La triquiñuela gubernamental logró su propósito, aunque al precio de que la ministra de Sanidad, Carolina Darias, soportase un chaparrón que unió a protagonistas tan dispares como el contenido del decreto, de UPN a EH Bildu, de Vox al PNV, de Junts a Ciudadanos
El Pleno del Congreso de los Diputados convalidó este martes el Real Decreto-ley 30/2021, de 23 de diciembre, por el que se adoptan medidas urgentes de prevención y contención para hacer frente a la crisis sanitaria ocasionada por la COVID-19 con 162 votos a favor, 153 votos en contra y 26 abstenciones. Además, se ha aprobado su tramitación como proyecto de ley por el procedimiento de urgencia.
El texto del Gobierno, defendido ante el Pleno por la ministra de Sanidad, Carolina Darias, modifica el artículo 6 de la Ley 2/2021, de 29 de marzo, de medidas urgentes de prevención, contención y coordinación para hacer frente a la crisis sanitaria ocasionada por el COVID-19, para establecer el uso obligatorio de mascarillas para las personas mayores de seis años en la vía pública, en espacios al aire libre y en espacios cerrados de uso público o que se encuentren abiertos al público, y en los transportes.
Pero el asunto tiene su intrahistoria, como cuenta El País. Ante una medida que tanta contestación había suscitado, la magia del Gobierno obró un truco, uno de esos decretos leyes que la jerga llama ómnibus, porque tan pronto pueden transportar en las primeras filas medidas contra la covid como colocar en los asientos de atrás la paga para compensar a los pensionistas de la pérdida de poder adquisitivo por el aumento de la inflación.
Con la reforma laboral aún levitando ante la votación de mañana, el Ejecutivo no se podía permitir un estreno con derrota de su crucial semana parlamentaria. Y así ideó, como advierte El País, votar en bloque, su original decreto, que incluía también otros medidas apenas cuestionadas: permitir que los sanitarios jubilados contratados de urgencia para la pandemia sigan cobrando su pensión y habilitar los títulos de médicos de países ajenos a la UE.
La palabra “chantaje” fue la más repetida, por Ana Pastor (PP), por Sergio Sayas (UPN), por Concep Cañadell (PDeCAT), por Mercedes Jara (Vox) o incluso por la siempre comedida Josune Gorospe (PNV), que definió el decreto como un “popurrí”. La representante del PDeCAT eligió el término “trilerismo” y Xavier Eritjá, de ERC, el de “filibusterismo”.
¿El uso obligatorio de la mascarilla afecta a la práctica del deporte de equipos?
Vaya por delante que no le afecta al deporte de élite ya que cuenta con protocolos específicos que tienen el visto bueno de las autoridades sanitarias. ¿Pero que ocurre en la parte baja de la pirámide?