estas circunstancias esta isla nuestra cuenta por primera vez con un gran proyecto de economía verde -el Salto de Chira-, eje de la diversificación económica, ya que gira alrededor de factores clave de la economía del futuro, especialmente en islas como las nuestras: el agua, la energía renovable, el sector primario, la reforestación y la lucha contra los incendios, la investigación y la innovación, el empleo verde, la seguridad, etc.
El pasado viernes, día 28 de marzo, tuve ocasión de explicárselo con detalle a la vicepresidenta tercera y ministra de Transición Ecológica de España y a la presidenta del Banco Europeo de Inversiones. Aportaron todos sus conocimientos y experiencias también los técnicos del Consejo Insular de Aguas y de Red Eléctrica de España que estuvieron arropados por su presidenta, Beatriz Corredor. Sara Aegesen y Nadia Calviño coincidieron en afirmar que estaban ante un proyecto estratégico que debería ser replicado en otros territorios insulares de la UE.
Como he señalado en otras ocasiones, y vuelvo a insistir en ello, Salto de Chira es el mayor proyecto de transición ecológica y lucha contra el cambio climático de Canarias y, sin duda, uno de los mayores de España. Es una iniciativa que el Cabildo de Gran Canaria impulsa desde hace más de una década y que en los últimos años hemos ido mejorando y actualizando en colaboración con la empresa REE, designada por el estado para desarrollar este proyecto, a partir de una concesión del Cabildo de Gran Canaria para el uso de las presas y las infraestructuras hidráulicas de propiedad insular.
Con esta infraestructura, podrá almacenarse en las presas la energía limpia de la isla. Y la que no se utilice o sea excedentaria servirá para bombear el agua hasta la presa de Chira. Cuando se necesite se producirá un salto hacia la presa de Soria y generará energía verde para utilizarla en toda la isla. Esta inversión de cerca de 600 millones de euros es el corazón de la transición energética y ecológica de Gran Canaria ya que aumentará la penetración de energías renovables en un 36% y será en la práctica una gran pila de almacenamiento para lograr que, a partir de 2027, entre el 51 y el 70% de nuestra energía eléctrica sea de origen solar y eólico. Contribuirá a reducir un 20% las emisiones en la isla, reducirá el coste anual del sistema en más de 120 millones de euros y ya está ejecutando en el Barranco de Arguineguín la mayor restauración de un espacio natural en Canarias. Salto de Chira supondrá una garantía frente a los efectos del cambio climático, cumpliendo con los Acuerdos de París y conforme a los objetivos del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima del Gobierno de España, en el camino hacia la urgente descarbonización y gracias al aprovechamiento de las energías limpias.
Dentro de la extraordinaria historia del agua en nuestra isla, existen unas infraestructuras que destacan por encima de las demás: las presas y los embalses. Gran Canaria es uno de los territorios del mundo con mayor densidad de grandes presas, es decir, tiene uno de los mayores números de ellas por kilómetro cuadrado. En nuestra isla se registran 172 presas, de las cuales 70 tienen la consideración de grandes presas, denominación aplicada a aquellas obras hidráulicas de retención de aguas superficiales con más de 15 metros de altura y las que, teniendo una altura comprendida entre 10 y 15 metros, tengan una capacidad de embalse superior a 1 millón de metros cúbicos. Es la mayor red de infraestructuras llevada a cabo en Canarias, con una enorme inversión realizada por nuestros antecesores y que hemos heredado con la oportunidad de lograr el máximo aprovechamiento de ellas: almacenar agua y, a partir de ahora, energía.
Toda la población de Gran Canaria reconoce los hitos constructivos de las presas de Chira y de Soria como parte querida de nuestro paisaje, del acervo identitario de las mujeres y los hombres de nuestra isla, por ser además lugares de acampada y de ocio y recreo en la naturaleza. También se consolidan como las mejores muestras de nuestro patrimonio hidráulico y del esfuerzo casi sobrehumano que la sociedad canaria realizó durante siglos para proveerse de agua. Ahora están viviendo una nueva fase que les permitirá desarrollar todo su potencial al posibilitar la ejecución de un aprovechamiento hidroeléctrico por el desnivel existente entre sus embalses. Esta central hidroeléctrica va a hacer posible renovar y revalorizar nuestro patrimonio hidráulico con una central pionera que nos situará a la vanguardia de Europa, respetando los valores paisajísticos y naturales de las presas de Chira y Soria y los barrancos que las alimentan así como ayudándonos a combatir el cambio climático y haciendo de la isla un territorio más sostenible y resiliente.
Salto de Chira es un proyecto de todos y todas. Cuenta con el apoyo mayoritario de las fuerzas políticas, de organizaciones sociales, instituciones y hombres y mujeres de la ciencia y la investigación o personas significadas del movimiento ecologista así como de una amplia mayoría social, que apoya de manera explícita la ejecución de este proyecto.
Curiosamente, durante el proceso de pronunciamientos de la sociedad civil sobre el alcance de este proyecto, tanto el Colegio de Ingenieros de Caminos como los tres expresidentes de Ascan, lo apoyaron, pero no solo eso, sino que dan un paso más allá reclamando duplicarlo con otro salto similar desde la presa de Las Niñas y piden al Cabildo que “acometa también, en el menor tiempo posible los trámites para conseguir el salto Las Niñas a Soria”, con el fin de duplicar la pila de almacenamiento de energías renovables que supone Salto de Chira.
Y el Cabildo esta en ello. Y lo planteé así , como un reto a asumir en los próximos meses, en la visita del viernes 28 al barranco de Arguineguín, a la presa de Soria, y a los túneles, la caverna y la desaladora de Salto de Chira.
En la revisión del PIO se propone “un aumento significativo de los valores de reserva de operación para afrontar variaciones bruscas y no previsibles”, mediante nuevos aprovechamientos hidroeléctricos por bombeo reversible. Además del Salto de Chira, se contempla otro salto de agua desde el embalse de Las Niñas, la posibilidad de crear una central entre las presas de la cuenca de La Aldea y aprovechar los saltos de cotas entre el depósito regulador de aguas de Las Palmas de Gran Canaria y la potabilizadora de Jinámar.
Con respecto al Salto de Las Niñas –construida entre los años 1935 y 1958 y con una capacidad de 5.180.820 m3- a principios del año 2020, el Consejo Insular de Aguas encargó a Granell Ingenieros Consultores un estudio para el “Aprovechamiento Hidroeléctrico Reversible Cueva de Las Niñas-Soria” que contiene la definición de varios posibles esquemas de funcionamiento.
De manera muy resumida, la ampliación natural de Salto de Chira con Las Niñas aprovecha casi todas las instalaciones de Salto de Chira: la planta desaladora y sus instalaciones únicamente necesitarían ampliar los bastidores actuales; el diámetro de la tubería para llevar el agua a Soria está previsto para el aumento del caudal a impulsar y se aprovecharía también la línea eléctrica de evacuación que, con independencia de la solución final, solamente necesitaría repotenciarse cambiando los cables. En resumen, las obras serían las propias del circuito hidráulico y garantizan una mínima afección al entorno en el que se ejecutaría.
Desde el punto de vista del planeamiento, el decreto 41/2010, de 23 de abril, dispone la suspensión, para ámbito territorial concreto, de las determinaciones del Plan Insular de Ordenación de Gran Canaria, del Plan Rector de Uso y Gestión del Parque Rural del Nublo, del Plan General de Ordenación Urbana de San Bartolomé de Tirajana y de las Normas Subsidiarias de Mogán. También se aprueban las normas sustantivas transitorias de ordenación, a fin de legitimar la implantación de las instalaciones necesarias para el aprovechamiento hidroeléctrico de bombeo reversible de las presas de Chira-Soria y Cuevas de las Niñas-Soria.
Además, esta ampliación permitiría cumplir con la capacidad de almacenamiento a gran escala mínima de 5GWh que necesita Gran Canaria, según establece la estrategia de almacenamiento del Plan de Transición Energética del Gobierno de Canarias. Una solución ideal para cumplir con los objetivos de descarbonización en el año 2040. Ya tenemos la ingeniería inicial realizada, tenemos que sentarnos a hablar con sus propietarios, es preciso poner en marcha todos los procesos de coordinación, convenios de gestión, captación de recursos, etc, pero hay que empezar a andar.
La lucha contra el cambio climático, la desertificación de la isla y la búsqueda de los instrumentos necesarios para avanzar en alcanzar las mayores cotas posibles en la soberanía energética, hídrica y alimentaria de Gran Canaria son objetivos estratégicos irrenunciables del gobierno de la isla. Ni un paso atrás para intentar conseguirlo.
Antonio Morales Méndez. Presidente del Cabildo de Gran Canaria.
El reconocimiento que me ha otorgado la Agrupación Folclórica Ariferint como Persona Ilustre de Canarias es, ante todo, un homenaje a la historia compartida entre La Gomera y Tenerife. Mis palabras no son solo de gratitud hacia una distinción, sino una oportunidad de reflexionar sobre los vínculos que, a lo largo de los siglos, han tejido un destino común entre ambas islas
Las relaciones entre La Gomera y Tenerife están ancladas en la historia, la cultura y la propia dinámica de la vida insular. Desde tiempos remotos, nuestras gentes han encontrado en la isla hermana una tierra de oportunidades, en la que la emigración ha sido una constante. A finales del siglo XIX y principios del XX, miles de gomeros partieron a América en busca de un futuro mejor. Décadas más tarde, las mismas esperanzas llevaron a nuestros compatriotas a Tenerife, primero con la zafra del tomate y luego con el desarrollo turístico y la construcción en el sur de la isla.
Esta migración no fue solo un fenómeno económico, sino también un proceso de arraigo y fusión cultural. Las familias gomeras que se establecieron en Tenerife llevaron consigo sus costumbres, su folclore y su amor por la tierra. Allí construyeron hogares sin olvidar sus raíces, manteniendo vivos los lazos familiares y comunitarios entre ambas orillas. Hoy, muchos de sus descendientes siguen siendo un puente entre ambas islas, demostrando que la unidad no se mide en distancias, sino en afectos y tradiciones compartidas.
La historia de esta relación también es una lección de solidaridad interinsular. Tenerife acogió a los gomeros con los brazos abiertos, y La Gomera, a su vez, nunca ha dejado de mirar hacia su hermana mayor con gratitud. Esa conexión ha sido clave en el desarrollo de infraestructuras y en la mejora de las comunicaciones marítimas y aéreas, que han permitido acortar distancias y fortalecer nuestra identidad común con fechas claves en este proceso, como fue 1974, año en el que se designaron las primeras comunicaciones regulares entre ambas islas a través del Puerto de Los Cristianos.
Pero esta historia compartida no solo se sustenta en el pasado; También es una promesa de futuro. Hoy, trabajamos por una Canarias más unida, con igualdad de oportunidades para todas sus islas. En este sentido, es crucial que sigamos apostando por un desarrollo equilibrado, que garantice que La Gomera pueda ofrecer empleo y bienestar a sus habitantes sin que la emigración sea la única opción para progresar. Políticas activas de empleo, mejoras en la conectividad y un modelo sostenible de crecimiento son claves para que las nuevas generaciones no tengan que elegir entre su isla y su porvenir.
En este contexto, la labor de agrupaciones como Ariferint cobra aún más relevancia. Gracias a su compromiso con el folclore y la cultura, nuestra identidad permanece intacta, transmitiéndose de generación en generación. Su trabajo es un reflejo de lo que nos une: la música, la tradición y el orgullo de ser canarios.
Por todo ello, este reconocimiento no es solo para mí, sino para todos los gomeros y gomeras que, desde Tenerife o desde cualquier rincón del mundo, siguen sintiéndose parte de su isla y de Canarias. La historia de La Gomera y Tenerife es la historia de la unidad, del esfuerzo compartido y del amor por nuestras raíces. Sigamos caminando juntos, construyendo el futuro sin olvidar de dónde venimos.
Casimiro Curbelo. Presidente del Cabildo de la isla de La Gomera.
La dedicación a lo público tiene como principal meta mejorar la vida de las personas, estar al lado de quienes más lo necesitan, crear oportunidades para el impulso de la economía y el empleo, y dotar a ese lugar de las herramientas adecuadas para que quienes lo habitan disfruten de las mejores condiciones posibles. Esta forma de gestionar es la que durante años ha identificado al Cabildo de La Gomera. Una institución que ha colocado al ciudadano en el centro de la acción política, con un modelo de gestión enfocado al bienestar social como pilar fundamental de su labor
La atención a nuestros mayores, la cooperación con los jóvenes, el fortalecimiento del escudo social con cada una de las familias, se enmarca en una forma de entender lo público en el que cada recurso se prioriza para que los ciudadanos tengan más oportunidades. No se trata solo de gestionar, sino de hacerlo con sensibilidad y con un compromiso real. Tal es así, que, en este 2025, siete de cada diez euros del presupuesto insular están destinados a programas, proyectos o medidas que repercuten directamente en cada uno de los gomeros y las gomeras. Una evidencia más del camino tomado para avanzar en la transformación de la isla, en una apuesta decidida por la cohesión social y el desarrollo sostenible.
En esta planificación de presente y de futuro, tienen un papel destacado los colectivos, entidades y asociaciones que prestan servicios en cada uno de los municipios gomeros. Son motores para la dinamización y el impulso social en ámbitos como la cultura, el deporte, el medio ambiente, la atención social o la educación. La Gomera no es solo un territorio con un paisaje singular y una riqueza natural incuestionable, sino también un espacio en el que la colaboración y el esfuerzo compartido han demostrado ser la clave para el bienestar de su gente.
Son más de medio centenar las entidades que anualmente benefician a más de 3 mil ciudadanos, que directa o indirectamente se suman a los programas y acciones que realizan. Su trabajo incide en mejorar la calidad de vida, tejiendo una red de apoyo imprescindible en el día a día de muchas personas. Sin ellas, la capacidad de respuesta ante los retos sociales sería mucho menor y se perdería un valioso componente humano que complementa la acción institucional. calidad de vida y la cohesión social.
Este peso en la sociedad se ve reforzado con el convenio que vamos a suscribir esta semana con cada una de ellas. Un marco de colaboración que permitirá financiar más de un centenar de iniciativas, con una inversión superior a los 3,8 millones de euros y que repercutirá directamente en la formación musical, en la cooperación con la atención a personas dependientes, en medidas de conservación medioambiental o en proyectos de cooperación en ámbitos como la educación o el fomento de hábitos de vida saludable y actividades deportivas. Estas acciones no solo fortalecen la labor de las entidades implicadas, sino que consolidan un modelo de trabajo basado en la cooperación y en el reconocimiento de la importancia de la sociedad civil en la configuración de una isla mejor.
Podemos decir con satisfacción que somos una isla comprometida con sus colectivos, porque ellos son una pieza fundamental en los retos que tenemos por delante: una isla más inclusiva, resiliente y vertebrada, desde las bases, desde cada pueblo y con la mirada puesta en la igualdad de oportunidades y la accesibilidad a los servicios públicos.
Las administraciones, por sí solas, no pueden responder a todos los desafíos; es la suma de voluntades la que marca la diferencia. Por eso, estos convenios no son solo un acuerdo económico, sino una declaración de principios sobre el papel que la sociedad civil debe jugar en la construcción de un futuro más justo y equitativo para todos. La Gomera avanza, y lo hace de la mano de quienes, con su entrega y dedicación, contribuyen día a día a fortalecer el tejido social de la isla.
Casimiro Curbelo. Presidente del Cabildo de la isla de La Gomera.
La melancolía es, por sí misma, una sustancia destinada a perderse entre las grietas del tiempo. Cuestión aparte es la memoria. Ella está hecha de otra materia, sobre todo cuando de ella emergen los pilares de la identidad, que nos sirven además como atalaya para divisar el futuro. Y como acicate para avanzar con paso firme hacia el horizonte, respetando el pasado sin repetir sus errores
La nostalgia navega por los lugares más lejanos e insospechados, aunque en este caso deberían resultarnos cercanos y comprensibles. Lo hace por ejemplo entre los canales de aguas frías y oscuras de uno de los grandes distritos financieros de Londres, el Canary Wharf, el ‘Muelle Canario’, el puerto comercial más transitado del mundo en los albores del siglo XX y cuyo nombre revela la importancia del comercio marítimo entre el Reino Unido y las Islas Canarias, con protagonismo del tomate canario.
La historia, si se olvida, se convierte en ese papel que amarillea olvidado en las hemerotecas, como la fotografía tomada a principios de la pasada centuria en Hamburgo que muestra a un carro de transporte tirado por caballos para proteger los frutos del frío y hacer publicidad del producto: “Tomates canarios: son los mejores”. O como la nota suelta del ejemplar del 28 de febrero de 1885 con la que un comerciante británico afincado en Liverpool subrayaba las bondades del tomate canario ante un público y una sociedad británica que se afanaba en cultivar la hortaliza en jardines y en pequeños invernaderos particulares, con un éxito casi siempre tan exiguo como el sol inglés.
Esta nota está considerada la primera evidencia escrita de la exportación de tomate canario a tierras británicas. Este hecho define el inicio histórico de la gran aventura del tomate canario y de la revolución económica y social que supuso para las islas y muy en particular para Gran Canaria, a día de hoy la isla en la que se produce la mayor parte de las 30.000 toneladas anuales que se cosechan en la comunidad autónoma. Supone diez veces menos que en su apogeo, en los años sesenta. A lo largo de varias décadas, el rojo del tomate tiñó las cifras económicas isleñas. Fue antes de las dificultades y de los números rojos que, por distintas circunstancias, fueron mermando el cultivo, declive simbolizado en crecientes mares de plástico abatidos por el viento y el olvido.
Pero la rama de la memoria es demasiado fuerte y orgullosa para caer al suelo sin más. Y también se mantiene firme la voluntad del sector para seguir adelante. A pesar de todo. He podido comprobarlo este mismo viernes con motivo del 140 Aniversario de la Exportación del Tomate Canario (1885-2025), programa organizado con tanto cariño como acierto y oportunidad por la Federación de Exportadores de Productos Hortofrutícolas de Las Palmas (FEDEX). La visita a los cultivos y almacenes de empaquetado me ha permitido corroborar que el tomate canario se mantiene en pie por sus raíces históricas y porque es un emblema de Gran Canaria. Pero sobre todo por la convicción, el esfuerzo, la voluntad permanente de innovación y de adaptación, y la visión de futuro que demuestran en sus palabras y sus acciones las personas que dan vida al tomate canario en nuestra isla en la actualidad. Todo ello nos hace confiar en el porvenir del tomate canario, especialmente del que se produce en Gran Canaria, y da alas y justifica el apoyo del cabildo a lo que es mucho más que un sector económico. Nos guían la estrategia y la emoción.
Según comprobé también, el tomate canario desprende aún, junto a su característica fragancia, un aroma de recuerdos que resume una parte esencial de nuestro devenir como sociedad moderna. El tomate ejerció de salvador porque llegó en un momento trascendental, cuando se descosían las costuras de la industria de la cochinilla y el fantasma de la emigración masiva sobrevolaba de nuevo los cielos canarios. La arquitectura comercial ideada y desarrollada por los británicos, con el Puerto de La Luz como elemento clave, la implantación de nuevas técnicas de cultivo posteriormente adaptadas y perfeccionadas por la proverbial resiliencia de los agricultores y agricultoras de nuestra tierra y las extraordinarias condiciones climáticas,que hacían posible su producción mientras Europa tiritaba, lo que abría de par en par una amplia ventana comercial, catapultaron el cultivo hasta niveles nunca vistos.
Varias generaciones crecieron entre tomateras, en medio de latadas, socos y cucañas, sorribando las fanegadas de tierras, abriendo surcos, plantando las semillas, arrastrando las malas hierbas, cargando los frutos de las faldiqueras a los ceretos para después trasladarlos a los almacenes de empaquetado… Se vivieron épocas muy duras, de inmigración interior y de otras islas hacia Las Majoreras, Las Puntillas, Montaña de los Vélez, Las Rosas, Cruce de Arinaga, Cruce de Sardina, Doctoral, El Tablero o El Castillo del Romeral. Épocas de condiciones precarias de vida, de cuarterías, de sangre, sudor y lágrimas, de regímenes laborales casi feudales, de luchas sociales que consiguieron democratizar la producción hasta lograr que a los dinámicos empresarios iniciales, primero extranjeros y después canarios, se sumaran, con los años, pequeños y medianos emprendedores locales, en su mayoría hijos de aparceros, que poblaron el paisaje de cooperativas agrícolas pujantes…
El tomate fue un motor de arrastre que lo movilizó prácticamente todo. La escasez de agua alentó las soluciones más ingeniosas, dando un nuevo impulso a la gestión hídrica insular. El sistema de bancales o terrazas escaló el terreno para aprovechar cada palmo. Las cuarterías, según nos recordó el experto de la FEDEX Gustavo Rodríguez, entre otras tantas historias, estadísticas y curiosidades, se convirtieron en núcleos sociales donde se forjó una identidad compartida. Al predominar la mano de obra femenina, fueron espacios de transmisión cultural, donde fructificaba también el sentimiento de pertenencia. Además, el primer gran embajador del archipiélago en el extranjero no vestía con levita: fue el tomate.
Nacer, crecer y desaparecer. Es el duro sino de los monocultivos canarios, aunque el tomate se niega a cumplir con el tercer supuesto. No lo han tenido fácil. La competencia de terceros países como Marruecos -con costes laborales muy inferiores-, el incremento de los costes de producción, los insumos, el transporte y las plagas han chupado gran parte de su savia, aunque la mayor de las calamidades no han sido los insectos, sino los estragos causados en despachos oficiales por la reducción de las ayudas, la falta de planes de auxilio adicionales estatales y canarios y otros desastres naturales y burocráticos que han convertido en papel mojado muchos de los instrumentos y mecanismos para garantizar la viabilidad del sector, corroído por la desidia y la inoperancia.
¿Qué nos queda? Lo dije al principio. Nos queda convertir la nostalgia en memoria y la memoria en futuro. Queda viajar atrás en el tiempo, desempolvar las revistas y los periódicos repletos de anuncios que glosaban las maravillas del tomate canario -el mejor, trotando sobre el adoquinado de Hamburgo, de Londres y de media Europa-. Queda aferrarse a la calidad, al avance tecnológico, a la investigación, a la cooperación entre entidades privadas, cooperativas e instituciones públicas para realzar su valor y apostar decididamente por la calidad como elemento diferenciador en mercados cada vez más competitivos y saturados. Queda presumir de tomate, cuidarlo, fomentarlo y proyectarlo como lo que es: un tesoro culinario y un reflejo de lo mejor que podemos hacer colectivamente como entidad social.
El tomate canario merece hechos, una correspondencia entre las declaraciones y los actos tan auténtica como su sabor. El cabildo, a través de su Consejería Sector Primario, Soberanía Alimentaria y Seguridad Hídrica, tramita el distintivo europeo Indicación Geográfica Protegida Tomate Canario, en una estrategia conjunta con el sector. Uno de los principales objetivos de esta IGP es evitar el fraudulento uso del término “canario” en tomates producidos fuera del archipiélago y así poder valorar adecuadamente un producto que, si bien ha descendido en sus cantidades anuales, tiene potencialidad para estabilizar sus volúmenes de comercialización e incluso diferenciarse de otros por su excelente y acreditada calidad y producción sostenible. Esta iniciativa encaja dentro de nuestra decidida línea de acción insular de defensa del sector primario, de nuestras tradiciones y de la diversificación económica. Desgajar al tomate de Gran Canaria sería prescindir de una parte vital de la isla. Y es perfectamente compatible con el cultivo de otros frutos tropicales para así aprovechar sus canales de comercialización. El interés cada vez mayor por los productos de kilómetro cero, por los mercados agrícolas locales y por experiencias vinculadas a la etnografía en destinos que respeten su historia y su forma de ser y de hacer nos abren ahora otra ventana en la que se transparentan a la vez lo que una vez fuimos y lo que podemos llegar a ser de la mano del tomate canario.
La popular y veterana emisora de radio "Radio faro del Noroeste" sigue su proyección hacia una mayor ampliación de su cobertura.