
La popular y veterana emisora de radio "Radio faro del Noroeste" sigue su proyección hacia una mayor ampliación de su cobertura.
El arte es una seña de identidad de los pueblos. Desde el inicio del poblamiento de la isla podemos distinguir a través de él nuestra identidad isleña, atlántica y universal. Esa certeza forma parte de la tradición historiográfica recogida en las crónicas de la conquista, posteriormente documentada en la Ilustración del siglo XVIII a través de Viera y Clavijo, y también en el XIX con los trabajos iniciados en la etapa del romanticismo, con figuras de la talla del doctor Gregorio Chil y Naranjo junto a Agustín Millares Torres. Ellos confirman y reafirman esa cultura propia con la creación de la Sociedad Científica El Museo Canario
El jueves pasado inauguramos una exposición que nos conduce por esa tradición a través de los Millares Sall, una familia profundamente ligada al arte, la creación y al compromiso social. La saga comenzó con Millares Torres y ya ha superado las cinco generaciones enriqueciendo la cultura isleña y universal desde nuestra isla. Contra aquel historiador, compositor y escritor comienza -también- la hostilidad de los poderes más reaccionarios de nuestra sociedad hacia los valores que defendió y representó esta familia. Una persecución que ha formado parte del patrimonio de los Millares.
La publicación de la ‘Biografías de canarios célebres’ y de la ‘Historia de la inquisición en Canarias’ fue el detonante de su desencuentro con representantes de la iglesia molestos por la divulgación de actividades pocos cristianas que realizaban sus prelados. El enfrentamiento tiene su más doloroso episodio en la persecución que marcó la vida del profesor Juan Millares Carló, quien perdió su empleo por el acoso obsesivo del párroco Manuel Socorro y su ‘caza de brujas’ contra el patriarca de los Millares Sall y otras figuras, entre las que destaca el escritor Agustín Espinosa.
No se puede entender la obra colectiva de los Millares Sall sin recordar que se les condenó al exilio interior en su isla, sin otra forma de expresión o sustento que su arte. Y así queda reflejado en las salas del CAAM con cada pieza y recuerdo de una vanguardia que define un ciclo definitorio del arte en Canarias.
La próxima apertura del Museo de Bellas Artes de Canarias (MUBEA), ha estado precedida de grandes muestras que anticipan la grandeza de nuestra Isla de Arte. Entre ellas podemos citar ‘La huella y la senda’, el centenario de la Escuela Luján Pérez, la propia ‘Isla de Arte' que anticipó parte del patrimonio que atesora el Mubea o la presencia de nuestros artistas en el Reina Sofía.
Han sido actuaciones que nos han permitido estudiar e identificar gran parte de nuestro patrimonio artístico del que queda mucho por conocer. Pero, sobre todo, van a hacer posible el que nos adentremos en nuestra historia, en los acontecimientos que dan lugar a ese arte comprometido y descubrir cómo el arte superó la tragedia y la dictadura.
En un trabajo publicado por la profesora de Historia del Arte de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Ángeles Alemán Gómez, con el título "'Mutilados de paz', “Homenaje al padre represaliado por la dictadura", se describe la reacción de los hijos e hijas de los Millares Sall por la situación en la que queda su padre. Con esa alusión al sufrimiento paterno y materno se denominó la serie pictórica que realizó su hijo Manolo, coincidiendo con los momentos finales del patriarca, tras décadas de castigo.
Sin embargo, la injusticia construyó entre la prole y sus progenitores un refugio de arte que permitió desarrollar varias de las capacidades artísticas de estos niños. Vivieron una guerra que sepultó la cultura y el pensamiento libre bajo la intolerancia y el desprecio a los derechos humanos.
La carpeta 'Mutilados de Paz' fue presentada en la Pierre Matisse Galery de Nueva York, con un poema de Rafael Alberti, que retrata en uno de sus versos los “callados alaridos que lastiman tanto como el silencio”. El viaje de regreso de Manolo a Madrid desde Nueva York coincide con el fallecimiento de Juan Millares Carló. El impacto en toda la familia es devastador.
Lo podemos comprobar en los retratos, poemas, composiciones y escritos que todos los hijos dedican al padre, poniendo el máximo cuidado en su memoria, como la lápida de piedra rojiza de Tindaya que destaca en el cementerio de Vegueta, con un poema del propio Millares Carló que hoy resuena con mayor vigor:“La mano que estas líneas escribe/en tiempo no lejano estará inerte/cuando la hora final, al fin arribe/lo que haya de quedar será más fuerte”.
Se conjuraron para restablecer la dignidad que en aquellas décadas arrebataron a Juan Millares Carló. Manolo lo explica en una carta a su hermano Agustín: “Don Papas está tranquilo porque sabe que, aunque ese día no llegue, nosotros hemos asumido la tarea de arrancarle día a día, con nuestra actividad, todas las cochinas púas que le han venido clavando en estos últimos 28 años”.
En este año, cuando se cumplen seis décadas de la muerte del patriarca de los Millares Sall, descubrimos el alma y la personalidad colectiva de esta generación. El resultado de la exposición es la descripción visual de cómo su arte es rebeldía enfrentada a las condiciones más difíciles de opresión y exilio interior, donde la dictadura era más asfixiante.
La represión no pudo doblegar la voluntad creativa y colectiva. Al contrario, esta exposición ‘Millares Sall. Creación plástica’, demuestra hasta qué punto llegó su compromiso. Un éxito del espíritu y la libertad frente a la tiranía y el despotismo que nos debe servir de ejemplo y compromiso para el presente y el futuro, para que no volvamos a vivir la injusticia y el drama de quienes son perseguidos por sus ideas. Quiero felicitar y agradecer al comisario Celestino Hernández su visión y su enorme trabajo para mostrarnos en toda su amplitud la aportación original de la saga al enriquecimiento del patrimonio y la cultura canaria..
Sabíamos que debíamos dar a conocer en su isla esta otra perspectiva, casi foránea o externa sobre los Millares Sall. Lo entendíamos como una forma de celebrar su raigambre y el importante legado que aporta al desarrollo cultural de las islas. Tiene mucho que ver con la voluntad de sus descendientes, quienes reconocían en el entorno familiar que el sufrimiento de su padre pertenecía a “un mal crónico que viene de muy atrás y no se paga con un galardón sino con una manifestación de desagravio”.
Ese proceso de reparación comenzó con el despliegue artístico realizado por sus hijos, con exposiciones, ediciones, conciertos... creando una gran manifestación artística y de amor que arropó a sus padres. El regreso del exilio del hermano, Agustín Millares Carló, hace 50 años, para ser nombrado por el Cabildo de Gran Canaria director del Plan Cultural de la Mancomunidad Provincial, es parte de esa restauración de la dignidad de los Millares Sall, siendo esta corporación una de las instituciones que más ha contribuido a ese proceso.
En 1975, aquel Plan Cultural publica la obra póstuma 'En el silencio grave' y en 2007 el Cabildo colabora en la edición de los cuatro tomos de las Obras Completas de Juan Millares Carló, gracias a la recuperación por sus nietos de su amplísima producción de poesía, ensayo, romances, teatro y cómics, con el análisis realizado por Selena Millares Martín. Otra espina menos. Asimismo, el Cabildo se honra de contar con la presencia de esta saga en su catálogo de ediciones y en numerosas acciones artísticas, a partir de 1975, junto a una amplia lista de reconocimientos a miembros de esta familia. También han recibido los máximos honores y distinciones de nuestra institución, al ser designados Hijos Predilectos, Roque Nublo de Oro y Plata, Can de Plata. Y, ahora, esta exposición con la que acallamos, por fin, esos “alaridos que lastiman tanto como el silencio”.
No se puede entender la creación de los Millares Sall sin el contexto en el que brotó, ni Gran Canaria puede reconocerse sin incorporar el legado excepcional de esta familia que tanto ha contribuido a consolidar nuestra realidad de isla cosmopolita, creadora y rebelde.
Antonio Morales Méndez. Presidente del Cabildo de Gran Canaria. Islas Canarias.
En Canarias, hemos normalizado lo inaceptable. La precariedad se nos presenta como un mal menor. El colapso de las infraestructuras o los servicios básicos como una parte del paisaje socioeconómico que hemos de tragar sin cuestionar
Ahora , la moda es el arte del maquillaje político y del discurso como solución estructural porque la consejera de Turismo y Empleo acaba de anunciar que la futura Ley de Turismo exigirá que los nuevos establecimientos demuestren que cumplen con los estándares mínimos de empleo antes de otorgarles licencia.
Una medida que, bajo el envoltorio de la responsabilidad social, no aborda ni cuestiona el modelo económico dependiente que está costando graves fracturas a nuestra cohesion social y territorial en las islas.
En realidad su propuesta es más de lo mismo con amago de camuflaje dialéctico.
Un modelo que no solo ha tocado techo, sino que ya amenaza con hundir los cimientos sociales, económicos y ambientales de este territorio.
En vez de repensar el crecimiento turístico, lo consolidan.
En lugar de abrir un debate serio sobre los límites, lo posponen. Se nos pide que aplaudamos que ahora se verificará el cumplimiento de normas laborales que llevan años siendo sistemáticamente ignoradas o burladas.
¿Y eso es todo? ¿Ese es el nuevo rumbo?
Canarias presenta una de las tasas de temporalidad más altas del Estado.
Salarios que están un 36,5% por debajo de la media de la Unión Europea y ello conlleva ineludiblemente un escaso poder adquisitivo que dificulta la calidad de vida.
Cerca del 60 por ciento de los contratos que se firman cada año son temporales. Esto no es una desviación del sistema. Es el sistema.
Un modelo basado en la explotación intensiva de un único sector que, en nombre del empleo, destruye el equilibrio social, territorial y económico.
El monocultivo siempre ha sido la perdición del Archipiélago y no aprendemos.
Toda economía debe tender a lograr el mayor equilibrio posible entre sectores para no caer en dependencias estructurales de un modelo económico que no conlleva oportunidades de progreso. Los datos de la realidad socioeconómica de Canarias lo demuestran.
No estamos ante una política transformadora. Estamos ante una política continuista con nuevo vocabulario. Se habla de calidad, de responsabilidad, de sostenibilidad.
Pero lo que se sigue promoviendo es el crecimiento sin freno. Más camas. Más turistas. Más presión sobre recursos que ya no dan más de sí.
La pregunta clave no se formula. ¿Cuántos turistas puede soportar Canarias sin destruir su alma? ¿Cuántas camas más pueden instalarse sin expulsar a los residentes? ¿Cuánta carga puede aguantar un territorio frágil antes de colapsar?
La respuesta es incómoda. Por eso se evita. Porque requiere cambiar de lógica, no de discurso.
Requiere afrontar que el turismo no puede seguir siendo un fin en sí mismo, sino un medio subordinado al bienestar colectivo.
Desde Liberación Canaria lo decimos sin rodeos. No se trata de imponer condiciones simbólicas a nuevas licencias.
Se trata de dejar de otorgarlas. Se trata de imponer límites reales y vinculantes. Se trata de recuperar el control del territorio. Sobre todo, de decidir para quién se gobierna. Si para quienes viven aquí o para quienes solo vienen a explotar y marcharse o capitales extranjeros propietarios del 80% de las camas turísticas.
La consejera ha admitido que el Gobierno carece de competencias para regular los salarios.
Entonces, ¿qué puede garantizar? ¿Que se cumplan convenios que, en muchos casos, ya son insuficientes? ¿Esa es la base de la nueva ley?
Una ley turística que no aborda la presión sobre la vivienda, que no protege los ecosistemas más frágiles, que no frena la turistificación de barrios enteros, no es una ley transformadora.
Es una coartada para seguir como hasta ahora. No se puede gestionar bien lo que ya desborda.
Hace falta una nueva visión. Un modelo que apueste por calidad de vida, oportunidades de progreso y por sostenibilidad de verdad, por un turismo que encaje en el territorio en lugar de someterlo.
Necesitamos repensar el turismo, no refinanciarlo. Rediseñarlo, no edulcorarlo.
Proponemos menos volumen, más valor. Diversificar. Invertir en conservación. Infraestructuras y servicios básicos.
Defender el derecho a la vivienda. Promover la cultura Canaria como señas de identidad no como folclore sino como raíz y orgullo para quienes vivimos aquí.
Esto no va de tecnicismos. Va de decisiones políticas y económicas. Va de a quién se protege y a quién se deja atrás. Va de si se gobierna con valentía o con miedo.
La sociedad canaria está pidiendo otro camino. Y lo está haciendo desde hace tiempo. Ignorar esa demanda no es solo una torpeza política. Es una irresponsabilidad histórica.
El crecimiento turístico debe frenarse. No se puede aplazar. No se puede suavizar. No se puede diluir en informes o promesas.
Hay que ponerle freno. No mañana. Hoy. Empezar a diversificar nuestra economía sin mayores demoras.
Fdo.- Nicolás Cabrera Acosta – Presidente de la Gestora de Liberación Canaria en Lanzarote
La celebración de la III Conferencia de Presidentes, este lunes 23 de junio, representa mucho más que una reunión institucional: es una oportunidad histórica para fijar una hoja de ruta común, realista y valiente ante el mayor desafío transversal que enfrentamos como región: el reto demográfico
Canarias necesita una visión de futuro compartida, adaptada a las singularidades de cada una de sus islas, pero firme en los objetivos: cohesión territorial, calidad de vida, sostenibilidad económica y equilibrio poblacional. No estamos ante un simple ajuste técnico. Se trata de reescribir el guión de las Canarias que queremos y necesitamos para las próximas décadas.
El crecimiento demográfico acelerado en islas como Tenerife, Gran Canaria, Lanzarote y Fuerteventura contrasta con la despoblación progresiva de La Palma, La Gomera o El Hierro. Esta desigualdad no sólo es injusta, sino que limita nuestras capacidades como archipiélago para avanzar con cohesión y equidad.
A esto se suman otras realidades preocupantes: una crisis habitacional, un modelo turístico que ha priorizado la cantidad sobre la calidad, y una planificación urbanística y territorial encorsetada por la lentitud administrativa. Hoy más que nunca, necesitamos una visión integral que ordene el territorio, promueva vivienda asequible y dinamice la economía con responsabilidad ambiental y social.
Como se repite en múltiples ocasiones, el éxito de cualquier estrategia radica en la planificación. No podemos improvisar más. La obligación de actualizar los planos urbanísticos debe ser el punto de partida. Sin una visión clara de qué isla y qué municipio queremos, no podremos avanzar hacia un desarrollo inteligente, resiliente y ordenado.
La hoja de ruta que ya hemos perfilado desde el Parlamento y que ahora debe ganar músculo político y técnico incluye acciones clave: limitar el crecimiento desbordado del turismo en zonas saturadas, impulsar la vivienda pública y rehabilitar el parque inmobiliario obsoleto, regular con equidad el alquiler vacacional y blindar el suelo rústico frente a la especulación.
La excelencia turística no se logra con más camas, sino con más calidad. Apostar por un modelo que genere más ingresos con menos presión demográfica y ambiental es posible. Requiere inversión, formación y dignificación del empleo turístico. Pero también exige abrir la economía a sectores emergentes: la innovación, la industria aeronáutica y aeroespacial, la economía azul, la industria local, la agricultura sostenible. En eso también estamos llamados a actuar con firmeza.
Esta III Conferencia de Presidentes debe consolidar lo que ya hemos comenzado: el Observatorio Canario del Reto Demográfico, un Plan de Acción con específicas por isla y una gobernanza multinivel real. Es el momento de que las conclusiones se convertirán en políticas, y las políticas en cambios perceptibles para los ciudadanos. En La Gomera, como en otras islas verdes, el arraigo poblacional, el acceso a los servicios básicos y la revitalización del patrimonio rural son elementos esenciales para evitar el abandono de nuestros municipios.
Este no es un reto de una legislatura ni de un gobierno. Es el reto de una generación. De nuestra capacidad para acordar, actuar y mirar a largo plazo. Canarias no se puede seguir diagnosticando sin tratar. No podemos permitir que esta sea una paloma que no alza el vuelo. Tenemos la oportunidad de dibujarle el pico y verla volar. Este 23 de junio debe marcar un antes y un después. Con acuerdos firmes, recursos suficientes y voluntad política podemos comenzar a construir una Canarias más justa, equilibrada y sostenible. Esa Canarias que todos deseamos y que merece nuestra gente.
Casimiro Curbelo. Presidente del Cabildo de la isla de La Gomera. Islas Canarias.
Desde los albores de la humanidad hubo sonido, ritmo y música. Sonaron prácticamente junto al primer latido humano, como manifestaciones de las inquietudes, miedos y anhelos más profundos de hombres y mujeres en su necesidad de relacionarse y dar sentido al mundo que habitamos. La música nos ha permitido expresar emociones, alumbrar el camino e incluso “dar nombre a lo innombrable y comunicar lo desconocido”, como dijo el compositor y director de orquesta Leonard Bernstein
Hubo siempre personas con la capacidad de captar los sentimientos más hondos de la sociedad de cada época. Hacían visible -y audible- lo que permanecía oculto pero pujaba por materializarse. La música popular, en sus múltiples expresiones, ha cumplido esta función y ha sido fundamental para dar voz a colectivos que de otro modo habrían carecido de ella, sobre todo cuando no se pisan los grandes salones ni los círculos de poder.
Siempre hubo, en definitiva, quien ha demostrado que, como defendió John Lennon, “la música es todo el mundo y es la respiración” y ha contado para ello con un diapasón social para dar con la nota adecuada y sintonizar con el momento y el lugar, haciéndolos sonar. Y Canarias, lejos de ser una excepción, ha sido un lugar pródigo en este sentido.
En los últimos sesenta y cinco años se han ido sucediendo en el archipiélago movimientos musicales, protagonizados por la juventud de cada momento, con un fuerte compromiso social e identitario. Cada generación ha utilizado su propio lenguaje, sus canales y su manera de trasladarlo al conjunto de la sociedad, en muchos casos desde una militancia activa por la democracia, la lucha contra la desigualdad, la denuncia de un desarrollismo sin freno, la defensa de nuestra identidad o los derechos singulares como pueblo canario.
En los años sesenta y setenta cobra especial relevancia en nuestra tierra el movimiento de la Nueva Canción Canaria. Sigue la estela de la Nova Cançó en Cataluña, el Manifiesto Canción del Sur de Andalucía, Ez Dos Amairu en el País Vasco o la Nueva Canción Chilena y hace una propuesta en la que funden la tradición con la innovación, con un fuerte compromiso social, identitario, nacionalista, de defensa del territorio ante el nacimiento de un turismo sin control, de lucha contra la dictadura y de apuesta por la democracia.
Toma una dimensión muy potente el movimiento “Canarias: Pueblo, Palabra y Canción”, con cantautores relevantes como J.C. Senante, Juvenal, Julio Fajardo, Pepe Paco, Suso Junco y grupos de referencia como Taburiente, Magma 12, Palo, Canto 7 o Pueblo-Tanco. Nacen también Los Sabandeños y Los Gofiones. Y ocupan un lugar significativo de denuncia social grupos como Los Granjeros de Montaña Cardones, de la mano de Sindo Saavedra, o los Chincanayros de Icod de los Vinos.
El Centro de la Cultura Popular Canaria jugó un papel importante en esos momentos puesto que hizo de aglutinador e impulsó, en los años ochenta y noventa, propuestas como la del Taller Canario de Canción, con Marisa, Pedro Guerra, Rogelio Botanz y Andrés Molina.
Fue en los ochenta y los noventa cuando surge un movimiento ligado al rock, el reggae y el punk que expresa el malestar social de esa generación, crítica con el sistema, con el paro y con la desigualdad social y genera un nuevo lenguaje de expresión, provocador e incendiario en muchos de los casos. Tienen detrás referencias como la de Los Canarios o los Stu and Drak, de Moya. Aparecen en escena en esos momentos grupos como Escorbuto Crónico, Prana, Moral Femenina, Familia Real, Teclados Fritos, Ataúd Vacante, Frakaso Skolar, El Eructo del Bisonte, Krull, Los Dalton, Los Coquillos y decenas de tantos otros.
Con la llegada del siglo XXI esta corriente musical reivindicativa se orienta hacia movimientos urbanos, que surgen en los barrios de Las Palmas de Gran Canaria, Santa Cruz de Tenerife, La Laguna, Telde o Arrecife de Lanzarote, entre otros. Echan mano del hip hop, el rap, el reggae, el break dance, el reggaeton, el trap y el graffiti, con influencias africanas y caribeñas -por nuestra situación geográfica y nuestras fusiones culturales- y con una amplia temática ligada a las drogas, el paro juvenil, el racismo, la inmigración o la desigualdad. Abren el camino El Chojin, aún sin ser canario, Grupo Extraño, K-Narias, El Veneno Crew y luego Bejo, Don Patricio, Locoplaya y muchísimos más.
Este fue el marco que abrió el camino a la explosión de la música urbana actual en Canarias, que se ha convertido en una de las formas de expresión más representativa entre la juventud de las islas. La música urbana que se hace en el archipiélago se ha transformado también en un instrumento identitario, de cohesión social y de crítica política. Y habla de discriminación, de precariedad, de lo que sucede en las calles y en los barrios, de feminismo y diversidad, de respeto al medio natural, pero también de orgullo, de identidad y pertenencia. De superación y de voz propia para defender nuestra singularidad.
El referente de todo esta expresión artística convertida en reivindicación de canariedad, de unidad archipielágica, de hacer música “de las ocho pa las ocho”, ha sido Cruz Cafuné. Su movimiento 922-928, los prefijos telefónicos de las dos provincias canarias, ha generado un sello canario, una gran comunidad de sentimiento isleño, de referencia artística e identitaria, de singular relevancia.
Cafuné lo explica con claridad al contestar a uno de sus fans que le pregunta si se puede tatuar esos números: “922 y 928 son los prefijos de nuestras islas, por eso siempre los nombramos. No sé de dónde eres, pero Canarias es una colonia marcada por los flujos migratorios y la mezcla de culturas, mientras lo hagas desde la apreciación y el respeto así vas a tener a una familia”.
Y de esas aguas han bebido y en esas aguas se han sumergido artistas de Canarias como Ptazeta, Sara Socas, Daniela Garsai, Choclock, Kiddo, La Pantera, Abhir Hathi, Izak, El Ima, Juseph y el propio Quevedo. También escritores y escritoras como Andrea Abreu, Meryem El Mehdati o Aida Gómez Rossi, como señala Borja Rubio en su ensayo “928-922: Apuntes sobre la canariedad hirviendo”.
Lo de Quevedo el pasado domingo día 25 de mayo de 2025 en el Estadio de Gran Canaria, no fue, por tanto, fruto de la casualidad ni de la improvisación. Supone por el contrario una pieza más de esa cadena que se prolonga eslabón a eslabón en el tiempo. Para empezar, porque es imposible que más de 40.000 personas se den cita ante un escenario sin que exista una potente llamada artística, social, emotiva e intergeneracional.
Conozco por ejemplo el relato de padres, e incluso de abuelos, que acudieron al concierto sin otra motivación que acompañar a menores de edad. Iban en muchos de los casos envueltos en un nube de escepticismo o de falta de expectativas. Sin embargo, se vieron sorprendidos por la marea de catarsis y por la corriente de felicidad que se vivió esa noche. Comprobaron en persona que Quevedo, más allá de los gustos, posee el don “de enviar luz a los corazones”, tal y como señaló Schumann hace dos siglos.
La comunión vivida se multiplicó con la presencia en el escenario de Los Gofiones y la interpretación de su canción dedicada a Gran Canaria. Y esto tampoco es casual. Demostró la convivencia entre tradición y contemporaneidad que nos caracteriza y que forma parte de nuestra identidad atlántica, fruto de una mezcla enriquecedora. Y más allá de eso, frente al tópico de la despreocupación por lo colectivo de los jóvenes, el estadio rezumó sentimientos de apego, de amor a la isla, de identificación colectiva.
No quiero olvidarme de subrayar que la figura de Quevedo da la vuelta al planeta enarbolando la bandera de Gran Canaria. Y que ha querido celebrar en su isla un concierto icónico que ha supuesto un despliegue técnico y humano sin precedentes, con el impacto económico y de proyección internacional que lleva aparejado. Creo por ello que desenfocan el debate quienes pierden de vista que este joven ha tenido la capacidad de activar ese diapasón social que antes mencionábamos.
Hoy somos tribu, una tribu multicultural, singular y ultraperiférica que nos trae ecos de reivindicación e identidad que debemos tener en cuenta y valorar porque es la voz actual, inteligente y sentida de nuestra gente. La que está llamada a construir la Canarias del futuro.
Antonio Morales Méndez. Presidente del Cabildo de Gran Canaria. Islas Canarias.
Vallehermoso ha vuelto a encender el alma de La Gomera. Y lo ha hecho como mejor sabe: con emoción, con fe y con una memoria que, lejos de desvanecerse, se renueva cada lustro. Porque estas no son unas fiestas más. Son un acto colectivo de reencuentro con lo que somos y de afirmación de lo que no estamos dispuestos a perder: nuestra identidad
El pasado viernes, al calor del pregón, no solo dimos comienzo a las Fiestas Lustrales. Encendimos también algo mucho más profundo: una llama simbólica que nos une más allá del tiempo y la distancia. Esa llama que se encendió en 1697, cuando un matrimonio agradecido erigió la primera ermita a la Virgen del Carmen en El Ingenio, y que tomó forma comunitaria en 1955, cuando los vecinos de Vallehermoso decidieron fundir tradición y pueblo en un único latido: el de las Fiestas Lustrales.
La emoción que recorre cada rincón del municipio en estas fechas tiene un valor incalculable. Vuelve la Virgen del Carmen a descendiendo entre chácaras y tambores. Vuelve el pueblo a llenarse de pasos, de abrazos, de reencuentros esperados. Vuelve la historia a hacerse presente en cada mirada emocionada, en cada gesto heredado de generación en generación.
Quienes nacieron aquí y un día partieron regresarán ahora al calor de la fiesta. Vuelven los hijos y nietos de este pueblo, que llevan en la sangre el eco de las montañas y el rumor del barranco. Regresan desde otros puntos del Archipiélago, desde la Península, desde América, desde lugares lejanos que no han borrado en ellos el arraigo a esta tierra. Y ese retorno, aunque sea por unos días, tiene la fuerza de lo que es esencial: el reencuentro con lo propio.
Ver cómo los mayores expresan su devoción, cómo las nuevas generaciones descubren la Bajada, cómo los barrios se organizan y participan con entusiasmo, es una lección de pertenencia. Aquí no hay solo devoción religiosa. Hay también una espiritualidad laica: la que nace del compromiso con lo que somos y con lo que hemos sido.
Quiero también detenerme en una figura clave de esta edición: Arón Morales, el pregonero. Un pantanero de corazón, investigador y artista, que ha sabido devolvernos con palabras y trazos el alma de estas fiestas. Su cartel no es solo una imagen: es un poema visual que recoge la belleza de nuestro paisaje, las fechas que nos definen, la emoción que nos atraviesa.
Las Fiestas Lustrales son, al mismo tiempo, altar y plaza, historia y modernidad, herencia y promesa. Cada cinco años, Vallehermoso se convierte en el corazón de una isla que late al ritmo de chácaras y tambores. Y ese latido no es pasado: es presente y es futuro. Porque estas fiestas no solo preservan una tradición; también la proyectan hacia adelante, con la vitalidad de quienes siguen apostando por su pueblo.
Hoy más que nunca necesitamos espacios como este, donde la alegría colectiva se entrelaza con la memoria. Donde un pueblo se mira, se abraza y se reconoce.
Que las calles se llenan de alegría. Que suene la emoción. Que viva la tradición. Y que nunca se apague el fuego que, desde Vallehermoso, nos une a todos los gomeros y gomeras –los de aquí y los de allá– en una misma llama de esperanza y orgullo compartido.
Casimiro Curbelo. Presidente del Cabildo de la isla de La Gomera. Islas Canarias.
En la última reunión de presidentes autonómicos, la Torre de Babel se hizo carne… y pinganillo. Lejos de buscar el entendimiento, algunos prefirieron la ceremonia del disparate: traducirse entre lenguas obviando la que todos entienden, gastar lo innecesario y convertir la pluralidad lingüística en una comedia de enredos. España, una vez más, se supera en lo absurdo
Babel en la Conferencia: Pinganillos, loros y otras extravagancias
Dicen que el idioma es para entenderse, pero en España, a veces parece que lo usamos justo para lo contrario. En la última reunión de presidentes autonómicos, el esperanto lingüístico alcanzó nuevas cotas de surrealismo. Allí estaban, en un salón solemne, mandatarios de la misma nación, hablando cada uno en su lengua autonómica, con pinganillos en las orejas como si asistieran a la cumbre del G-20. Más que una conferencia de presidentes, parecía el ensayo general de una ópera coral... en esperanto.
¿Que hay que defender las lenguas oficiales? Por supuesto. ¿Que hay que convertir cada reunión institucional en un teatrillo de reivindicación nacionalista? Pues mira, igual no. Porque una cosa es la riqueza lingüística, y otra montar una feria de traductores simultáneos cuando todos entienden el castellano mejor que Cervantes. Que no estamos hablando del inuit, sino de gallego, catalán, euskera y castellano. Y no parece que el problema sea el idioma, sino la voluntad de armar ruido con él.
El pinganillo, ese aparato que debería ser símbolo de comprensión, aquí se ha convertido en símbolo del absurdo. Y del derroche. Porque nos dicen —con su habitual condescendencia— que esto es "chocolate del loro". Pero, oigan, ¡hay tantos loros ya en el presupuesto que no hay perola que aguante tanto chocolate! Que si el del Senado, que si el del Congreso, que si el de las ruedas de prensa… A este paso, vamos a necesitar pinganillos también en el bar del Parlamento para pedir un café con leche en condiciones.
Todo esto recuerda a la Torre de Babel, pero sin castigo divino: aquí el castigo nos lo autoinfligimos encantados. Unos se tapan los oídos, otros se desgañitan, y al final nadie se escucha. Porque con falta de entendimiento —lingüístico, político o simplemente lógico— no se construye nada. Ni consensos, ni país, ni sentido común.
Convertir cada idioma en una trinchera es tan inútil como costoso. Se han olvidado de que la lengua, antes que identidad, es herramienta. Herramienta para comunicarse. Y mientras los pinganillos siguen pitando, los ciudadanos —esos que sí tienen problemas reales— miran el esperpento con una mezcla de bochorno y resignación.
Pero claro, todo esto, según algunos, es por respeto a la pluralidad. Muy bien. Pues pluralidad sí. Pero sentido del ridículo también, por favor.
Néstor Martín-Fernández de la Torre se sumergía con cristales al otro lado de la Barra de Las Canteras. Lograba contemplar con otra mirada lo que ocultaba el mar más allá del arrecife. Era su modo de mirar la vida y el océano y así lo plasmó en la icónica serie pictórica ‘Poemas del Atlántico’. A ese océano y su indisociable relación con la isla le cantaron con fruición Tomás Morales, Alonso Quesada o Saulo Torón, los tres, además, trabajadores portuarios
Estas pinceladas me sirven para dirigir el mirafondo hacia la dimensión social, cultural, económica y medioambiental que posee el mar para Canarias y en especial para Gran Canaria. He mencionado a artistas cuyo legado ha quedado grabado en libros y lienzos, pero quiero remarcar la herencia tantas veces anónima que nos han dejado los hombres y mujeres que durante siglos han convivido con las aguas que nos rodean, porque estas personas han escrito nuestra historia con tinta ensalitrada. Me viene a la cabeza la memoria de los barcos saliendo del refugio al amanecer mientras las primeras luces del día encendían las fachadas de las casas de los barrios altos, pintadas con la misma pintura que protegía el casco de los botes pesqueros. Pienso en aquel saber marinero, el que conocía los manantiales de los riscos entre La Aldea y Veneguera y de los que se servían cuando se acaba el agua a bordo. Era una muestra del cordón umbilical establecido entre la costa y la tierra en Gran Canaria.
El Cabildo es consciente de la importancia del medio marino para un territorio que no solo mira, protege, vive y ama el mar, sino que además está definido por su condición de isla rodeada de mar. Así ha sido desde que emergió de su fondo y llegó a ser el escenario de una aventura humana con rasgos únicos y marcadamente atlánticos. Somos orilla y somos horizonte porque somos una entidad social en medio de las aguas. En este contexto, sobresalen en la superficie dos elementos que me parecen fundamentales. El primero es que no podemos ser una nave a la deriva. En segundo lugar, y como subrayan cada vez más voces científicas, el futuro será azul o no será. Precisamente por eso, nuestro proyecto de Ecoísla se apoya cada vez con más fuerza sobre las actividades relacionadas con el medio marino para levantar una isla autocentrada y sostenible con una combinación de usos tradicionales, estrategias insulares y tecnologías de última generación.
Es, además, el mejor puerto de salida para nuevas e ilusionantes oportunidades de formación y empleo en el ámbito de la economía azul, para la diversificación, la seguridad hídrica o la soberanía alimentaria. Y, por supuesto, para seguir la hoja de ruta de quienes nos precedieron y nos dejaron su ejemplo de relación con el mar, con este ser cambiante, vivo, a veces irascible, pero siempre generoso, que nos abraza y nos condiciona, pero que nos ofrece al mismo tiempo opciones tan infinitas. Las mareas de las agendas insular e internacional nos conducen hacia un mismo lugar y revelan el liderazgo de Gran Canaria en el desarrollo de la economía azul (que hoy supera el 8% del PIB insular) las políticas de conservación del medio marino y la adaptación a los efectos sobre los enclaves costeros del cambio climático, además de como foro para el debate.
Gran Canaria acogió recientemente las I Jornadas Internacionales sobre Áreas Marinas Protegidas del Atlántico Centro Oriental. En este marco, tuve la ocasión de exponer, ante una nutrida comunidad científica y de especialistas, el crecimiento de las iniciativas sectoriales relacionadas con el medio marino.
Uno de los proyectos más ilusionantes es la creación del Parque Nacional de Guguy que, además de la protección de un cardonal y tabaibal único en el mundo, abarca un espacio marino de gran valor que distinguirá a este enclave como el primero de España que combina espacios terrestres y marinos. Su modelo combinado se aprovecha de la experiencia y el espíritu de la Reserva de la Biosfera de Gran Canaria, que celebra en junio su vigésimo aniversario. Incluye más de 30.000 hectáreas marinas y ha sido nuestro faro para no encallar en el olvido y tener presente el necesario equilibrio entre la actividad humana y el mar. En otros tiempos, según atestigua la toponimia, hubo quien recorría el pie de los acantilados en busca de ámbar, el oro del oceáno. Hoy sabemos que avanzar económicamente en azul es un tesoro al alcance de la mano.
El Gobierno de la isla rema a favor de la economía azul en estrecha relación con la Facultad de Ciencias del Mar de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, una fuente permanente de investigaciones que contribuyen a su protección y sostenibilidad, al igual que el Instituto Universitario de Oceanografía y Cambio Global, el Instituto Canario de Ciencias Marinas o el Banco Español de Algas. Esta concentración de conocimiento de la que puede presumir la isla cristaliza también en el Instituto Universitario ECOAQUA.
Estamos impulsando el puerto de Taliarte como un espacio clave para la investigación, la pesca tradicional, la acuicultura y los deportes náuticos. Ahí comprobamos hace muy poco las oportunidades laborales que se abren para nuestra juventud en las jornadas de puertas abiertas del centro de entrenamiento marítimo del Grupo Stier.
En la última década, el Cabildo ha contribuido a extender este mar de conocimiento con ayudas directas a entidades que desarrollan actividades de I+D+i en el medio marino, incluido el apoyo a la Plataforma Oceánica de Canarias (PLOCAN) para la contratación de personal altamente especializado. Igualmente, hemos colaborado con el Instituto Tecnológico de Canarias (ITC) en el desarrollo de proyectos tecnológicos en materia de desalinización, además de financiar programas para potenciar el talento científico. Por otro lado, el proyecto Bioasis del Cabildo en la Incubadora de Alta Tecnología en Biotecnología Azul y Acuicultura respalda a más de 30 empresas emergentes que desarrollan propuestas innovadoras.
Nuestro puerto de La Luz y de Las Palmas reafirma su liderazgo en el Atlántico Medio. Hemos crecido casi un 10% en TEUS/Contenedores, un 7, 22% en mercancía en general y un 22,84% en avituallamiento. Gran canaria se consolida en Canarias y en el Atlantico Medio como centro neurálgico del transporte, la logística y los servicios portuarios. Fimar nos mostrará, igualmente, a principios del próximo mes, otras maneras de relacionarnos con el océano a través de la náutica o los deportes marinos donde somos líderes mundiales, donde tantos triunfos internacionales hemos alcanzado.
También en fechas muy recientes, tuve ocasión de presentar la planta fotovoltaica de la Cofradía de Arguineguín, dentro del plan insular para hacer más rentables y sostenibles las instalaciones del sector primario. La pesca tradicional y la acuicultura emergente conforman un binomio clave para la protección y la soberanía alimentaria. El goteo es incesante. Y, poco a poco, se convierte en una ola que llega a la orilla para remover cimientos y crear otros nuevos. En 2027 será realidad el centro polifuncional para el desarrollo de actividades innovadoras en servicios marítimos y portuarios que promueve en el puerto la Sociedad de Promoción Económica de Gran Canaria (Spegc). Y, junto a la Autoridad Portuaria y el ITC, participamos en el proyecto de la planta de producción de hidrógeno verde destinada al tráfico en el Puerto de la Luz. Igualmente, Gran Canaria ha sido elegida como el primer lugar de España para implantar la eólica marina, que potenciará también nuestra industria naval.
Hay un cofre de especial valor bajo las aguas que nos bañan. Porque dentro se esconde una llave crucial para nuestra supervivencia. Las aguas desaladas del proyecto Salto de Chira no solo nos proporcionarán seguridad energética y una penetración de las renovables que rondarán el 60%. Los caudales excedentarios que regarán las cuencas de la cumbre procederán del mar. Y encuentro algo especialmente sugerente en ello, ahora que sabemos, gracias a los estudios del convenio entre el Cabildo y la ULPGC sobre el poblamiento y la evolución humana de la zona declarada Patrimonio Mundial, que la población aborigen incorporó a su alimentación lapas y otros recursos marinos.
El tiempo es cíclico. Pero también se agota. Y el tiempo para hacer frente a los retos del calentamiento global es ahora. Si no cuidamos el mar, estaremos hablando de hacer castillos en el aire. O, mejor dicho, castillos sobre la arena que se llevará el ascenso del nivel de los océanos. Literalmente. Este año, el Seminario de Comarcas Sostenibles de la Mancomunidad del Sureste se centró justamente en este hecho. En su inauguración, subrayé que el nivel del mar está aumentado en Canarias a un ritmo de entre 2,5 y 3,5 milímetros al año, a lo que se suma la progresiva elevación de la temperatura.
Los factores de riesgo costero son una parte esencial de la estrategia de adaptación y mitigación al cambio climático del Cabildo, que además despliega ahora mismo actuaciones concretas. Es el caso del LIFE COSTAdapta para una intervención integral de adaptación basada en soluciones naturales, participación ciudadana y tecnología avanzada de simulación costera. O del proyecto Natalie para ejecutar el primer Sistema Urbano de Drenaje Sostenible (SUDS) insular a gran escala, una infraestructura verde para gestionar el agua de lluvia y adaptarnos a fenómenos meteorológicos extremos. Cada euro invertido en prevención puede evitar hasta 14 euros en costes de reparación y recuperación, si actuamos a tiempo. El coste de no hacer nada, o de llegar tarde, es infinitamente mayor.
Nuestra participación en la Misión de Adaptación de la UE refleja ese compromiso, evidenciado en la presencia de una delegación del Cabildo en la reunión de Wroclaw (Polonia) el pasado 20 de mayo. Tengo otras fechas subrayadas en el calendario. El próximo 8 de junio es el Día Mundial de los Océanos. Y el día 9 comienza la Conferencia de la ONU sobre los Océanos en busca de un acuerdo global para mares más saludables. Aquí, en Gran Canaria, ya hemos clavado esa bandera en el arenal. Nuestro futuro será azul o no lo será.
Antonio Morales Méndez. Presidente del Cabildo de Gran Canaria. Islas Canarias.
La política en España transita hoy por un camino cada vez más alejado del sentido común. La confrontación constante, el cruce de acusación y el protagonismo estéril han desdibujado la verdadera esencia del servicio público: trabajar por el bienestar de los ciudadanos. Nos encontramos atrapados en una espiral de polarización donde los grandes consensos han sido sustituidos por el cálculo político, y donde los asuntos que verdaderamente importan –como la crisis migratoria, la vivienda o la financiación autonómica– siguen quedando relegados a un segundo plano
Resulta profundamente decepcionante comprobar cómo, en espacios concebidos para el entendimiento, la búsqueda del consenso y la cooperación entre territorios, como la reciente Conferencia de Presidentes celebrada en Barcelona, se pierden oportunidades históricas para avanzar en soluciones efectivas. Este encuentro debía ser una cita clave para dar respuestas concretas a problemas estructurales. Pero, una vez más, ha quedado en evidencia la incapacidad de los grandes partidos para anteponer el interés general a la lucha partidista.
Para Canarias, las consecuencias de esta inacción son especialmente graves. Nuestra condición de región ultraperiférica, la insularidad y la lejanía del territorio continental suponen sobrecostes y desventajas que deben ser compensados con responsabilidad institucional y solidaridad interterritorial. Sin embargo, lo que observamos es justo lo contrario: una preocupante indiferencia que se traduce en trabajos, incumplimientos y falta de compromiso.
Un ejemplo flagrante es la gestión de los menores migrantes no acompañados. A pesar de la convalidación del Real Decreto-ley que modificó el artículo 35 de la Ley de Extranjería, con el fin de establecer un sistema de distribución más equitativo entre comunidades, seguimos esperando su aplicación efectiva. Las comunidades autónomas continúan sin asumir su parte de responsabilidad, mientras Canarias carga con un peso desproporcionado, tanto humanitario como logístico. Esta situación vulnerable no sólo la lógica solidaria, sino también el cumplimiento de la ley por parte del propio Estado.
Otro de los asuntos malogrados en la Conferencia fue la crisis habitacional. En el caso canario, esta problemática se agrava en muchas zonas donde se ha ido tensionando el mercado inmobiliario. Es indispensable reconocer que Canarias se enfrenta a una realidad singular que exige políticas específicas y coordinadas.
En el ámbito de la financiación autonómica, seguimos esperando una reforma justa que tenga en cuenta los incrementos demográficos, las singularidades insulares y los sobrecostes derivados de nuestra dependencia exterior. Mientras no se revisa el sistema actual, seguiremos arrastrando déficits estructurales que comprometen la sostenibilidad de nuestros servicios públicos y el desarrollo del territorio.
Que la Conferencia de Presidentes haya finalizado sin acuerdos significativos no es, lamentablemente, una sorpresa. Ya lo advertí días antes del encuentro: esperaba poco, precisamente por la falta de altura política que se ha instalado en el debate nacional. Pero confieso que me sigue sorprendiendo la ligereza con la que se desperdician espacios de diálogo que podrían transformar la realidad de millones de ciudadanos.
En tiempos de profunda transformación social y económica, la política necesita más que nunca recuperar el sentido común, el respeto institucional y la capacidad de construir consensos. Tristemente, lo que vemos es una dinámica del “y tú más” que alimenta el desapego ciudadano y erosiona la confianza en las instituciones.
Canarias no puede seguir esperando. Necesitamos con urgencia una respuesta solidaria y eficaz al fenómeno migratorio, un pacto serio para garantizar el derecho a la vivienda y una financiación que nos permita avanzar sin lastrar nuestro desarrollo. Las herramientas están sobre la mesa. Lo que falta es voluntad política.
La Conferencia de Presidentes fue una nueva oportunidad perdida. Pero no puede ser la última. Si queremos un país cohesionado, justo y próspero, debemos empezar por dejar atrás la confrontación y centrarnos en lo esencial: solucionar los problemas de la gente, que para eso nos han elegido y otorgado la responsabilidad que ostentamos.
Casimiro Curbelo. Presidente del Cabildo de la isla de La Gomera. Islas Canarias.
La semana pasada publiqué un artículo en este mismo medio dando cuenta de los datos de la evolución socioeconómica de Gran Canaria en el último año. Resumía lo trasladado al pleno del Cabildo durante el debate sobre el estado de la isla. Ahora les hago llegar un segundo texto, que completa el de la semana pasada, donde abordo las principales políticas públicas llevadas a cabo en el último año que sustentan el modelo de isla que estamos construyendo
Gran Canaria está experimentando una transformación liderada por un modelo que ha dejado de ser eslogan para convertirse en acción: la ecoísla. Esta estrategia busca garantizar un desarrollo resiliente, autosuficiente y adaptado a los desafíos del siglo XXI. Más allá de las palabras, hoy ese concepto se traduce en obras, programas y datos que avalan el rumbo emprendido.
La transición energética es uno de los pilares más visibles. El proyecto Salto de Chira, cuya ejecución se aproxima al 50%, simboliza esta apuesta. Concebido como una “gran batería” verde, permitirá duplicar el peso de las energías renovables en el mix energético insular, superando el 50% de penetración. Con una inversión que ronda los 589 millones de euros, esta infraestructura no solo tiene valor técnico: también es un ejercicio de memoria histórica y de respeto al entorno, al aprovechar las presas que en su día protegieron a la isla del desabastecimiento hídrico. Pero no se trata de un proyecto aislado. La implicación de miles de grancanarios y grancanarias en el autoconsumo, las comunidades energéticas y la expansión de instalaciones fotovoltaicas y eólicas está permitiendo que la isla lidere —tras El Hierro— la transición hacia un modelo energético limpio y descentralizado.
Esta lógica de soberanía también se extiende al agua. A pesar de un contexto de sequía persistente - es la quinta isla en la que menos llueve- Gran Canaria ha logrado evitar la declaración de emergencia hídrica, gracias a un esfuerzo de planificación y a la inversión sostenida en infraestructuras. El Consejo Insular de Aguas ha aportado 15 millones de metros cúbicos al sector agrícola, casi la mitad procedente de fuentes regeneradas. La modernización de estaciones depuradoras y de plantas desaladoras refuerza la capacidad de la isla para gestionar este recurso esencial con eficiencia y responsabilidad.
A esta estrategia hídrica se suma una firme apuesta por la soberanía alimentaria. El Cabildo ha promovido una concertación sin precedentes entre productores locales, cadenas de distribución y administraciones para incrementar la producción y fomentar el consumo de productos kilómetro cero. Iniciativas como Gran Canaria Me Gusta o el impulso a la gastronomía autóctona no solo prestigian el producto local, sino que también dinamizan el sector primario y refuerzan la identidad insular.
El modelo de ecoísla también tiene su traducción en la movilidad. La gratuidad del transporte público ha tenido un impacto contundente: 104 millones de viajes gratuitos en 2024, una cifra histórica que no solo alivia el bolsillo de la ciudadanía, sino que reduce emisiones y descongestiona las vías. Se han destinado 53 millones de euros a la digitalización y modernización del transporte público. En paralelo, el proyecto del tren de cercanías avanza con paso firme. Ya se ha finalizado su redacción técnica, se tramita la evaluación ambiental y se han iniciado las expropiaciones con una partida de más de 16 millones de euros. Un paso esencial hacia una isla más conectada y sostenible.
Y la sostenibilidad también implica cohesión social. Durante el último año, el Cabildo ha incrementado el presupuesto sociosanitario hasta los 176 millones de euros. Se han creado 1.026 nuevas plazas en atención a mayores, personas con discapacidad o con problemas de salud mental, alcanzando un total de 8.592 personas. Además, se han incrementado en 80.000 las horas de servicios de ayuda a domicilio y promoción de la autonomía personal, fundamentales para una sociedad del cuidado. Otro hito relevante ha sido el primer Concierto Social para la Atención a Menores Tutelados, que dará cobertura a 36 hogares de protección con una inversión de 119 millones en cinco años. Esta fórmula con entidades del tercer sector aporta agilidad y estabilidad a un servicio especialmente delicado y necesario. También comenzó su andadura el Servicio de Atención a las Víctimas de Ciberviolencia Machista.
Otro frente prioritario es la vivienda. Por primera vez en años, se han iniciado promociones de construcción pública impulsadas directamente desde el Cabildo. Se trata de 63 viviendas energéticamente eficientes, con una inversión de 9,4 millones, de los cuales más de 7 proceden de fondos propios. A esta acción se suma la rehabilitación de más de 500 viviendas, con lo que se duplica el parque de vivienda pública insular. A pesar de las limitaciones competenciales, esta política demuestra voluntad política y capacidad de respuesta ante una necesidad creciente.
La economía grancanaria se está diversificando. Sectores como la economía azul, que ya representa el 8% del PIB, la biotecnología marina, las energías renovables y las industrias creativas están ganando peso. En 2024 se rodaron en la isla más de 140 producciones audiovisuales con un impacto económico superior a los 90 millones de euros. El plató virtual del complejo audiovisual ya está operativo y atrae nuevas inversiones. La creatividad digital, las TIC, la I+D+i y proyectos como BIOASIS o SITGRAN consolidan un nuevo ecosistema productivo más robusto y competitivo. INFECAR es un buen ejemplo de esta dinámica. Ha acogido 150 eventos y más de 900 empresas expositoras en el último año, duplicando cifras anteriores. La futura construcción de un pabellón multifuncional, con estándares de sostenibilidad y calidad arquitectónica, reforzará su papel como nodo económico y cultural clave.
En el último año se ha aprobado también el Plan de Ordenación de Gran Canaria y planes territoriales como el del norte. Se ha estrechado la colaboración con las pymes actuando en las áreas industriales y en las zonas comerciales abiertas. También se ha impulsado Moda Cálida con su internacionalización. Igualmente se han iniciado obras viarias importantes como la que une Valsequillo con Telde.
El turismo, pese a la complejidad del escenario global, sigue mostrando fortaleza. Gran Canaria es líder en gasto por turista en Canarias en seis de los últimos siete años. En 2024, la isla superó los 6.000 millones de euros en facturación, un 10,5% más que el año anterior. Este crecimiento ha sido acompañado por estabilidad laboral, fruto de acuerdos entre patronales y sindicatos, y por una política insular que apuesta por un turismo sostenible y diversificado.
La cultura y el patrimonio son también ejes de esta estrategia transformadora. El Museo de Bellas Artes (MUBEA) está en su fase final de ejecución. La programación cultural ha llevado a cabo hitos como el centenario de Alonso Quesada o la retrospectiva sobre Martín Chirino. El Instituto de Gestión Integrada del Patrimonio Mundial ha inaugurado sus nuevas sedes, distintos centros de interpretación con una inversión de más de 13 millones en territorio protegido. Ha sido reconocido internacionalmente, consolidando la posición de Gran Canaria como referente en paisajes culturales.
En el ámbito deportivo, la isla se consolida como epicentro de grandes eventos. Ha sido confirmada como sede del Mundial de Fútbol 2030 y ha acogido competiciones de máximo nivel como la Copa del Rey de baloncesto o el Mundial de Rallies. Para afianzar esta propuesta, el Cabildo ha puesto en marcha un plan de modernización de instalaciones deportivas, con una inversión de más de 200 millones de euros, que incluye obras como el nuevo Estadio Gran Canaria, el Centro Insular de Deportes, la Ciudad Deportiva Gran Canaria, el Gran Canaria Arena y numerosas infraestructuras municipales.
La cooperación con los 21 municipios de la isla se refuerza mediante programas como el Plan Extraordinario de Inversiones, el Plan de Cooperación y el FDCAN. En conjunto, movilizan más de 800 millones de euros en actuaciones estructurantes. Además, Gran Canaria se reafirma como referente en cooperación internacional. Más del 0,7% del presupuesto insular se destina a proyectos de solidaridad en 25 países, en colaboración con más de 60 ONGs.
Finalmente, en el ámbito institucional, el Cabildo ha avanzado en modernización administrativa, planificación estratégica y gobernanza digital, al tiempo que mantiene su papel como voz de la isla ante instancias autonómicas y estatales, defendiendo cuestiones clave como la financiación de servicios sociosanitarios, la gestión migratoria o las infraestructuras estratégicas.
Nada de esto sería posible sin una gestión económica solvente. El Cabildo mantiene una ejecución presupuestaria del 82%, con un endeudamiento prácticamente nulo. Los presupuestos para 2025 ascienden a casi 986 millones de euros. A ello se suman más de 1.600 millones en planes de inversión en marcha, con efectos directos sobre el empleo y la actividad económica.
Gran Canaria es hoy una isla que no se conforma. Una isla que lidera porque tiene proyecto, alianzas, consenso y una ciudadanía cada vez más implicada en un destino común. Una isla que, lejos de la resignación, reivindica su centralidad en el Atlántico Medio como espacio de diálogo, innovación y sostenibilidad.
Cuando la violencia irrumpe sin aviso, la rapidez de la respuesta policial se mide entre el deber, la ley y el juicio público
El pasado lunes, el aeropuerto de Gran Canaria fue escenario de un episodio trágico y estremecedor. Un hombre, aparentemente fuera de sí, armado con un cuchillo, atacó a un taxista. Minutos después, se encaró con la Policía Nacional, que intervino con celeridad. El desenlace: cinco disparos y un cadáver en la terminal. El suceso ha reabierto un debate espinoso, inevitablemente cargado de emociones: ¿fue proporcional la respuesta de los agentes?, ¿era necesario abatirlo?, ¿se pudo evitar su muerte? El miedo se propagó como una onda sísmica entre los viajeros que presenciaron la escena, donde la violencia irrumpió sin previo aviso.
En medio del desconcierto, emergen con fuerza interrogantes legítimos, pero también juicios apresurados. Las redes sociales, tan instantáneas como implacables, se llenaron de vídeos, opiniones y críticas. Algunos cuestionaban el número de disparos; otros señalaban con razón que cinco cuchilladas certeras matan igual que mata un disparo certero. No se trataba de una pelea de bar ni de una gresca entre iguales. Un enfrentamiento entre un malhechor y la policía no es como subirse a un ring, con las mismas reglas para unos y otros. El agresor no anunciaba sus movimientos ni respetaba norma alguna. La policía, en cambio, sí está obligada a medir su actuación, bajo la presión del tiempo, del riesgo y del deber. Y eso —conviene recordarlo— no es una ventaja, sino un desafío mayúsculo.
La sociedad moderna vive entre dos extremos: el de la complacencia y el de la condena automática. Cada vez que ocurre un suceso como este, se levanta la disyuntiva moral entre disparar o esperar. Pero esperar, en esos pocos segundos de tensión extrema, puede costar vidas inocentes. La proporción está en la intención:¿había intención de matar por parte del agresor? ¿se quiso neutralizar o ejecutar?, ¿se disparó para evitar más víctimas o como castigo instantáneo? En este caso, por la forma de actuar, podría incluso tratarse de un lobo solitario, de los que desgraciadamente, oímos hablar en los telediarios. No es el caso. No había reivindicaciones ideológicas ni religiosas. Parece ser que actuó movido por una pulsión violenta que brotó sin provocación previa.
Una amenaza que no entiende de contextos ni espera a ser desactivada por el diálogo. Frente a ello, la policía tiene la obligación de actuar, y la sociedad, la de comprender la diferencia entre una intervención legítima y un abuso. Sí, cada disparo es una derrota de la razón y un golpe a la conciencia colectiva. Pero también lo es cada cuchillo que hiere, cada víctima que sangra sin sentido. El dilema entre cinco tiros o cinco puñaladas no es trivial, ni se resuelve en blanco y negro. La seguridad exige decisiones duras, y a veces, decisiones trágicas.
Lamentamos la muerte. Lamentamos que siga habiendo personas dispuestas a sembrar el caos. Pero no deberíamos lamentar que quienes están para protegernos lo hagan con firmeza, dentro del marco legal, aunque eso nos enfrente a preguntas incómodas. Porque el desconcierto pasará, pero la verdad y la justicia, si las cuidamos, permanecen.
La popular y veterana emisora de radio "Radio faro del Noroeste" sigue su proyección hacia una mayor ampliación de su cobertura.